¿Preguntas o denuncias?

De cándidos infantes, era bastante simple –a veces nuestras pupilas  quedaban como platos de color estúpido-, responder a enigmas, aporías y otros interrogantes. El “porque lo digo yo”, “esas preguntas no se hacen” o el “doctores tiene la iglesia…” etc., nos permitía que entre unos y otros, “lo supiéramos” o lo ignorásemos todo.

Algunos hemos llegado a la supuesta “sesuda  senectud” y creemos haber desterrado a los viejos oráculos, sus dioses y sus doctores. La técnica  y  los conocimientos, parecen estar en nuestras manos. Y sin embargo, parece que las luces y los recursos para entender la trayectoria y el sesgo del mundo, nos desamparan.

Porque nos domina una trama de pérfidos homínidos obstinados en manipular, ensombrecer, desfigurar etc… la realidad existencial de sus semejantes. Un grupo de malvados, dirigidos por algún diabólico Leviatán, que pretenden pisotear bajo su escabel a toda la humanidad. Volvernos –nunca nos redimimos del todo- a la esclavitud.

Y  se mofan de la fraternidad universal. Quieren convencernos de que la igualdad de los seres humanos no pasa de una patraña de románticos y soñadores…

Y nos empujan a la sumisión como los viejos santones. Ahora se disfrazan de políticos, tertulianos, creadores de ideas. Quieren hacernos creer, que las cosas no son como son, sino como ellos dicen que son.

Y nos ofrecen la fórmula para complicar más la solución de los grandes conflictos, que en su propio interés -espurios cuando no criminales- crean ellos.

Y ahí están. Con sus terrorismos, con  la brutal sicosis de sus barbaries. Por eso, un servidor, antes de saturarse en mil debates, prefiere desplegar ciertas preguntas entre las muchas que me mortifican.

La gran pregunta, la más simple y si se quiere patosa…, es a quien beneficia toda esta espantosa movida. Porque las guerras difícilmente solucionan conflictos. Lo único que consiguen es trasladar el cetro de la violencia de un beligerante a otro. Que ahí está la historia. El fuego enloquece con más combustible…

Y otra crucial pregunta: ¿que pinta occidente, ya desde el viejo complot colonialista del s. XIX, encizañando y mangoneando el mundo árabe? ¿No  ha profanado su soberanía y culturas por intereses geoestratégicos? ¿No ha rapiñado sus patrimonios y expoliado sus recurso energéticos? ¿Con semejante proceder, qué respeto y amistad podemos esperar del mundo árabe?

Para más INRI, nos dicen ahora, que las acciones de las factorías armamentísticas se desmadran en las bolsas. ¿De verdad que no era esto lo que se pretendía?

¿Es cierto como dicen las malas lenguas, que por ejemplo, aquí, en el feudo cañí, Aznar, Agag, Morenés, el Rey etc…, se están atiborrando de guita? Porque si esto es así, para semejantes personajes, vengan guerras…

¿Es cierto que  los suculentos contratos de armas de Francia –y España- con Arabia saudí y aliados,  cobijan y potencian al EI? ¿Quién compra su petróleo?

¿Es cierto que la CIA -, y sus compinches,  conscientes de los resultados de aquellos polvos… creó la guerra de Irak, y se  encamó con el islamismo radical?

¿Es cierto que reventaron el avispero yihadista y enviaron al trío de las azores a parodiar  la extinción de lo inextinguible?

¿Es cierto que ya calculaban los futuros millones de víctimas inocentes árabes –no por colaterales menos criminales-  y esos soportables cientos  de occidentales?

¿Es cierto que a los esbirros de la CIA  los dirigen  auténticas mente diabólicas, enfermas de poder, de riquezas…y de sangre?

¿Es cierto que los grandes trust mediáticos que están en sus manos manipulan toda la información del planeta?

Y por cierto, ¿a quien se llama terrorista, a los que desde sus despachos provocan la destrucción de vidas y pueblos inocentes, o a los descerebrados que dicen vengar tales masacres…?

Cierto es, que los amos del planeta están a punto de cercarnos a los ciudadanos en un gran recinto puramente orweliano. Y  te lo plantean con todo su desvergonzado descaro. Y la  la peña de puro medrosa, que no decimos ni mu….

Y ahora para embrollarlo todo, sin duda con fines bastante confusos pontifica Hollande -con ínfulas de gabacho-, sociata de pega, y nos dice que Francia está en guerra. ¡Cuanto me hubiera gustado ver en este momento a los galos, más como insurgentes de la bastilla que como  doblegados  de Waterlóo!

Les enfants de la patrie y en general todos los europeos, hemos de reaccionar ante el mensaje  equívoco o desalentador de algunos gobernantes. Hemos de estar alerta  o los ciudadanos acabaremos hincando la rodilla y agachando la cerviz.

¿A quien beneficia el recorte de las libertades? Franklin decía que sin riesgo no existe libertad. A los pueblos no se les protege encerrándoles en sus catacumbas, sino creando parámetros de paz, nunca de guerra.

Sabemos perfectamente que si los que manejan el mundo respetaran los caminos de la paz, de la justicia y de la soberanía de los pueblos, desaparecerían los conflictos. Pero hace falta que quieran o que la sociedad despierte de una vez.