El BND hace ‘striptease’

Todo empezó con Klaus Barbie. El año 2010 un estudiante que estaba haciendo su doctorado pidió a los servicios secretos alemanes -Busdesnachrichtendienst o BND- permiso para consultar el expediente del jefe de la Gestapo en Lyon durante la ocupación nazi. Y contra todo pronóstico, se lo acordaron. El documento contenía informaciones comprometedoras para el BND ya que desvelaba que Barbie había sido reclutado como informador para este servicio en el año 1986, cuando vivía escondido en Bolivia. Su trabajo era observar la evolución de las fuerzas comunistas en aquella zona. El antiguo SS residía, con nombre falso, en La Paz, lejos de Francia, donde había sido condenado a muerte por contumacia.

“Decidimos desclasificar este dossier porque pensábamos que no había ninguna justificación para continuar protegiendo la identidad de nuestros informadores en el caso de que estuviesen comprometidos con el III Reich, y que era de interés público conocer este pasado”, explicó Bodo Hechelhammer, historiador jefe del BND. A partir de aquel momento, la lista de antiguos SS y responsables nazis reclutados después de la guerra por los servicios secretos alemanes ha ido alargándose regularmente. Pero el acto de transparencia del BND ha ido más allá del hecho de ventilar su pasado nazi. Todos sus archivos, de 1947 a 1968, han sido puestos a disposición de una comisión de historiadores independientes que publicará el resultado de su trabajo el próximo 2016. Y después, todos los documentos, hasta los más secretos, quedarán depositados en los Archivos nacionales, donde serán accesibles a todos los investigadores. “Tenemos necesidad de transparencia, es una condición fundamental para ganarse la confianza de la sociedad”, ha afirmado Gerhard Schindler, el actual presidente del BND. Después del escándalo por la intrusión masiva de los servicios de espionaje norteamericanos (NSA) y la sospecha de colaboración que pesa sobre sus homólogos –como el BND en Alemania o el MI6 en Gran Bretaña- hacen falta todo tipo de gestos para ayudar a que la opinión pública recupere la fe en los servicios de inteligencia. Y saben que lo tienen crudo.

El camino lo marcó la CIA cuando, en 1998, hizo públicos todos sus archivos sobre los criminales nazis que habían protegido a partir de 1945. Pero hasta ahora, el striptease de los servicios alemanes ha ido más lejos que nadie. En Francia, la DGSE desclasifica documentos con cuentagotas. Y el CNI español no lo ha hecho nunca. La opacidad es total. “Si se mantienen cerrados a cal y canto es una manera de no exponerse nunca a las críticas”, aseguran los historiadores expertos. Un camino que hace muy difícil mejorar su funcionamiento. Y así les va.

Traducido del catalán para Rebelión por Lucas Marco.

[Publicado en la revista El Temps (nº 1584) del 20 de octubre del 2014]

Fuente orignal: http://www.eltemps.cat/ca/notices/2014/10/el-bnd-fa-striptease-6409.php