La hija de luto

No tenim por! (¡No tenemos miedo!) El clamor unánime de la ciudadanía y la clase política contra los brutales atentados con sello yihadista de Barcelona y Cambrils del 17-A abría este sábado, en catalán, la portada del diario El País. Todo un gesto, por parte del rotativo español de referencia… embrutecido en páginas interiores por la infame viñeta del caricaturista Peridis. En el dibujo, Puigdemont vuela por los aires al grito de “nosotros continuamos con la hoja de ruta” mientras, al borde del precipicio, un matrimonio con la hija vestida de negro responde: “Nosotros quedamos con la hija de luto”. Quien esto suscribe, como tantos y tantos otros, somos padres de hijas -e hijos-. De una, en concreto. El jueves de la tragedia, la furgoneta asesina pasó muy cerca de la tienda donde trabaja la chica. Justo después llamó a casa: “Estoy bien. Dicen que un coche ha empezado a atropellar a gente en La Rambla con plaza de Catalunya. Hay muchos muertos”. Hay que ser miserable para dibujar y escribir según qué con 22 personas muertas -incluidos los agredidos (los 13 de La Rambla, el joven apuñalado de Vilafranca y la mujer de Cambrils) y parte de los agresores (los cinco terroristas de Cambrils y dos de Alcanar)-, 130 heridos y un país (y medio mundo) conmocionado por el nuevo zarpazo de la sinrazón terrorista. Un país conmocionado, pero no bloqueado. Conmocionado, pero no superado por los acontecimientos. Conmocionado, pero hecho una piña. Conmocionado, pero no confundido. Conmocionado, pero en pie, muy en pie.

¿Es eso lo que molesta a los Peridis, a quien les paga y a quien les aplaude?

¿Es eso lo que molesta? ¿Que Catalunya, que su ciudadanía, sus residentes -los turistas, principales damnificados de la cobarde acción terrorista-, y sus responsables públicos, del país y de Barcelona, hayan sabido gestionar con serenidad, firmeza, determinación, transparencia informativa y efectividad policial la peor crisis provocada por el terrorismo islamista en el Estado español desde el 11-M? ¿Que lo hayan hecho -y lo estén haciendo- sin tener que depender de nadie y a pesar de la escasez de sus recursos? ¿De sus… inexistentes -y prohibidas por el Tribunal Constitucional- “estructuras de Estado”? ¿Que Catalunya actúe como una sociedad mayor de edad ante una crisis terrible? ¿Como el Estado que podría llegar a ser?

¿Es eso lo que molesta? ¿Que el president de Catalunya y su conseller de Interior y el máximo jefe operativo de los Mossos hayan dicho la verdad en todo momento a la ciudadanía sobre lo que estaba pasando y lo hayan hecho con la celeridad que reclama la situación y, a la vez, realizando el extraordinario ejercicio de prudencia que pide una investigación y una persecución de los criminales aún abierta? ¿Y que sea esta actitud, osaría decir, esta ética, justamente el reverso de la que guió la actuación de José María Aznar y su gobierno, del cual formaba parte Mariano Rajoy, el día de la masacre de Atocha? ¿Se acuerdan de la gente delante la sede del PP? “¿Quién ha sido? ¿Quién ha sido?”, gritaban. Y, por cierto: ¿es que se suspendieron las elecciones generales de dos días después pese a los 192 muertos y los 2057 heridos, Peridis?

¿Es eso lo que molesta? ¿Que Catalunya haya vuelto a ser un modelo para el mundo, como ha puesto de relieve la prensa internacional? ¿La prensa que casi ha llegado a lamentar que los EE.UU. no estén presididos por un Puigdemont en vez de por un Trump por lo que se refiere al respeto a la diversidad étnica y/o religiosa y el tratamiento de la complejidad social y cultural? ¿Que el conseller de Exteriores Romeva, a pesar del Tribunal Constitucional, actúe como un ministro de Exteriores recibiendo a sus homólogos extranjeros desplazados a Barcelona para interesarse por sus connacionales muertos o heridos?

¿Que el rey y la reina de España y el presidente y la vicepresidenta de su gobierno aterricen tarde y mal en el escenario de los hechos y con cara de haberse equivocado de país? ¿Que el ministro del Interior, el mismo que hace cuatro días se negaba a convocar la Junta de Seguridad de Catalunya pese al nivel de alerta terrorista y a facilitar el acceso de los Mossos a los dispositivos europeos de coordinación y acceso a datos contra el terrorismo haya comparecido 45 horas después de la matanza? ¿Es eso lo que molesta?

¿Es eso, lo que molesta? ¿Que mientras el Gobierno de Rajoy enviaba a la Guardia Civil a interrogar a cargos del Ejecutivo de Puigdemont por los preparativos del referéndum, a finales de julio, la fábrica de explosivos de la célula yihadista trabajara a pleno rendimiento en Alcanar para preparar un atentado todavía más brutal? ¿Que Rajoy, en fin, haya tenido que comparecer, casi 24 horas después de la masacre de La Rambla, al lado de Puigdemont? ¿Del mismo Puigdemont a quien la justicia española, a instancias del Gobierno del PP, podría enviar a la prisión por “sedicioso”?

Se entiende que todo eso moleste, porque como han empezado a detectar los más listos del unionismo impreso, efectivamente, el 17-A cambiará muchas cosas y ya ha empezado a cambiarlas. El 17-A ha roto muchos guiones, muchos relatos de laboratorio sobre el proceso independentista. Algunos de ellos nucleares, como la imagen de unos Mossos convertidos en una especie de guardia pretoriana de los dirigentes del independentismo en un paisaje balcánico de violencia e inseguridad. Después de la masacre de La Rambla y la eficaz respuesta policial del Govern, o sea, de la autoridad-nacional-catalana, queda clara, muy clara, cuál es la prioridad número uno. Por mucho que se empeñen la caverna y sus adláteres políticos (y algunos aprendices de brujo locales) este es y quiere ser un país ordenado, donde se respeta la ley y los derechos de la gente, no una república bananera. A partir de ahora, Rajoy y Soraya lo tendrán bastante más difícil para convencer también a la gente de orden de aquí -especialmente el mundo de la empresa- de que la Generalitat está dirigida por una banda de locos que llevan el país hacia el desastre.

Se entiende que todo eso moleste. Y cuidado, porque, como se volverá a evidenciar en la manifestación convocada para el sábado próximo por Puigdemont y la alcaldesa Colau a favor de la paz y la convivencia, Catalunya no tiene miedo. No tiene miedo a nada, Mariano.

ELNACIONAL.CAT