Arantzazu Ametzaga, la caída del reino nazarí

La escritora publica ‘Pólvora y azafrán’, una nueva novela histórica que narra las aventuras de un grupo de jóvenes que buscan su destino en América mientras su mundo se derrumba.

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La escritora Arantzazu Ametzaga, durante la presentación de su nueva novela. (IÑAKI PORTO)

“El pueblo judío, que era una minoría no tan pequeña, hizo de esta península su país en el reino nazarí” “Comprendo bien el dolor por el destierro y la búsqueda de una vida nueva lejos del que fue tu hogar”

su fascinación por el reino nazarí y la tristeza de ver cómo se perdió, de igual manera a “como se perdió el Reino de Navarra”, han motivado el nuevo libro de Arantzazu Ametzaga. Bajo el nombre Pólvora y azafrán, la novela transcurre por uno de esos periodos convulsos, a finales del siglo XV, a caballo entre distintas culturas, religiones y continentes. Su protagonista, Dalia, conocerá en sus carnes la violencia de los vencedores, la angustia de quienes ven derrumbarse el mundo a su alrededor y la fe de quien quiere sobrevivir.

“Cuando uno escribe un libro lo hace desde el amor y el trabajo”, cuenta la autora de Pólvora y azafrán (Txertoa), un trabajo que, en su caso, se traduce en la recopilación de datos, el cual ha realizado durante toda su vida gracias a su profesión de bibliotecaria. Según dice, este libro nace como “un divertimento” y a raíz de uno de sus personajes de 1512. La conquista de un reino, al que cogió mucho cariño. Isaac era un judío que, en aquella novela, vendía telas para la coronación de la reina Catalina en Pamplona. “Me quedé enamorada de Isaac, y pensé que este mercader, que vendía cosas maravillosas, tenía que tener su historia”, admite. Precisamente, la historia de Isaac es con la que arrancan las primeras páginas de esta nueva entrega. “El pueblo judío era una minoría no tan minoría dentro de la península ibérica, porque hizo de esta península su país en el reino nazarí, donde convivieron con los árabes de una manera armoniosa y trayendo a la poblada Europa todas las mercancías del lujo que hoy Europa tiene en sobreabundancia”, añade.

La autora se mete, así, en la vida de Isaac, en su casa de Granada, desde donde contempla a través de él la caída del reino nazarí y el odio que se desprendía hacia este pueblo por la cuestión religiosa. “Isaac vuelve a Navarra, donde había tenido una historia de amor en Tolosa”, señala. En este punto de la historia, Isaac deja de ser el personaje de Ametzaga, quien da pie a una nueva generación, un grupo de jóvenes judíos que tiene que salir del reino nazarí y buscar un mundo nuevo donde vivir. “Generalmente, los judíos partían a Marruecos, pero a mis personajes les toca viajar a Venezuela, que entonces se llamaba la Tierra de Gracia”, cuenta, donde descubren la Isla de Margarita, todo un regalo del Caribe. “Allá es donde mis personajes culminan su trayectoria, pero durante todo el viaje tienen que demostrar valor, que pueden superar las dificultades de este mundo en guerra”, comenta. Una historia que, además, recuerda a la autora de la novela el viaje que tuvieron que emprender sus padres, exiliados de Bizkaia en 1937. “Me retrato en estos protagonistas y comprendo muy bien la situación por la que pasan, que reflejo en prácticamente todas mis novelas, ya que sé qué es el dolor por el destierro y la búsqueda de otra vida nueva, cuando ya tenían una vida construida en su tierra, su hogar”, dice. Esta es una de las razones por las que Isaac aparece de nuevo en esta novela, porque, según cuenta Ametzaga, le sirve para describir “el dolor de abandonar tu casa por la fuerza de las armas, porque él sabía que se la iban a quitar y que nunca iba a retomar su patrimonio”.

Pero los protagonistas no solamente ven de primera mano el ocaso de la Granada nazarí, sino que también son testigos de la aparición de la imprenta, las persecuciones religiosas y los primeros viajes castellanos a América. En definitiva, el libro se traduce en una historia de gente común a la búsqueda de su propio camino, en medio de las turbulencias que hace cinco siglos transformaron el mundo.

belleza y cañones El título de la obra, cuenta su autora, tiene que ver con que “el azafrán es un producto prodigioso que vendía el mercader Isaac, que era tan caro como el oro y era, y sigue siendo, bellísimo”, mientras que la pólvora “hace referencia a los cañones que arrasaron el reino nazarí, que no tenía problemas económicos por aquel entonces y, cincuenta años después, la Alhambra ya se caía a pedazos”. “Ese es el daño que nos ha hecho a los pequeños pueblos, y a los grandes también, la Santa Cruzada”, reflexiona.

La novela describe bien todos los lugares por los que pasan sus protagonistas, como la Alhambra de Granada, “una arquitectura rosa maravillosa” que Ametzaga conoce bien, así como la Isla de Margarita. “En general, en mis novelas trato de describir mundos que conozco, aunque así no dejo de informarme, porque la memoria es la que es”, explica.

Asimismo, la autora cuenta que en esta novela la bibliografía no es muy extensa, ya que ella conoce bien América, lugar donde nació y vivió durante 30 años. “Tengo un cierto bagaje anterior no solo por lo que viví, sino por lo que estudié cuando estuve allá -apunta-. Haber estudiado Humanidades me ayudó a conocer y entender mucho más aquella tierra en la que yo me criaba, de la que sin duda tengo recuerdos maravillosos”. “No obstante, sí que he tenido que recabar bastante información a través de libros, como no, como Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving”, agrega Ame-tzaga, autora también de 778 Orreaga. El nacimiento de un reino.

relación con navarra Para la autora, esta novela tiene cierta relación con Navarra, ya que cuenta la caída del reino nazarí a través de Isaac, “un aspecto muy triste” que le recuerda “cómo perdimos nuestro reino”. “En nombre de la fe y de la ambición, la codicia y la locura, porque Isabel de Castilla estaba muy loca, a lo largo de la historia se han invadido reinos que iban muy bien”, y la conquista del reino nazarí “es el principio de la conquista del Reino de Navarra”, concluye.

En corto

El libro. Pólvora y azafrán. Del reino de Granada a la tierra de Gracia, pasando por el puerto de Palos.

Editorial. Txertoa.

La autora. Arantzazu Ametzaga Iribarren (Buenos Aires, 1943), es licenciada en Biblioteconomía y Técnica Superior en Archivos. Fundadora de la Biblioteca del Parlamento Vasco, ha sido galardonada con los premios Sabino Arana (2015) y Manuel Irujo (2016), entre otros. En los últimos años ha firmado nuevos títulos con diversas editoriales: La Txalupa de Radio Euzkadi. Una semblanza de Pello Irujo Elizalde (2009), Memorias de Montevideo (2011), El Manuscrito de Carlomagno (2013), 1512. La Conquista de un reino (2013) y 778 Orreaga (2015).

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