Gas a partir de renovables en el Mar del Norte

El problema de las renovables es que la electricidad generada debe ser consumida rápidamente almacenar un exceso de energía es limitada, como también lo es su capacidad para transportar la electricidad desde los centros de generación ubicados en el norte de Europa a los consumidores en el sur. Por ello, la energía eléctrica generada a partir de fuentes renovables debe ser consumida rápidamente o, de lo contrario, darse por perdida.

 

Para gestionar los excedentes temporales de energía eléctrica de origen renovable y evitar su pérdida, una opción es transformar la electricidad a gas (P2G) mediante los procesos de electrólisis (ruptura de las moléculas de agua para obtener oxígeno e hidrógeno) y de metanización (combinación del hidrógeno obtenido mediante electrolisis con el dióxido de carbono para formar metano), generando así hidrógeno y metano, compatibles con las infraestructuras de almacenamiento y transporte actualmente existentes para el gas natural.

 

Ambos gases podrían luego ser usados como combustibles para el transporte y la calefacción, como materia prima para la industria química, o ser utilizados nuevamente para generar electricidad. El proceso P2G presenta, además, la ventaja de que permite utilizar el dióxido de carbono capturado y/o secuestrado en las plantas de generación de electricidad y en almacenes subterráneos como materia prima para la metanización, lo que supondría una manera de reciclar un gas de efecto invernadero.

 

La combinación en la región del mar del Norte de una infraestructura de gas natural bien desarrollada tanto en tierra como en el mar, el hecho de que esta deba ser desmantelada en las próximas décadas si no se le encuentra un nuevo uso, junto a la creciente capacidad de generación eléctrica a partir del viento y el sol, hacen particularmente atractiva la opción P2G en dicha zona. Las estimaciones de la North Sea Power to Gas Platform para el 2030 cifran en unos cien gigavatios la capacidad de generación del conjunto de los parques eólicos marinos del mar del Norte, mientras que la capacidad de la solar fotovoltaica instalada en los países ribereños podría incrementarse hasta casi 60 gigavatios en el 2020, frente a los 35 del 2012.

 

Todo apunta a que la iniciativa empresarial comentada, nacida en el norte de Europa, no tardará en desplazarse a nuestras latitudes: de hecho, la Mediterranean Power2Gas Platform ya calienta motores.

 

Un informe del 2011 de Douglas-Westwood & Deloitte afirma que en el transcurso de los próximos treinta años alrededor de 500 plataformas, 8.000 pozos, cuatro millones de toneladas de acero y varios cientos de pozos submarinos, colectores, oleoductos y gasoductos, tendrán que ser desmantelados en la región del mar del Norte, a medida que la producción de petróleo y gas vaya declinando.

 

Ante esta realidad, la industria del petróleo y del gas, los gobiernos de los países implicados y la Unión Europea estudian diversas iniciativas que permitan convertir este reto, cuyo coste ha sido evaluado en unos 56.000 millones de euros, en una nueva oportunidad de negocios.

 

En este contexto, once empresas europeas han decidido unir sus fuerzas en una plataforma (North Sea Power to Gas Platform) que pretende impulsar la transformación de electricidad en gas ( power-to-gas o P2G). El concepto P2G abarca un conjunto de esfuerzos destinados a convertir la energía renovable en gas, para después usar el sistema de transporte y almacenamiento existente en la actualidad en Europa para llevar dicha energía al mercado.

 

Como saben, los veintisiete países miembros de la Unión Europea (UE-27) tienen un triple objetivo para el 2020, conocido como el 20-20-20: obtener un 20% de su consumo total de energía a partir de fuentes renovables, aumentar la eficiencia energética en un 20% y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20%. En esta línea, la UE estima que el porcentaje de energía final aportada por las fuentes renovables alcanzó en el 2011 el 13% del consumo total, frente al 12,1% en 2010 y el 7,9% en el 2004.

 

Según datos de Eurostat, en el 2011 la composición del mix de energías renovables existente en la UE-27 estaba integrado por: biomasa (66,7%), hidráulica (16,25%), eólica (9,5%), geotérmica (3,8%) y solar (3,7%). Los mayores porcentajes en el uso de energía renovable sobre el total del consumo final serían los de Suecia (46,8%), Letonia (33,1%), Finlandia (31,8%) y Austria (30,9%); mientras que los porcentajes más bajos corresponderían a Malta (0,4%), Luxemburgo (2,9%), el Reino Unido (3,8%), Bélgica (4,1%) y Holanda (4,3%). España, con un porcentaje del 15,1%, se situaría en un posición intermedia.

 

Desde el 2004 al 2011, la proporción de energías renovables en el consumo final de energía creció en todos los estados miembros de la UE-27. Los mayores incrementos durante este periodo se registraron en Suecia (38,3% a 46,8%), Dinamarca (14,9% a 23,1%), Austria (22,8% a 30.9%), Alemania (4,8% a 12,3%) y Estonia (de 18,4% a 25,9%). En España, la evolución fue del 8,1% en el 2004 al 15,1% en el 2011.

 

En cualquier caso, pese al innegable crecimiento y penetración de las energías renovables, la naturaleza intermitente de las fuentes solar y eólica en la generación eléctrica dificulta maximizar la contribución de dichas energías al mix energético europeo.

 

 

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