El Arrano Beltza, símbolo distinguido en el Palacio de Nafarroa

La sede del Gobierno de Nafarroa conserva en su interior un centenar de figuras del Arrano Beltza, también conocido como «escudo tradicional», ya que su origen se remonta a hace 800 años. Tras la muerte de Franco, fue «recuperado» por la izquierda abertzale como símbolo patriótico, y a partir de ahí comenzó a ser perseguido. Esa persecución ocurría mientras reyes, presidentes de Gobierno y consejeros se sentaban, y se sientan todavía, en sillones adornados con el águila negra.

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El Arrano preside los dos tronos que se guardan en el salón del Palacio de Diputación. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

 

Dos figuras metálicas del Arrano Beltza flanquean la puerta del Palacio de Nafarroa situada frente al Monumento a los Fueros, en el Paseo de Sarasate. Pasan bastante desapercibidas porque están pintadas en negro, el mismo color de los soportes que las sustentan. Ambas águilas miran hacia la puerta principal, como indicando el camino a seguir para entrar en Palacio.
Junto a una de ellas está grabada la divisa de los Infanzones de Obanos: ‘‘Pro libertate patria gens libera state’’. Junto a la otra,  figura la leyenda del antiguo escudo del Reino de Navarra: ‘‘Benedictus dominus deus meus’’ (‘‘Bendito el Señor mi Dios’’). Se trata del inicio de una invocación de carácter guerrero procedente del salmo de David contra Goliath, cuyo texto completo tenía el siguiente significado: «Bendito el Señor mi Dios, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la batalla».

 

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Esa inscripción ya acompañaba al Arrano Beltza hace ochos siglos, cuando este símbolo era utilizado por Sancho VII ‘‘El Fuerte’’ (1194-1234). Este rey navarro de la dinastía pirenaica adoptó la moda de incorporar emblemas en el sello real. El águila negra es, por tanto, el primer signo de tipo heráldico usado por un rey vasco. Dos años después de acceder al trono, en 1196, el Arrano Beltza ya aparece en su escudo y en las gualdrapas de su caballo. El sello figura en varios documentos medievales que se conservan en el Archivo Real de Nafarroa, al igual que el sello de cera que era utilizado para validar la documentación real.
Entramos en el Palacio de Diputación junto con la consejera de Presidencia, Interior y Función Pública, María Jose Beaumont, que nos acompaña en una visita guiada para conocer los elementos en los que aparece representado el Arrano Beltza. Nada más acceder a la Planta Noble (primer piso) vemos en uno de sus pasillos un gran tapiz en el que destaca el águila negra. Este tapiz fue colocado allí en los años 50 del pasado siglo, y en él se repite la misma invocación guerrera en latín: «Benedictus dominus deus meus».

En los sillones del Gobierno

A continuación accedemos al Salón de Sesiones del Gobierno de Nafarroa y contabilizamos nada menos que 39 figuras del Arrano Beltza. Cinco de ellas se encuentran adornando el techo del salón, compartiendo espacio con las cadenas del actual escudo de Nafarroa y con otros escudos de las diversas dinastías del antiguo reino.

 

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Pero lo que más llama la atención son las figuras del Arrano Beltza que adornan todos los sillones del Salón de Sesiones, donde se reúnen semanalmente la presidenta del Ejecutivo con sus consejeros para tratar los asuntos de Gobierno. Cada uno de los sillones está coronado por dos pequeñas figuras de bronce, al igual que las sillas complementarias que hay en los laterales del propio salón.
Algunas de estas figuritas han tenido que ser repuestas porque han «desaparecido» en el transcurso de las visitas guiadas que se suelen organizar cada año, en las fechas en torno al 3 de diciembre, para mostrar el Palacio de Diputación a los ciudadanos. Cuando Miguel Sanz era presidente del Gobierno, los guías de estas visitas no hacían ni una sola alusión a las águilas negras allí existentes.

En el despacho presidencial

Seguimos la visita por la Planta Noble, cuyos pasillos están adornados con cristaleras en los que aparecen los escudos de los ayuntamientos navarros. En algunos de ellos, como es el caso de Corella, figura el Arrano Beltza de forma destacada.
Entramos en el despacho de la Presidencia del Gobierno y  contabilizamos otras seis águilas negras. Una de ellas está en el propio sillón presidencial, otras tres adornan un tresillo que ocupa la parte central del despacho, y otro «arrano» aparece en un gran tapiz que cubre por entero una de las paredes.

