Convertir los deseos en votos

En el gráfico adjunto se muestra el grado de participación en el referéndum previsto por las ocho encuestas más recientes. Pero Rajoy se va de vacaciones confiado en que los juicios, las amenazas y la intervención del Estado impedirán que los deseos de las encuestas se conviertan en votos.

El 1-O va ser una batalla entre la ciudadanía de Catalunya que quiere ejercer el derecho a decidir y el Estado que quiere impedirlo. Y como en toda batalla el resultado va a depender de las fuerzas, las alianzas, la determinación y la habilidad de las fuerzas enfrentadas. En estas circunstancias las encuestas tienen un valor predictivo limitado. Las ocho encuestas citadas muestran que una mayoría del pueblo de Catalunya quiere ir a votar el 1-O aunque se trate de un referéndum declarado ilegal por el Estado y que una amplia mayoría de los que piensan votar se inclina por la independencia. Pero como no se sabe el grado de fuerza que va a emplear el Estado para impedir la votación las encuestas no pueden medir la decisión de ir a votar a pesar de todo. Tampoco se conoce el grado de movilización ciudadana que se va a alcanzar el 1-O; los principales indicios se van a tener en la respuesta a la suspensión por parte del Constitucional de la ley del referéndum (que se presentará este lunes al Parlament) y, sobre todo, en la manifestación del 11 de setiembre. Los acontecimientos se acelerarán probablemente a partir de la segunda quincena de agosto y no está claro que las encuestas puedan seguir la evolución de la determinación y el estado de ánimo de la gran mayoría de la población catalana que es favorable a la celebración de un referéndum.

Sin embrago, a pesar de las limitaciones señaladas, las encuestas muestran algunos datos importantes. En primer lugar, el hecho de que la mayoría de la población se muestre dispuesta a ir a votar a pesar de ser un referéndum declarado ilegal y de la represión judicial ya ejercida: todas las encuestas sitúan la participación por encima del 64%, a excepción de la de la La Vanguardia (54%). Se trata de un porcentaje perfectamente homologable al de los referéndums anteriores: Constitución de 1978 (69%), Estatut del 79 (59%), permanencia en la OTAN (63%), Constitución europea del 2005 (41%) y Estatut del 2006 (49%).

En segundo lugar las encuestas prevén un holgado triunfo del Sí (por encima del 57%), por la sencilla razón que los partidarios de la independencia son los más motivados para ir a votar a pesar de todos los obstáculos. Pero la fuerza del referéndum no va a depender sólo del porcentaje de votos afirmativos, sino de ellos y de la participación, de la capacidad de convencer a los partidarios del No y del voto blanco o nulo de que, a pesar de las amenazas, deben ir a votar el 1-O como un acto de defensa de la democracia y del derecho a decidir. En la encuesta del CEO un 23,5% de los encuestados declaran que van a votar No y un 18% en la última del diario Ara (para la discrepancia en los resultados se puede consultar la explicación de Jordi Muñoz). Ampliar o al menos mantener este porcentaje es pues un tarea importante.

En todos los partidos contrarios al referéndum hay un porcentaje de votantes que se declara dispuesto a participar el 1-O; según la última encuesta del CEO: 5,1% del PP, 7,8 de C’s y 17% del PSC.

La situación más compleja se da entre los votantes de Catalunya Sí Que És Pot y de Catalunya en Comú (las encuestas preguntan a veces por una y a veces por otra). El CEO muestra que el 45,6% de la primera están a favor de un referéndum aunque no sea pactado; y la segunda encuesta del Ara indica que el 59% de los votantes de la segunda candidatura acudirán con seguridad a votar el 1-O. Como se recordará en la primera candidatura está incluido Podem, cuyo secretario general Albano Dante Fachín llama a votar el 1-O, pero no el sector de los comunes representado por Ada Colau y Xavier Domènech; y en la candidatura Catalunya en Comú está sólo está un sector minoritario de Podem, aunque recibe el apoyo explícito de Pablo Iglesias. Es en esta segunda candidatura donde se registra la mayor contradicción entre el deseo de sus votantes de votar el 1-O (59%) y el apoyo recibido por la minoría de su Coordinadora que defiende esta posición (25%).

A partir de esta situación hay que plantearse qué tipo de acciones pueden contribuir de manera más significativa conseguir que se celebre el referéndum del 1-O, a aumentar la participación en el mismo y, por tanto, a legitimar sus resultados.

A nivel de fuerzas políticas la contribución más importante puede venir del cambio de posición de Catalunya en Comú, si pasa de la posición de indefinición actual a una defensa clara de la participación que defienden 29 personas de su Coordinadora. Para que ello suceda parece imprescindible que los primeros en cambiar sean sus principales referentes públicos: Ada Colau y Xavier Doménech. Pero lo decisivo será la opinión de sus militantes, que deben ser consultados en setiembre.

También habría que avanzar en la coordinación y la unidad de acción de la sociedad civil partidaria del referéndum. Hay ya algunas experiencias, como la del distrito de Sants-Montjuïc de Barcelona, que ha puesto en marcha una campaña unitaria muy amplia para promover dos actividades: la participación en el referéndum del 1-O independientemente de la opción de voto y la movilización pacífica contra la represión del Estado. Pero sería importante que se multiplicaran por pueblos, barrios y ciudades.

En paralelo al impulso de la participación la gente internacionalista y de izquierda partidaria del Sí debemos esforzarnos en convencer al mayor número de las personas activas en entidades y movimientos sociales de que el voto Sí no sólo no hace el juego a las políticas sociales del PDeCAT (o la antigua CDC), sino que es la forma más efectiva de trabajar por una alternativa de izquierda en Catalunya.

Por último es necesario convencer a las fuerzas progresistas y de izquierda del Estado español que es necesaria una solidaridad activa con el derecho del pueblo de Catalunya a votar el 1-O y contra los planes represivos del gobierno Rajoy. Para que el referéndum del 1-O pueda celebrase son necesarias dos condiciones: una movilización muy fuerte y continuada del pueblo catalán y una solidaridad de los pueblos del estado que detenga el brazo represor del gobierno del PP.

http://www.vientosur.info/spip.php?article12852