Las naciones sin Estado y la UNESCO

UNESCO es la Organización de las Naciones Unidas (United Nations) para la Educación, la Ciencia y la Cultura creada el 16 de noviembre de 1945 en Londres, tras la tragedia de la segunda guerra mundial, por representantes de 37 países para firmar la Constitución que entró en vigor el 4 de noviembre de 1946, después de su ratificación por parte de 20 países signatarios. Tiene su sede en París en la que están integrados 195 Miembros (países) y 10 Miembros Asociados.

Actualmente sólo los Estados tienen representación en la UNESCO, a la que se accede por su integración en la ONU. Sin embargo, de acuerdo a su Constitución. Artículo II. Miembros.3. “Los territorios o grupos de territorios que no asuman por sí mismos la responsabilidad de la dirección de sus relaciones exteriores podrán ser admitidos en calidad de Miembros Asociados por la Conferencia General, por mayoría de los dos tercios de los miembros presentes y votantes, si esa admisión ha sido solicitada, por cuenta de cada uno de esos territorios o grupos de territorios, por el Estado Miembro o por cualquier autoridad que asuma la responsabilidad de la dirección de sus relaciones exteriores…”

Pero existe un caso especial que debe ser observado atentamente como referencia inicial, Québec. La antigua Nouvelle France, incorporada como provincia a Canadá en 1867, con una cultura propia y lingüísticamente francófona, de modo oficial fue reconocida como nación dentro de Canadá por el parlamento canadiense el 27 de noviembre de 2006. Previamente hubo un acuerdo entre Canadá y Québec sobre su presencia en la UNESCO, firmado el 5 de mayo de 2006, para tener un representante oficial permanente del Gobierno de Québec en el seno de la delegación de Canadá ante la UNESCO.”

En la sesión de apertura de la VII Conferencia Global de la UNESCO en París el 3 de junio de 2013 sobre desarrollo sostenible bajo el lema «¿La transición está en marcha?», el entonces President de la Generalitat, Artur Mas, y la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, firmaron un convenio de cuatro años de duración en colaboración con el Gobierno español que permite a Catalunya tener singularidad dentro de la sede de la UNESCO en la capital francesa con sus propios representantes. Mas declaró: «Los representantes catalanes estarán en las estructuras de la UNESCO, no formarán parte de la delegación permanente española»; y prosiguió, «No es todo lo que desearíamos, porque algún día aspiramos a tener una representación permanente, pero es mucho más de lo que tenemos actualmente” ya que permite reforzar la capacidad del país de relacionarse internacionalmente.

Y añadía una referencia clave, «Si el conjunto del Estado español concediera a Cataluña o Euskadi el mismo estatuto que se le otorgó a Quebec, la UNESCO aceptaría una delegación permanente catalana”. Si no la tiene es por la falta de voluntad del Gobierno español, porque en UNESCO se admite la representación de Quebec y también se podría permitir la de Catalunya. Nuestros intereses culturales están supeditados a los de España que ingresó en esta organización el 30 de enero de 1953.

Otras referencias

Kosovo, con una gran mayoría de albaneses étnicos, se proclamó como Estado independiente en 2008 siendo reconocido por más de cien países, entre ellos la mayoría de los socios de la UE y Estados Unidos, pero no por España, Rusia y Serbia, entre otros. Los gobiernos serbio y kosovar mantienen negociaciones para normalizar sus relaciones ya que son una condición para su respectivo acercamiento a la Unión Europea.

La Conferencia General de la Unesco del 9 de noviembre de 2015 resolvió en contra de aceptar a Kosovo como miembro de UNESCO al no recibir el respaldo de dos tercios del pleno (92 votos a favor, 50 en contra y 29 abstenciones, mientras que 15 países no acudieron), por lo que no alcanzó el apoyo mínimo necesario de 95 Estados, y no podrá someterse de nuevo a votación hasta la próxima Conferencia General dentro de dos años.

El Gobierno español se congratuló de qué no pudiese ingresar aludiendo a una supuesta «legalidad internacional», a pesar de que la entrada en la UNESCO no supone el reconocimiento de Kosovo como país soberano por parte de Naciones Unidas. Su objetivo es la obtusa guerra diplomática y mediática para impedir la libre e irreversible decisión de Catalunya de ser una nación soberana.

Es conveniente saber que los actuales 10 miembros asociados son: Islas Vírgenes Británicas (1983), Aruba (1987, Macao (China) (1995), Islas Caimán (1999), Tokelau (2001), Islas Feroe (2009), Curaçao (2011), San Martín (2011), Anguilla (2013) y Montserrat (2015) y que entre todos suman una población de 1.109.500 habitantes. Otros países y otras culturas con mucho menos aparentan más.

¿Quiénes somos, qué hemos hecho, qué queremos?

