Ausiàs March, cinco

Hace unas semanas, antes de que la historia se acelerara de repente, me llamó un amigo sevillano para comentarme algo que había leído en los periódicos. Un informe encargado por el Ayuntamiento de Sabadell sobre los nombres de las calles de la ciudad hacía notar que había una visible acumulación de los grandes nombres de la literatura castellana, donde figuraban autores que habían expresado opiniones muy desfavorables respecto a Cataluña y los catalanes. Supongo que entre ellos destacaba a Quevedo, que tiene una calle en Sabadell, o a Antonio Machado, Que tiene una plaza. Era un informe, no una resolución política. Finalmente, el Ayuntamiento no tocó estos nombres. Pero mi amigo estaba exaltado: «¿Lo ves? Quieren quitar el nombre de Machado de una plaza de Sabadell. Es un síntoma de la intransigencia y el cierre del catalanismo, una anécdota que explica el fondo de lo que está pasando hoy en Cataluña». Le respondí:

-Personalmente, estoy totalmente en contra de quitar la plaza Machado de Sabadell, y no la quitarán. Pero, puestos a encontrar síntomas de cosas de fondo en los nombres de las calles, a mí todavía me parece más sintomático lo que ha hecho en Sevilla con la calle Ausiàs March…

-¿Qué? ¿También lo quieren quitar?

-No. Simplemente, nunca se les ha ocurrido ponerlo.

No, en Sevilla no hay ninguna calle Ausiàs March, ni la ha habido nunca. Ni Espriu ni Maragall ni Guimerà ni Rodoreda. Tampoco en Madrid hay una calle Ausiàs March (eso sí, hay un colegio público con este nombre) y hay una calle Maragall porque lo puso hace cuatro días el gobierno municipal de Carmena, para sustituir el nombre de un aviador del ejército franquista, y buena parte de los vecinos protestaron por el cambio. Pero por una cuestión de tamaño, comparemos Sabadell (que es donde estalla la polémica) con Sevilla, la patria de Machado. Sabadell tiene doscientos mil habitantes y hay calles para Machado, Quevedo, Cervantes, Garcilaso, Góngora, Lope de Vega, Calderón… Sevilla tiene setecientos mil habitantes (¡y por lo tanto muchas más calles!) Y no hay calles para Ausiàs March, Maragall, Rodoreda, Espriu, Guimerà o Verdaguer.

-¡Hombre, no es lo mismo!

Supongo que mi amigo no tiene los huevos de decirme que no es lo mismo por razones literarias, culturales. Que Machado es un gran poeta universal (que lo es) mientras que Ausiàs March, para muchos el más gran poeta de la Europa medieval, es sólo una pequeña gloria local. Noto que mi amigo está incómodo con el debate. Para él la diferencia es obvia, tan obvia que nunca se había parado a pensar en ella. Y es esta obviedad lo que parece más significativo, lo que me parece que es lo que convierte la anécdota en una clave para entender lo que está pasando. Todos los autores que hemos citado figuran como grandes autores españoles. Pero en la idea de España que existe y se nos impone hay unos escritores españoles de primera, porque escriben en castellano, que deben ser míos, que deben ser de todos.

Esta sí que me parece la clave de todo. Hay una España donde hay culturas, lenguas, instituciones, derechos y ciudadanos de primera, los que pertenecen a la matriz española, castellana, y otros de segunda o de tercera regional, que no pertenecen a esta matriz y que por lo tanto son españoles sólo administrativamente, por obligación administrativa. ¿A alguien le parece extraño que los que viven en España como ciudadanos de segunda se planteen o cambiar España para poder convertirse en ciudadanos como los demás, desde su lengua, su cultura y su personalidad, o si España no admite en ningún caso cambiar en esta dirección, se planteen marcharse tan pronto como sea posible? ¿A alguien le parece extraño que los beneficiarios de esta idea de España, los que son ahora ciudadanos de primera, los que pueden hacer a través del poder y de las leyes que aquello que es suyo haya de ser de todos, se blinde contra cualquier cambio y hagan lo imposible, legal o menos legal, democrático o nada democrático, para perpetuar un ‘statu quo’ diseñado a su medida?

Si alguien quiere entender por que está pasando lo que está pasando, personalmente me parece más significativo que en Sevilla no se les haya pasado por la cabeza tener una calle Ausiàs March que no que a alguien se le haya pasado por la cabeza quitar de Sabadell una plaza Machado (y que nadie le haya hecho caso).

EL TEMPS