La salud del euskera

Uno de las aportaciones más potentes que ha hecho la antropología social y cultural para entendernos como seres humanos, la hizo C. Geertz cuando afirmó, que es imposible la existencia de un ser humano sin cultura. El humano ha creado la cultura y esa cultura nos ha recreado en un bucle transformador permanente. El gran transmisor de la cultura es el lenguaje de doble articulación que usa nuestra especie y que nos permite ir acumulando trasngeneracionalmente todo el saber de las personas que nos precedieron.

Así, la lengua no es solo un método de comunicación, es uno de los componentes más importantes de los que nos hacen persona, individuo y colectivo.

La especie humana ha creado miles de lenguas con las que comunicarse, pensar, entenderse, crear…Todas tiene elementos comunes y todas tienen particularidades. Todas y cada una de ellas son un tesoro preciado de la humanidad y la pérdida de una sola de ellas es un patrimonio que perdemos todas/os. En las últimas décadas son decenas de lenguas las que mueren para siempre cada año y con ellas, muere una parte de nostras/os. El euskera, también es una de esas lenguas que en un futuro no tan lejano puede pasar a la lista de lenguas no habladas.

El gran enemigo de la pluralidad lingüística son las lenguas coloniales, las lenguas que se creen deben ser “universales”. Lo son, o han querido serlo, por ejemplo, el Chino en su zona de influencia; el francés, el inglés, el árabe y como no, la lengua en la que estoy escribiendo para las/os lectores de Guregandik, el castellano.

El proceso de desaparición de las lenguas minoritarias se está acelerando y es paralelo a otro proceso, al proceso de reducción de la variedad de las palabras usadas que se está dando incluso entre los idiomas mayoritarios. Es una simplificación del lenguaje, que facilita la comunicación rápida y eficaz, pero que puede raquitizar y estereotipar el pensamiento. En ese sentido, recuerdo el célebre libro de George Orwell “1984” en el que su protagonista W. Smith, tenía como trabajo ir eliminando palabras del diccionario para crear la “neolengua”, una versión minúscula del inglés que sirviera para comunicarse sin pensar.

Como comentaba, el euskera es una de esas lenguas en peligro de desaparición, una de las pequeñas lenguas del planeta, pero sin embargo , dentro de las pequeñas una de las que está en mejores condiciones para cambiar el rumbo de su historia. Son muchos pueblos los que se identifican como colectividades a través de una lengua común. Hay otro tipo de posibilidades de que un colectivo humano se sienta un pueblo diferenciado, pero Euskal Herria en la etapa histórica que podemos verificar, es uno de esos pueblos que ha colocado en el centro de su ser colectivo al idioma, al euskera. Quizás no fue siempre así, quizás es una respuesta al proceso de minorización que ha ido sufriendo paulatinamente el euskera; o quizás si.

Se dice que el euskera es el idioma vivo más antiguo de Europa, creo que en efecto lo es. Pero al contrario que sus refractores piensan, a los euskaldunes (vascoparlantes) no nos importa su antigüedad , sino lo que valoramos es que es un idioma vivo, además de ser es un idioma que consideramos propio. Si un estudio científico nos probase que el euskera nació gracias al latín o que se formó al final de la Edad Media en nada cambiaría nuestra actitud.

Lo realmente importante por tanto, no es el origen del euskera sino como asegurar su pervivencia como lengua hablada en la cotidianidad y en como lengua viva en la Era Planetaria o era de la Globalización. Más aún, lo que intentamos conseguir los euskaldunes, es que el euskera recupere el lugar que le corresponde tras tantos siglos de minorización sistematizada a la que ha sido sometido. A esa recuperación de lugar que le corresponde se le suele llamar “normalización”.

Normalización.

La expresión “normalización del euskera es una de esas palabras que se sitúan en lo “políticamente correcto”, o dicho de otra forma, en las palabras “chicle” que sirven para todo sin decir nada en concreto. De hecho la clase política en Euskal Herria, tanto los favorables al euskera como sus refractores, hablan de ”normalización”.

Sin embargo, para las organizaciones y personas que queremos un uso normalizado del euskera, solemos hablar de corregir las consecuencias socioligüísticas de los siglos de minorización. Esto es, que normalidad lingüística sería volver a una situación en la que el idioma de uso común en la mayor parte de Euskal Herria sería el euskera.

