Hijos adoptivos del franquismo

El PSOE ha tomado una decisión asquerosa. Una más.  Mientras Pedro Sánchez continúa su carrera para la salvación personal en Madrid, sus concejales en Vitoria han vetado -conjuntamente con el PP- el nombre de Lluís Llach como hijo adoptivo de la capital vasca. Llach es el autor de ‘Campanades a morts’ , el único homenaje que tuvieron los cinco obreros muertos como consecuencia de un asalto policial salvaje , ordenado por los reformadores del régimen franquista, gente que antepone la supervivencia de los cargos propios a la vida de las personas.

Los facinerosos que enviaban a la policía a zurrar, detener, torturar y, si convenía, matar eran el ministro de la Gobernación, Manuel Fraga -aquel día de viaje en Alemania-; Adolfo Suárez, responsable del orden público en sustitución del anterior y Rodolfo Martín Villa, ministro de Relaciones Sindicales. Todos ellos a las órdenes de Juan Carlos de Borbón.

Fraga, Suárez, Martín Villa y Juan Carlos de Borbón quizás son los cuatro personajes que mejor se lo montaron en el tránsito del régimen del 36 al del 78 . Todos ellos recibieron todo tipo de compensaciones, en honores y dinero, por haber sido capaces de mantener la estructura franquista e integrar las élites de la oposición democrática. Aunque fuera a costa del olvido de aquellos cinco obreros asesinados, entre muchas otras víctimas de la represión, durísima, de aquel periodo.

Ahora el PSOE, en Vitoria, ha mostrado su esencia real como continuador y justificador de la violencia de aquellos malhechores ministeriales. Era de esperar. Después de todo, ¿qué diferencia había entre la Triple A y el GAL que no fuera quien mandaba en Madrid?

EL MÓN