Iruña, ¿ciudad maya?

Es lo que tiene la vieja Iruña. Les acaba de pasar ahora en la Catedral. Que le das un poco al pico y la pala y te salen todo tipo de restos. Una pesadilla para los amigos de las obras públicas y un placer para los historiadores. Romanos, musulmanes, godos, visigodos, francos, suevos, vándalos, alanos… y quién sabe si, con este alcalde, hasta mayas. De todo, menos vascones. Nada, que no debieron existir o vivieron en tiendas de campaña. Sobre Historia, que hablen los arqueólogos, pero llama la atención una especie de cortina interesada en cubrir cualquier vestigio vasco tanto por debajo como por encima de la superficie. A pocos kilométros de aquí, en la ciudad hermanada de Baiona, los lauburus, las ikurriñas y toda la simbología vasca cuelga de edificios y comercios sin complejos. Aunque sea un poco la Andalucía de Francia y el porcentaje de población euskalduna y el voto abertzale sea reducido, existe una marca vasca en toda regla explotada turística y comercialmente. Y no pasa nada. Al contrario. Pasa que la ciudad vende y se distingue en un estado tan complejo y jacobino como el francés mientras aquí seguimos de espaldas a la playa de Donosti y al Guggenheim, viviendo de las rentas de los tour operadores de 9 días de farra y con el ¡“Domuit vascones”! en pleno siglo XXI.

Txus Iribarren
Diario de Noticias