Claro está que es muy difícil establecer una línea histórica que separe un tiempo en el que el uso del euskera estaba libre de inferencias de idiomas expansivos y coloniales. Algunos/as pedirían que miremos a la Euskal Herria prerromana; otras que nos fijemos en la Edad Media; los más, que tomemos como referencia la situación lingüística previa a la creación de los Estados-Nación de inspiración jacobina; muchos/as la situación previa a la industrialización. Sin embargo, más que criterios históricos “retroactivos” parece más adecuado tomar una actitud proactiva.

Para pasar de una dramática ralentización de la desaparición del euskera a una recuperación de su uso normalizado, hay que hacer verdaderas políticas de normalización que consideren sin complejos que el objetivo es que la lengua de uso común en Euskal Herria sea el euskera. Esa y no otra es el verdadero sentido de “normalización” del euskera.

Dado que actualmente las tierras vascas aun están divididas entre dos Estados y además separadas administrativamente y con situaciones lingüísticas diferentes, mientras no recuperemos la forma de estatalidad propia que nos daría capacidad legislativa total, deberemos adoptar una actitud activa, dinámica y poliédrica que pare, por fin, la perdida en el uso del euskera y comience su real recuperación. En esa postura activa mencionaré unas posibles actuaciones que pudieran ponerse práctica según la situación:

1-Realidad lingüistica actual. Lugares (lugares , espacios y actos) donde porcentualmente el uso del euskera sea lo suficientemente alto como para que una simple opción personal el euskera sea el idioma de uso habitual.

2- Afectividad. Lugares donde haya un consenso social como para poder conseguir cambiar la realidad estadística y con métodos de acción sociocultural ganar porcentualmente y progresivamente puntos porcentuales del uso del euskera hasta que sea el idioma de uso común.

3- Masa crítica: Lugares donde haya una masa crítica suficiente como para establecer un cambio de relaciones entre idioma minorizado y colonial en un paulatino cambio a favor del euskera.

4- Poder político. Espacios políticos donde se pueda dar al euskera el estatus de lengua oficial e incluso espacios de inversión e inmersión lingüística legislada. La situación de minorización grave exige el fomento de actos sociales donde actuar como si en esas escenas sociales concretas fuéramos euskaldunes monolingües.

5- Existencia de una legislación que asegure a cualquier euskaldun de cualquiera de las zonas de Euskal Herria actual que puede usar el euskera en todos los ámbitos de la vida pública aunque en su entorno la lengua mayoritaria sea el francés o el castellano.

6-La participación en la comunidad vascoparlante de las/os euskaldunes que viven fuera de Euskal Herria, varias decenas de miles en la actualidad. Procedentes de la diáspora histórica y que han recuperado el idioma; o la más reciente la de miles de jóvenes desplazados por razones laborales.

7- Postura activa y colaboradora con todas las personas que están aprendiendo o mejorando su conocimiento del euskera. Aceptación de conversaciones mixtas entre los diferentes interlocutores, aceptación de formas transitorias de comunicación con vistas a una mejora paulatina en la comunicación. Repulsa a cualquier tipo de estereotipaciones .

Salud, situación actual

Los idiomas son como seres vivos, (permítaseme la metáfora). Nacen, se transforman y mueren. El euskera está vivo y como todos los idiomas vivos va transformándose en la medida de las necesidades sociales. Son las necesidades sociales las que van transformando las palabras, aunque también son las palabras las que van cambiando las realidades sociales.

El euskera tiene una poderosa capacidad adaptativa gracias a su estructura gramatical y fonética eficaces. Hoy el euskera es un idioma plenamente adaptado a las necesidades de la comunicación de la Era Planetaria. Otra cosa es hablar si la Era Planetaria está adaptada a las lenguas minoritarias como la nuestra.

