La bandera española republicana

Acabamos de pasar unos días de pasión republicana. Entre el recuerdo del 14 de abril y las Hazañas bélicas del descendiente de Felipe V, ha habido comentarios y fotos para todos los gustos. De nuevo, sin embargo, se asiste, perturbadoramente sorprendido, a la extraña visión hispanocéntrica del mundo que todavía hoy muchos catalanes practican. Ayer el amigo Ferran Sáez hablaba en el Ara. Espero que me permita pisarle el tema.

A ver: que en España haya una República o una Monarquía es absolutamente indiferente a las aspiraciones nacionales catalanas. Que a estas alturas, con lo que nos ha pasado, alguien confíe en que un régimen republicano fuera más favorable a un proceso de independencia de nuestro país es continuar empeñándose en vivir de manera permanente en el túnel de los horrores que es España, adopte la forma política que adopte. Lo que necesitamos es lo que hizo Macià -corrigiendo a Companys-: no se trata de cambiar el régimen jurídico de España, sino de cambiar el Estado.

Del 14 de abril sólo me interesa la proclamación de la República Catalana que impulsó Macià. Este es el hecho revolucionario, la auténtica hito histórico que sencillamente deja en nada toda la política catalanista anterior y es, también, la única esperanza para el futuro. Sólo dos hombres, Pau Claris y Francesc Macià, han ejercido plenamente la soberanía en Cataluña. Y al hacerlo, demostraron que era posible, que no somos ningún país inferior a cualquier otro, ni condenado a vagar por el mundo encadenado a España.

Ahora bien, la opción de la República Catalana no se defiende con ninguna bandera española , sea monárquica o republicana. ¿Cuesta tanto tener una visión catalana de la vida? ¿Siempre tenemos que ir a parar a España? ¿No nos basta con la historia vivida, como para darnos cuenta que la defensa de nuestros intereses sólo depende de nosotros? ¿Quieren que les cuente un par de cientos de actuaciones lesivas a los intereses catalanes por parte de los dirigentes de la II República española? Que haya una República o una Monarquía en España nos debería interesar tanto como que Nueva Zelanda decida prescindir de la reina de Inglaterra. Quiero decir que allá ellos.

Por otra parte, y aunque sea anecdótico, ¿saben a qué obedece la franja morada de la bandera republicana? Pues a que era la «insignia de una región ilustre, nervio de la Nacionalidad»‘, ni más ni menos que el pendón morado de Castilla. Y quien tenga memoria, que recuerde que el Real Madrid lucía hasta los años 90 una franja morada en su escudo por el mismo motivo. Nada más español pues que la castellana bandera republicana.

Que nuestros queridos y sufridos federalistas, empeñados en subir como Sísifo una y otra la piedra de la España federal, salgan a la calle con la bandera tricolor pues, mira, qué le vas a hacer, hay gente para todo, incluso para seguir siendo española. Yo ya hace tiempo que he renunciado a entenderlos. Pero que un independentista abrace la bandera republicana lo encuentro como mínimo decepcionante.

Josep Pla decía que no hay nada más igual a un español de derechas que un español de izquierdas. Versionándolo y aplicándolo al caso, no hay nada más igual a una bandera española monárquica que una bandera española republicana.

El Singular Digital