Tras las huellas de Agiri

Poblados medievales en Navarra

El profesor Pedro Arrese y voluntarios trabajan este verano en la limpieza de este lugar de Uharte Arakil

Agiri

Pocos despoblados medievales se conservan en Navarra como el de Agiri, en el camino de Madotz a San Miguel, a 900 metros de altitud. Si a ello se une que se encuentra en un lugar de gran belleza y que cuenta con un grupo de voluntarios dispuestos a trabajar, se han dado las condiciones propicias para que Pedro Arrese, un profesor de historia de Barañáin, se haya propuesto este verano saber más sobre este lugar y sus moradores. «Lo primero es limpiar y después ya se verá», señala.

En esta tarea lleva Arrese y un grupo de voluntarios del club de jubilados Donibane de Uharte Arakil desde finales de julio, retirando maleza, piedras caídas y tierra hasta llegar a la superficie original. Han comenzado por la iglesia, de la que quedan restos de los muros y el cementerio. Unos metros más abajo está el pueblo, dónde una mirada atenta descubre montones de piedras correspondientes a las casas que hubo en este lugar. Su existencia se explica por la presencia de una fuente.

De su origen poco se sabe pero si se conoce su final: en 1359, cuando, junto con otros habitantes de otras poblaciones, se agruparon en Uharte Arakil. «Hay muy poca documentación», observa Arrese. Es un hecho registrado que en 1350 había 13 fuegos o viviendas habitadas. Pero fue mayor, ya que no se puede olvidar la epidemia de peste negra de 1348 y las distintas hambrunas de las que vino precedida, que solo en el valle de la Burunda bien pudieron reducir la población en un 40%. «Era una sociedad ganadera y agrícola, fundamentalmente de cereal», observa Arrese, que también destaca que no se ha encontrado restos de teja ni de objetos. También podría tener vinculación con el santuario de San Miguel de Aralar, dada su proximidad, que ya en aquella época era un lugar importante de peregrinación.

VOLUNTARIOS Un día a la semana acude un grupo de jubilados del club Donibane de Uharte Arakil, un grupo muy activo que colabora con ganas con Arrese. Este último jueves se animaron Juan Antonio Huarte, Javier Gorriti, José Beregaña, Ricardo Goikoetxea, José Mari Gorriti, Ignacio Madinabeitia, Félix Beregaña, José Gorriti, Emilio Urdiain y los hermanos Jesús y Eduardo Gonzalo. Este último, presidente del club, se encarga del avituallamiento. Y lo cierto es que lo hizo con un diez de nota. Ese día llevó ensalada mixta con productos de la huerta, pencas rellenas y chorizo a la sidra. De postre, melón y sandía y café para terminar. Para merendar, tortilla de patata. Desde el club animaban a mayores y jóvenes a trabajar en Agiri, para lo cual pueden llamar al teléfono 662137496.

No es la primera vez que voluntarios del club participan en intervenciones arqueológicas. Ya lo hicieron en la prospección de Zamartze. También sacaron a la luz su era medieval y arreglaron la ermita de San Vicente. Además, ofrece un servicio de acompañamiento a mayores.

Concentración DEFENSIVA Agiri o Agiregi era una de las poblaciones que junto a Argindoain, Amurgin, Etxabe, Mustillano, Blastegi, Ilardia, Mendikoa, Epeloa, Gatizano y Urruzegi se integraron en Uharte Arakil en 1359 por razones defensivas a instancias del infante Don Luis de Navarra, que gobernó el viejo reino como lugarteniente durante la ausencia de su hermano, el rey Carlos II, entre 1351 y 1361.

No se trata de un hecho aislado, sino que se produce en el contexto de otras fundaciones como la de Etxarri Aranatz en 1312 y la de Lakuntza en 1347 tendentes a la defensa de la comarca, conocida como frontera de malhechores. Y es que, como consecuencia de la conquista de Gipuzkoa, Álava y el Duranguesado por parte de Castilla, Sakana pasará a soportar una presión fronteriza materializada en actos de guerra y un cuatrerismo mafioso protagonizado por señores guipuzcoanos y alaveses con la colaboración en ocasiones de gentes de la propia zona.

El plan ideado por el infante Don Luis estaba basado en una línea de recintos fortificados dónde se concentrase la población dispersa en numerosos asentamientos. Este proyecto no prosperó en el valle de Burunda, dónde se contemplaba Villafuerte, en torno al castillo de Irurita en Urdiain y Villadefensa, en Olazagutía. Según expertos en la materia, en Sakana había en los siglos XIII y XIV alrededor de 90 poblados. Sobre Agiri y su vinculación a Uharte Arakil también hay leyendas. La más extendida es que su última moradora fue una leprosa a la que no quería nadie. «Le acogió Uharte Arakil, y en agradecimiento, donó a Agiri al pueblo», afirma Eduardo Gonzalo.

La fundación de Uharte Arakil también estuvo a punto de no materializarse. Y es que hubo un primer intento en 1356, pero según parece, a los pobladores de la nueva villa no les dieron las tierras que les habían prometido y volvieron a poblar sus antiguos asentamientos. Así, el infante Don Luis ordenó quemar en 1359 todos los poblados, construyendo una localidad en forma de bastida. Como recompensa a la defensa de la plaza contra las tropas castellanas, el rey Juan II concedió en 1461 a Uharte Arakil el título de buena villa con derecho de asiento en Cortes y a sus habitantes la condición de francos aforados al Fuero General y otros privilegios.

 

http://www.noticiasdenavarra.com/2012/08/09/vecinos/sakana-leizaldea/tras-las-huellas-del-poblado-de-agiri