En cambio, en otros aspectos, el euskera está en una situación crítica. En una perspectiva histórica, objetivamente aún no podemos hablar de recuperación del euskera. En los últimos siglos el euskera ha perdido la mayor parte del territorio en el que era lengua mayoritaria o única. Aquellos lugares donde aún es lengua mayoritaria, está perdiendo presencia frente a la expansión del uso común del castellano o el francés. La última encuesta en Ipar Euskal Herria ( Lapurdi, Baxe Nafarroa y Zuberoa) nos habla de una pérdida de un 5% de euskaldunes (vascoparlantes) en los últimos años. De hecho, por mucho que nos pese, la realidad objetiva actual es que lo que hemos conseguido es ralentizar una posible desaparición; no en cambio, dar la vuelta al proceso histórico.

Los últimos datos estadísticos nos indican que tan solo somos un 13% de población la que usamos habitualmente el euskera como lengua. Si de ese 13% eliminamos los niñas/os pequeñas y las personas que se dedican a la educación, nos encontraríamos con que el euskera está ya pasando a ser una lengua con porcentajes anecdóticos de utilización en la mayor parte de Euskal Herria.

Los medios de comunicación de masas se elaboran en las tres lenguas mayoritarias que nos afectan: castellano, francés e inglés. Ante estos medios, los medios de comunicación en euskera sufren una minorización abrumadora que tiene efecto en todas las generaciones y en especial en la creación de referentes socioculturales de las nuevas generaciones.

Biligüismo oficial

Como es sabido en parte del territorio: Araba, Gipuzkoa, Bizkaia y norte de la Nafarroa Garaia el euskera tiene estatus de lengua co-oficial con el castellano. En el sur de Nafarroa Garaia no es así y en los tres herrialdes bajo dominio francés no tiene respaldo legislativo. Me centraré en las comarcas donde se ha conseguido estatus de co-oficialidad.

Tras casi 40 años de co-oficialidad, los resultados prácticos dejan mucho que desear. Si bien es cierto que sobre todo , entre las capas de población más joven el conocimiento del euskera ha subido (recordemos que 40 años de prohibición absoluta por parte del régimen franquista estuvo a punto de aniquilar la lengua), el uso no está subiendo. El euskera sigue viéndose como un idioma subsidiario. El castellano es lengua de obligatorio conocimiento según lo dicta la constitución española; mientras que es tan solo un derecho el aprenderlo y utilizarlo. Si a las cifras absolutas de uno y otro idioma se le une esta discriminación legislativa , el resultado no puede ser otro que el que tenemos.

Pero además de la situación legislativa está la situación sociolingüistica que en estos casos es aún más importante. En las zonas del país donde hay bilingüismo oficial, la persona que no sabe euskera (la monolingüe) no tiene problemas en su vida cotidiana, no debe cambiar de idioma (que de hecho no puede) , sin embargo, en lo cotidiano las/os euskaldunes continuamente nos vemos obligados a cambiar de idioma en la interacción social. La realidad práctica es que todavía basta con que haya una persona que desconozca el euskera para que, en la mayoría de los casos, todos los asistentes a la interacción social tengan que hablar francés o castellano.

El bilingüismo oficial no ha conseguido evitar la clásica relación diglósica que se da cuando hay dos lenguas en interacción desequilibrada ( https://es.wikipedia.org/wiki/Diglosia ) . Muy al contrario, considero que da por válida esa situación diglósica y le da el estatus de normalidad. De hecho, ante una situación legal desequilibrada como la comentada (obligación de conocer las lenguas coloniales/ derecho a usar el euskera) el resultado del bilingüismo oficial diglósico avalado incluso por la organizaciones sociopolíticas abertzales, es que se normaliza socialmente el castellanohablante monolingüe. En Iparralde, sin tan siquera bilingüismo oficial, el resultado es catastrófico.

Situación paradójica

Se están produciendo varios movimientos aparentemente paradójicos, pero lógicos. Mencionaré varia de esas paradojas:

Primera, al contrario que hace 40 años, son los ancianos (en el caso de Hego Euskal Herria, esto es los territorios bajo dominio del Estado español) los que porcentualmente más desconocen el idioma, y son los niños y jóvenes los que porcentualmente lo saben hablar en mayor número. Esto nos indicaría que en los lugares donde hay co-oficialidad, se ha conseguido superar el ciclo típico de los idiomas indígenas en desaparición, donde son los ancianos los que conservan la lengua autóctona y la tercera generación la pierde para siempre. En Ipar Euskal Herria sin embargo, aún no se ha superado ese ciclo.

