De lista única, euskera y fobia

La consejera de Educación, María Solana, afirma que no sabe a qué se refieren algunos parlamentarios cuando dicen que “la lista única vulnera derechos”. “En todas las consultas técnicas que hemos hecho nadie ha asegurado que vulnera ningún derecho, ni el acceso, ni la igualdad de oportunidades, nadie ha puesto alguna afirmación en ese respecto con la norma en la mano”, señala Solana.

Y la consejera tiene razón, no se vulnera ningún derecho, algo que sí ocurre hasta ahora con aquellas personas que sí conocen las dos lenguas propias de nuestra comunidad. Hasta ahora se penaliza ser plurilingüe y se premia el monolingüismo. Si sabes escribir, pensar y hablar en castellano perfectamente no puedes optar a una plaza determinada (supongamos que de Matemáticas en castellano) por saber también pensar, hablar y escribir en euskera, además de los méritos en Matemáticas, claro está. Y no digamos si con los años te quieren trasladar, te limitan tu derecho de movilidad a plazas en castellano por saber dos lenguas propias. ¿Quiénes son verdaderamente las personas discriminadas?

Una discriminación de manual: si sabes dos idiomas te fastidias y sólo te puedes presentar a una OPE en uno de los dos y optar a un número de plazas mucho más limitado, algo que ya no ocurre en ninguna parte del Estado. Ni en Navarra en el resto de sectores, donde las convocatorias para lista de contratación (unas 75 en Administración Núcleo, 7 en Educación y más de 100 en el SNS), son listas únicas en las que para optar a puestos de trabajo con requisito de euskera con grado de dominio 3 se deberá acreditar la titulación equivalente al C1 del Marco Común Europeo.

La realidad que sufre Navarra es kafkiana. Es la única comunidad autónoma del Estado que funciona con dos listas de contratación, separadas por idioma, para una única especialidad (Matemáticas-euskera vs Matemáticas-castellano). En Galicia, Catalunya, País Vasco, Baleares o Valencia, como no podría ser de otra manera y así dicta el sentido común, se funciona con una única lista por especialidad.

Por desgracia, aquí algunos se empeñan en perpetuar esta situación, y no sólo a la derecha, aquí también hay fobias al euskera virando a la izquierda. Lo que por ejemplo sí apoya el PSOE sin complejos en Baleares, es rechazado aquí con argumentos peregrinos por sus compañeros del PSN.

Hace poco Izquierda-Ezkerra se amparaba en la mayoría sindical para la toma de decisiones, “sin mayoría sindical no vamos a apoyar la Ley de Policías”, afirmaban. Pues bien, ahora la mayoría sindical en Educación sí apuesta y sí quiere la lista única para no discriminar a ningún docente, ¿ahora ya no vale contar con la mayoría en la mesa sectorial? ¿O es que sólo vale realmente lo que dice CCOO?

Vamos a ser francos y poner los números encima de la mesa. Hay más de 80.000 vascohablantes en Navarra que no pueden ser atendidos en euskera en la Administración. Existen menos de 160 plazas con perfil bilingüe de un cuerpo de más de 16.000 funcionarios. Y de entre muchos casos, el más sangrante es el del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), con sólo una plaza (sí, has oído bien), una plaza que valora el euskera como mérito dentro de las 6.142 existentes.

Queda mucho camino por recorrer para la normalización del euskera. Esto se ve en algunos profesionales del mismo Complejo Hospitalario, a quienes escucho decir que “hay varias personas que saben euskera en el hospital y se defienden bien”… Claro, porque además de estudiar medicina o enfermería y de saber castellano, saben euskera, pero no porque se lo hayan exigido o premiado como mérito en la Administración. Y cabe recordar que al hospital acuden pacientes de la cuenca de Pamplona, pero también del valle de Imotz, Leitzaran, Basabura, Urbasa, Malerreka, Bortziriak, Baztán, Roncal, Salazar, Ultzama, Sakana, etcétera.

En resumen, es triste que Navarra sea ese último reducto del Estado donde se perpetúa una discriminación semejante, lo más duro es que suceda con la complicidad de PSN e IE haciendo el caldo gordo a UPN-PP. En la lista única hay una oportunidad para revertir los errores del pasado, la mayoría de la comunidad educativa y sindical la apoya, ahora solo falta que se pronuncie el Parlamento: caretas fuera.

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