Iohan Ramírez de Baquedano, un héroe olvidado

Iohan Ramírez de Baquedano, un héroe olvidado (I: Contexto geográfico e histórico)

Desde tiempos inmemoriales, el valle de las Amescoas/Amezkoa, encajonado entre las Sierras de Urbasa y Lokitz, y situado en la ancestral ruta entre Lizarrerria/Tierra Estella y la Llanada Oriental, ha mantenido una estrecha relación con las comarcas alavesas adyacentes de la Llanada Oriental y el Valle de Harana/Arana. Lo que conocemos del euskera amescoano, a partir de la toponimia y de algunos textos, así parece corroborarlo.

No en vano, lo que hoy conocemos como “Amescoa Alta”, constituida por los municipios de Larraona, Aranaratxe y Eulate, fue conocido como “val de Arana”, hasta bien entrado el siglo XVI. “Casualmente”, la primera mención escrita como “Amescoa Baja” de lo que hasta entonces simplemente había sido “Amescoa” es de 1512… La mentalidad popular, como se ve, también tardó en olvidar que allí, antes, no hubo frontera alguna…

Y es que, hasta la conquista castellana del año 1200, no hubo ninguna frontera política, como tampoco la hay a nivel geográfico, entre Larraona y Contrasta, el más nororiental de los pueblos del valle alavés de Harana/Arana, “que avía antenombre Arana”, según Fuero concedido por Alfonso X de Castilla en 1256.

Si la defensa por el lado castellano, tras entroncar con los Gauna, quedó desde mediados del siglo XV en manos de la poderosa familia oñacina guipuzcoana de los Lazcano, sólidamente asentada en Contrasta, correspondió a la familia de los Baquedano el papel más destacado en el territorio que se mantuvo dentro del reino navarro. Y aquí nos vamos a detener….

Y es que es durante el siglo XV cuando empezamos a tener menciones destacadas de esta familia, ocupando cargos como el de Merino Mayor de Estella, o Alcaide del castillo de Zalatambor (en Estella-Lizarra) durante el ataque castellano de 1460. Recordemos que, como consecuencia de esta serie de ataques, el reino navarro perdió la Sonsierra (actual Rioja Alavesa) y el llamado “partido de Los Arcos” (reincorporado en 1753): a buen seguro, y de no mediar la férrea defensa de las fortificaciones estellesas, toda la Merindad habría pasado a poder de Castilla, según prescribía el Laudo Arbitral de Baiona del 23 de abril de 1463.

Volviendo a nuestro valle, los Baquedano tenían asentado su solar principal en la torre-palacio de San Martín de Amescoa, siendo titulares también del palacio de la localidad contigua de Ecala. No está de más matizar que, tras esta pomposa denominación de “Palacio”, no se escondía algo mucho más lujoso que las casas de los vecinos labradores. Apenas les diferenciaba el uso de la piedra, el carácter militar y, sobre todo, los derechos de participación institucional de que hacía titular a su dueño, rasgo característico de nuestro Derecho consuetudinario.

Nada queda ya del Palacio de Ecala, pero sí que se conserva buena parte del Palacio de San Martín (s. XV), en la localidad homónima. Aunque en la actualidad no destaque especialmente entre el resto de casas del pueblo, una observación más atenta nos permite descubrir un matacán aquí, un cubo cilíndrico del recinto amurallado allá…. que nos recuerdan el pasado militar de la construcción.

Eso sí, no hay ninguna placa o recordatorio que nos haga saber que aquella construcción fue también protagonista de uno de los episodios más valerosos y, a la vez, trágicos, de nuestra azarosa Historia…

http://martinttipia.com/2014/08/16/iohan-ramirez-de-baquedano-un-heroe-olvidado-i-contexto-geografico-e-historico/