La nación es la lengua

(Publicado en el diario Hoy el 14 de julio de 2008).
La frase que encabeza este artículo es de Joan Maragall y es, a la vez, el título del libro que Jaume Comellas acaba de publicar sobre el pensamiento lingüístico de nuestro gran poeta, que también fue en su época un periodista notable. A través de la recopilación y el análisis de artículos y otros escritos, Jaume Comellas nos explica bien el ideario lingüístico del hombre de letras que es abuelo de nuestro alcalde olímpico (Pasqual Maragall) y que ha dado nombre a un paseo, una plaza y una estación de metro en Barcelona.
De las ideas lingüísticas de Joan Maragall, a mí me ha llamado mucho la atención la que expone los fundamentos del catalán literario del poeta. La hizo pública desde las páginas del Diario de Barcelona en castellano: ¡qué le vamos a hacer! Nuestra historia idiomática es así de contradictoria. He aquí la idea:
«‘Si me preguntáis donde está mi academia diré: “En las montañas, en los valles, en las costas del mar, en los arrabales de las grandes poblaciones: allí están los pastores que hablando con sus rebaños todo lo nombran a su manera, allí los labradores que escuchan atentamente la tierra, allí los marineros que oyen voces en los vientos y en las olas que vienen de todas partes, allí los obreros que todo lo dicen con humor variable; y vagando palpitantes entre todos ellos, los poetas’. Tales son los académicos de mi lengua. Ved si la lengua es grande y pura».
Han pasado poco más de cien años y ahora esta idea es impensable. Los pastores, los agricultores, los marineros y los obreros de nuestro país que hablaban una lengua rica y plena están ahora en el cementerio. Esa lengua a la vez viva y genuina y popular está muerta y enterrada.
Una vez releído este artículo mío de 2008 que ahora reedito, tengo que hacer una autocrítica. Muy singular, por cierto. Una autocrítica singular por cuatro motivos:
1) El texto del artículo me parece del todo acertado y del todo vigente. El problema es -sólo- el título.
2) Representa que el aspecto de la escritura en la que yo más destaco es en el arte de titular, hasta el punto de que imparto cursos de esta materia, y aun así el título de este artículo mío no es un buen título.
3) He hecho mío el título del libro de Jaume Comellas, de la misma manera que él ha hecho suya esta frase de Joan Maragall para titular la obra: de esta manera los dos nos hemos identificado con esta idea de Joan Maragall.
4) Criticar una idea del gran Joan Maragall y al mismo tiempo el título de un libro de alguien que escribe con rigor como Jaume Comellas y al mismo tiempo hacer una autocrítica en el terreno del arte de titular… pues francamente no es poco.
Y ya sin más preámbulos, he aquí la autocrítica. Decir que la nación es la lengua es inexacto. La nación de los portugueses es Portugal y la lengua es el portugués. Sí. Pero la nación de los argentinos es Argentina y la lengua es el español. La nación de los quebequeses es Quebec y la lengua es el francés. La nación de los valencianos es el País Valenciano y comparten la lengua -y más cosas- con nosotros los catalanes y con los mallorquines y con los otros pueblos de nuestra área idiomática. Si fuera verdad que la nación es la lengua, el mapa de las naciones y el mapa de las lenguas serían un mismo mapa.
AVUI

(Publicado en el diario Hoy el 14 de julio de 2008).
La frase que encabeza este artículo es de Joan Maragall y es, a la vez, el título del libro que Jaume Comellas acaba de publicar sobre el pensamiento lingüístico de nuestro gran poeta, que también fue en su época un periodista notable. A través de la recopilación y el análisis de artículos y otros escritos, Jaume Comellas nos explica bien el ideario lingüístico del hombre de letras que es abuelo de nuestro alcalde olímpico (Pasqual Maragall) y que ha dado nombre a un paseo, una plaza y una estación de metro en Barcelona.
De las ideas lingüísticas de Joan Maragall, a mí me ha llamado mucho la atención la que expone los fundamentos del catalán literario del poeta. La hizo pública desde las páginas del Diario de Barcelona en castellano: ¡qué le vamos a hacer! Nuestra historia idiomática es así de contradictoria. He aquí la idea:
«‘Si me preguntáis donde está mi academia diré: “En las montañas, en los valles, en las costas del mar, en los arrabales de las grandes poblaciones: allí están los pastores que hablando con sus rebaños todo lo nombran a su manera, allí los labradores que escuchan atentamente la tierra, allí los marineros que oyen voces en los vientos y en las olas que vienen de todas partes, allí los obreros que todo lo dicen con humor variable; y vagando palpitantes entre todos ellos, los poetas’. Tales son los académicos de mi lengua. Ved si la lengua es grande y pura».
Han pasado poco más de cien años y ahora esta idea es impensable. Los pastores, los agricultores, los marineros y los obreros de nuestro país que hablaban una lengua rica y plena están ahora en el cementerio. Esa lengua a la vez viva y genuina y popular está muerta y enterrada.
Una vez releído este artículo mío de 2008 que ahora reedito, tengo que hacer una autocrítica. Muy singular, por cierto. Una autocrítica singular por cuatro motivos:
1) El texto del artículo me parece del todo acertado y del todo vigente. El problema es -sólo- el título.
2) Representa que el aspecto de la escritura en la que yo más destaco es en el arte de titular, hasta el punto de que imparto cursos de esta materia, y aun así el título de este artículo mío no es un buen título.
3) He hecho mío el título del libro de Jaume Comellas, de la misma manera que él ha hecho suya esta frase de Joan Maragall para titular la obra: de esta manera los dos nos hemos identificado con esta idea de Joan Maragall.
4) Criticar una idea del gran Joan Maragall y al mismo tiempo el título de un libro de alguien que escribe con rigor como Jaume Comellas y al mismo tiempo hacer una autocrítica en el terreno del arte de titular… pues francamente no es poco.
Y ya sin más preámbulos, he aquí la autocrítica. Decir que la nación es la lengua es inexacto. La nación de los portugueses es Portugal y la lengua es el portugués. Sí. Pero la nación de los argentinos es Argentina y la lengua es el español. La nación de los quebequeses es Quebec y la lengua es el francés. La nación de los valencianos es el País Valenciano y comparten la lengua -y más cosas- con nosotros los catalanes y con los mallorquines y con los otros pueblos de nuestra área idiomática. Si fuera verdad que la nación es la lengua, el mapa de las naciones y el mapa de las lenguas serían un mismo mapa.
AVUI