¿Para qué nos sirven todos los parámetros y referencias sobresalientes que poseemos en Euskal Herria en muchos asuntos, aún con sus pequeñas deficiencias, como mantenimiento del euskera, transparencia política, sistema educativo, formas de gestión industrial, tecnología, cooperativismo, respaldo sindical, PIB, etc., unas singularidades incluso en el ámbito europeo, sólo para ser líderes en la España que nos hostiga en todos los frentes? No y no. Cuanto antes salgamos de este sometimiento más felices seremos. Conviene recordar a Jose Mª Iparraguirre (1820-1881) cuando canta en su Gernikako Arbola “Eman ta zabal zazu munduan frutua” (Esparce tu fruto por el mundo). La dimensión universal del pueblo vasco con su lengua, cultura e identidad es innegable.

El pasado 5 de julio de 2016 el lehendakari Iñigo Urkullu, acompañado por la secretaria de acción exterior de Eusko Jaurlaritza Marian Elorza, se desplazó a la sede de Unesco en París, donde firmó un Memorandum de Entendimiento con la directora general Irina Bokova. En este documento se insiste con el asunto de la paz y convivencia, las víctimas, la igualdad de género, temas de otra índole y también algo, sin concretar, de promoción del patrimonio cultural, asombrosa preocupación.

En acuerdo se dice: “1. Objeto. El presente Memorando de Entendimiento tiene por objeto fortalecer la colaboración entre la Unesco y el Gobierno Vasco en temas culturales, sociales, educativos, científicos y medioambientales. Este objeto y las acciones que de él se deriven se desarrollarán en un marco de colaboración y comunicación con las autoridades españolas, especialmente con la Comisión Nacional Española de Cooperación con la Unesco y la Delegación Permanente de España ante la Unesco, y con pleno respeto a las normas vascas, españolas y de la Unesco”.

Esta Comisión Nacional Española de Cooperación con la Unesco en 2004 diluyó deliberadamente en el conjunto de las autonomías las singularidades culturales catalanas, vascas y gallegas basadas en su propia historia, con la evidente misión de anular cualquier emancipación cultural que denote una idiosincrasia particular y un deseo de estar representada particularmente en UNESCO y también en otros organismos internacionales, como pudieran ser las federaciones deportivas.

La directora Bokova debió quedar muy sorprendida por la precaria aspiración de los representantes del pueblo vasco. Ni siquiera se aprovechó la ocasión para explicar y denunciar el terrorismo cultural practicado, además de en la dictadura, posteriormente por el PP y PSOE, “demoneofascistas”, en forma de glotocidio o etnicidio lingüístico permanente, actualmente en la enseñanza.

Es muy difícil que en estas condiciones Euskal Herria pueda ejercer su derecho de autodeterminación y ser reconocida ante el mundo como lo que realmente es, una nación, con sus valores educativos, científicos y culturales. Si la sociedad no percibe o no quiere enterarse de este escandaloso abandono identitario, estamos condenados a seguir cautivos, como las provincias vascongadas, de la unidad de España, de la patria grande, libre y hostigados por sus fuerzas de ocupación.

Es preciso recordar que la historia nos avala ante cualquier observador internacional al haber tenido un estado propio en Europa durante muchos siglos, el Reino de Nabarra, fácilmente identificable como un Estado soberano, en ejercicio desde el año 824 hasta su conquista por Castilla en 1512 (al sur de los Pirineos) y su absorción (al norte) por la corona francesa en 1620. De hecho, reino oficialmente hasta 1841, hablamos de un territorio, una población, unas instituciones, una lengua, una cultura… real, existente, y que se pretende borrar del ámbito de la educación, la ciencia y la cultura. A la UNESCO le tiene que resultar desconcertante.

Cultura e identidad

Resulta por tanto imprescindible ilusionar y convencer al pueblo vasco, a sus instituciones más significativas, sectores financieros, industriales, colegios profesionales, ámbito cultural, artístico y deportivo y especialmente a las universidades que son las fábricas del futuro intelectual. Y para ello no hay más alternativa que lograr, inicialmente, una solución semejante al acuerdo entre Canadá y Quebec, constituyendo un frente común reivindicativo con Catalunya, Scotland (Escocia), Vlaanderen (Flandes en neerlandés) y todas aquellas otras culturas singulares existentes, para lograr con una representación propia y directa, una proyección universal. No podemos quedarnos solo con el dominio (punto) .eus como exponente de nuestra idiosincrasia.

La diferencia cultural no niega la universalidad de la condición humana, al contrario, es la que lo hace posible. La cultura propia es la clave de la supervivencia de un pueblo. Un país que no cuida su cultura esta excavando su sepultura. Las instituciones vascas parece que no conocen el lema italiano, Una nazione é viva quando é viva la sua cultura, y que Ramón Labayen (1928-2013), consejero de Cultura entre 1980 y 1983, así lo afirmaba: ”La construcción nacional requiere sobre todo sólidas bases culturales”. El desgarro y desarraigo cultural de nuestro pueblo es gravísimo e incluso atrapa a la izquierda y a muchos abertzales.