Segunda. En aquellas comarcas donde hace 20 años el euskera era mayoritario, e incluso casi exclusivo, en la actualidad se está bajando rápidamente su uso; y las zonas en las que había desaparecido hace varios siglos, de nuevo hay personas que lo están utilizando de forma creciente. Entre unas y otras hay una diferencia elevada, por ejemplo, un 75% de uso en las zonas con un conocimiento del 90% de la población, frente a un 6% de uso de las zonas en las que había desaparecido su uso. Como en el anterior caso, esto nos muestra un proceso que no se corresponde ni con una recuperación de la lengua autóctona, ni tampoco con una aceleración de su desaparición.

Tercera. Si miramos, por ejemplo, los censos de población de mitades del siglo XIX. Es decir, el periodo previo a la industrialización global del país, nos encontraríamos con una población total en torno a 900.000 personas y más de la mitad de ellas euskaldunes monolingües. Ahora por el contrario con 3 millones de habitantes se considera que somos unos 800.000 vascoparlantes (300.000 activos en lo cotidiano) . La paradoja consiste en que coexisten dos situaciones contrarias: en una de ellas nos encontraríamos con el dato porcentual de uso del euskera más bajo de la historia; y en la otra con la cifra absoluta más alta de personas que sabemos euskera habida jamás.

Cuarta: los euskaldunes monolingües no sabían escribir en su inmensa mayoría. Como la mayor parte de los europeos del siglo XIX. Ahora en cambio, habiendo desaparecido la figura del adulto monolingüe, somos miles los euskaldunes plurilingües que podemos leer y escribir en euskera. Y no solo eso, cualquier disciplina humanística o científica se puede desarrollar en euskera. De este modo, el euskaldun común del siglo XIX, solo hablaba euskera porque no conocía otro idioma; el euskaldun del siglo XXI puede elegir el euskera como opción libre.

Quinta: existe una televisión pública vasca con varias cadenas. Se llama ETB. Este ente público, en cambio, ha optado por potenciar económicamente y en programación ETB2, la cadena que emite en castellano, donde incluso se obliga a hablar en castellano a personajes euskaldunes de gran reconocimiento social. La televisión pública vasca practica un bilingüismo que sigue discriminando al euskera.

Sexta paradoja: es muy posible que uno de los factores del la pervivencia hasta la actualidad el euskera como lengua viva isla en un ambiente desfavorable para la supervivencia de lenguas no coloniales es que los vascoparlantes encontraban en la lengua un medio de diferenciación que reforzaba su sentimiento colectivo. La expresión “gure hizkuntza da “ (es nuestro idioma) es muy común entre los euskaldunes formando un gu/haiek (nosotros/ellos ). Ahora sin embargo, la pervivencia del euskera depende de esa ruptura gu/haiek.

Septima: la globalización ha acarreado que ahora el euskera no solo conviva con las dos lenguas coloniales de su entorno geográfico, el castellano y el francés. De forma creciente se están usando en la vida laboral y social otros idiomas. No solo el inglés , si no decenas de lenguas de nuestros nuevos conciudadanos/as. El euskera puede convertirse en una de esas otras lenguas secundarias y subsidiaras dentro de un marco plurilingüístico en el que se impongan como lenguas francas: el castellano y el francés, o puede hacer el titánico esfuerzo de ser el euskera el idioma de comunicación intercultural y común.

Octava: Prestigio social. Hasta hace solo tres décadas las personas que tenían dificultad para expresarse en castellano o francés, por tener como lengua materna el euskera, ocupaban puestos de trabajo sin cualificación. De este modo el ambiente social impulsaba a que en las familias con ambos cónyuges euskaldunes se enseñara desde casa español o francés. El término despectivo “es un Pello” utilizado incluso por euskaldunes bilingües era un ejemplo de ese desprestigio que había en muchas capas sociales. Han sido siglos de discriminación y no solo por parte de los foráneos.

Los “jauntxos” (la élite social vasca propietaria de tierras y negocios) utilizaron el conocimiento escrito del castellano y el francés para subvertir un sistema social más igualitario vigente en Euskal Herria. Se apoderaron de las instituciones públicas y legislaron a favor de sus intereses. Subir en la escala social significaba tener que aprender y utilizar los idiomas coloniales.