 

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En este tapiz está representado Sancho VII ‘‘El Fuerte’’ en la Batalla de las Navas de Tolosa, y en la parte más elevada del mismo, justo encima del caballo que monta el rey, aparece el Arrano Beltza. En el mismo despacho también se conserva el boceto que su autor, Ramón Stolz, presentó a la Diputación Foral antes de que esta aprobase la elaboración definitiva del tapiz. En este boceto ya se incluía el ‘‘escudo tradicional’’.

Utilizado en desfiles y actos solemnes

Salimos del despacho de la Presidencia y en otro pasillo de la Planta Noble vemos una vitrina en la que destaca un gran Arrano Beltza iluminado, de color dorado. Da la impresión de que está fundido en cobre, pero se trata en realidad de una figura de escayola que fue elaborada en los años 40 del pasado siglo. Junto a ella aparece el estandarte del Viejo Reino con el escudo de las cadenas rematado por otro «arrano», flanqueado todo el conjunto por dos grandes mazas plateadas.

 

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Estos elementos suelen ser utilizados en desfiles o actos solemnes, como es la toma de posesión de los consejeros del Gobierno o el homenaje a los reyes navarros que se hace en el Monasterio de Leire el 3 de diciembre, elegido oficialmente como «Día de Navarra» por ser la festividad de Francisco de Xabier. Curiosamente, en plena dictadura colocaron junto a ese gran Arrano Beltza dorado un busto del general Franco, y allí permaneció hasta que fue retirado al cabo de diez años.
Los maceros suelen participar en las celebraciones solemnes que atañen al Gobierno, y lo hacen ataviados con gruesas túnicas denominadas dalmáticas. En ellas aparece representado dos veces el Arrano Beltza: una en la parte frontal, rodeado de la misma invocación guerrera en latín, y otra en la hombrera. También figuran en las dalmáticas el escudo de las cadenas y los escudos de las seis merindades navarras, incluida la de Nafarroa Beherea.

 

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Estas túnicas fueron elaboradas en 1912, con motivo de conmemorarse ese año el séptimo centenario de la Batalla de las Navas de Tolosa. Entonces todavía existía la creencia de que el escudo de las cadenas había tenido su origen en la citada batalla. Tal como han documentado diversos historiadores, la sustitución del Arrano Beltza por las ‘‘cadenas’’ no se produjo en 1212, sino 22 años más tarde, en 1234. De ahí deducen que, en realidad, no se trata de cadenas, sino del refuerzo metálico utilizado en los escudos de guerra medievales. Estos escudos estaban hechos de tablas y forrados de cuero, y se reforzaban con elementos metálicos para que no saltaran en pedazos al ser golpeados por el enemigo. Esos elementos se unían en un punto central, al modo del actual escudo de las cadenas.

También en las sillas reales

Dejamos atrás la vitrina iluminada, continuamos por el pasillo de la Planta Noble y entramos en el Salón del Trono. El contorno de su techo está cubierto con los retratos de 32 reyes navarros (faltan otros seis) y otras decoraciones, entre las que no falta el águila negra y la inscripción latina.

 

 

Pero quizás lo que más llama la atención son dos sillas, de estilo rococó, que están reservadas exclusivamente a los reyes. Nadie más puede utilizarlas. Fueron construidas en 1860, tienen en su respaldo el escudo de las cadenas y están rematadas por sendas figuritas metálicas del Arrano Beltza, similares a las que hay en los sillones del Salón de Sesiones.

 

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Dejamos la Planta Noble del Palacio y bajamos al jardín que se ve desde la Avenida de San Ignacio, donde destaca una fuente central. La parte superior de la puerta de acceso a esta zona ajardinada también está adornada con un estilizado Arrano Beltza metálico, de estilo más moderno, rodeado de las cadenas.
Ambos elementos simbólicos, entrelazados, se repiten en una veintena de jarrones de gran tamaño que rodean la fuente ornamental del jardín. Los jarrones proceden de la reforma realizada en los años 50 del pasado siglo por el arquitecto Víctor Eusa, y en cada uno de ellos aparecen dos águilas. También estas suelen pasar desapercibidas para las numerosas personas que se detienen ante los barrotes del jardín para contemplar la gran sequoia de Diputación, al igual que pasa desapercibido el Arrano Beltza del escudo que aparece en la estatua de Sancho VII ‘‘El Fuerte’’ en esa misma fachada del Palacio.

 

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NAIZ