El delito de dinamitar España

La querella de la Fiscalía contra Carme Forcadell, presidenta del Parlament, dice que con su actuación quería «dinamitar» el modelo de organización del Estado. La expresión sorprende, por lo que la han recogido tanto los diarios. Algunos la han encontrado muy dura, a mí me sorprende más bien por poco pertinente. Es una expresión que, por su tremendismo metafórico, no habría extrañado encontrar en un mitin o en un editorial de periódico, pero que sorprende encontrarla en un documento de naturaleza jurídica. No es una expresión que pertenezca al lenguaje jurídico. Viene del político o del periodístico. Cada ámbito tiene su registro lingüístico, y lo que chirría en una sentencia nos puede parecer bien en un artículo de opinión, y lo que sería perfectamente adecuado para una conferencia académica no funciona en un mitin. Cuando alguien se equivoca de registro lingüístico suele ser señal de que no entiende muy bien cuál es su papel, que se equivoca también en su rol. Y diría que este desliz de registro en la querella de la Fiscalía es un reflejo de uno de los principales problemas de la vida pública española, agravado por el espíritu de la operación Cataluña: que de vez en cuando los periodistas quieren hacer de jueces, los jueces de políticos y los políticos de periodistas.

ARA