Hoy, en cambio, en buena parte de nuestra geografía y en crecientes ámbitos sociales, el conocimiento hablado y escrito del euskera gana prestigio social. Las/os euskaldunes de hoy somos en su inmensa mayoría bilingües o multilingües equilibrados. Capas sociales muy amplias lo son, dando a nuestra sociedad un valor añadido. Este valor añadido, tener cientos miles de personas con capacidad bilingüe (o multi) equilibrada, se da en paises como Holanda, Senegal y Alemania; no en cambio en la élite social londinense, madrileña o parisina, por ejemplo. Así, la octava paradoja consiste en que precisamente cuando porcentualmente se usa menos el euskera; socialmente se valora mejor que nunca su conocimiento.

Las situaciones paradójicas son comunes en casi todas las situaciones sociales y vitales. Las paradojas se multiplican en acciones socioculturales en las que hay conflicto y/o cambio acelerado. De esta situación paradójica que vive el euskera actual se puede salir en dos direcciones diametralmente opuestas: en una el euskera seguiría bajando en uso pasando por diferentes etapas, diglosia, “políticamente correcta”, ritual, folklórica…muerta; en la otra, aprovechando las oportunidades volvería a ser la lengua de uso común, la lengua de uso mayoritario en Euskal Herria. La dirección que tome depende sobre todo de la actitud que tomemos los euskaldunes activos de hoy.

Actitud militante.

Desgraciadamente no estamos en condiciones los euskaldunes activos (vascoparlantes) de vivir en euskera con naturalidad y sin conflicto. Todos los dias padecemos lo que los catalanes han denominado “stress lingüístico”. Basta que nos movamos un poco más allá de las relaciones del entorno cercano (si nuestro entorno es euskaldun) para que cada da nos veamos en varios momentos de conflicto lingüístico en el que normalmente llevamos las de perder.

Irreversiblemente fuera de espacios e interacciones sociales “protegidas” el/la euskaldun siempre valora previamente la interacción antes de hablar, debe elegir una de las lenguas, y en numerosas ocasiones se ve obligada a cambiar de idioma porque el interlocutor no conoce el euskera o no tiene costumbre de usarlo.

El resultado es conocido, basta que haya un interlocutor/a que no conozca el euskera para que todo el grupo, todas/os los interlocutores dejen de usarlo. Esta actitud que tenía que ver con los complejos, la imposición de los Estados y el prestigio del euskera, ha de cambiarse. De no hacerlo, en una red de interrelaciones cada vez más diversas el euskera no tiene opciones de supervivencia.

Solo las prácticas activas de discriminación positiva a favor del euskera son capaces asegurar la diversidad lingüística en Euskal Herria. El stress lingüístico nos obliga a seguir manteniendo una actitud militante, pero es necesario que esa actitud, a menudo conflictiva, no la vivamos como una desgracia. Debemos actuar en positivo, valorar lo que hacemos, ser conscientes que con nuestra actitud también ayuda a quien no sabe euskera, porque le abrimos la puerta a un mundo que no conoce, bello y el cual queremos compartir.

Hoy en día saber euskera es una ventaja adaptativa. Y utilizo adaptativa y no competitiva, porque “la competitividad” fuera de los juegos lúdicos se acerca más a un darwinismo social depredador que a un motor positivo de cambio histórico. La ventaja adaptativa de los euskaldunes consiste, sobre todo, en el que en un mundo globalizado, donde nuestro cerebro Paleolítico se intenta acoplar a la Era Digital y a la Aldea Global, podemos ser multilingües equilibrados, con el euskera como lengua madre, una lengua latina (castellano y/o francés) de apoyo y otra germana (por ejemplo) de suplemento. El acceso directo y sin traducciones a tres lenguas de origen distinto y gramática diversa, nos da la posibilidad de acceder a sistemas diversos de pensamiento, flexibilidad mental, riqueza cultural. En fin, como digo ventaja adaptativa para poder ser más felices en este complicado mundo que nos ha tocado vivir.

GUREGANDIK liburuan argitaratutako artikula. Arturo Campion Elkartea (Argentina). I.S.S.N 1880-1303