Esa secular fobia y fanatismo antivascos

No podría asegurar que la aversión de España hacia todo lo vasco surja ya con la romanización -o antes-, con el desbarajuste godo o con la España musulmana -aunque con judíos y musulmanes, los vascos, al parecer, nos entendimos mejor-.

Lo que sí parece notorio es que tal aversión, desde la génesis del imperio del nacionalcatolicismo, es un elemento endémico y recurrente. Máxime, cuando España se configuraba como una instancia de unidad incuestionable: una raza, una religión, una lengua, una cultura, un estado…

Con semejantes mimbres, no es extraño que se decantara un imperio convulsivamente represor de cualquier asomo de diversidad, política,  lingüística, religiosa…, por muy original – es el caso de  Vasconia-, que fuera.

Se trata de la violencia del fanatismo –fascismo ibérico- que arrasó las culturas indígenas de Sudamérica, Euskalherria y otros pueblos…

El propio Américo Castro ha de confesar que lo que llamamos España se hizo y se sigue haciendo en un telar de Angustias.

Evidentemente, tal imperio o estado, tan hermético cara a un mínimo desarrollo humano y democrático, no se gestó exclusivamente a cañonazos y estocadas.

España disciplinó en la corte –en permanente mancebía con las instancias del poder-, una cohorte de “historieros”, difamadores, “intelectuales” de medio pelo, mamporreros, “santos chamanes vaticanistas  etc… “.

Todos auténticos truhanes, bien duchos en el arte de la intoxicación y en permanente lagotería con las instancias del poder.

Como corifeos de estos, España ha contado con una ¿intelectualidad…?, que de puro monolítica, nunca consiguió sobrepasar la mas vergonzante mediocridad, porque como es bien sabido, los pensadores honestos o fueron expurgados, liquidados, o expulsados.

Claudio Sánchez Albornoz –dentro de este monolitismo tan ciego y carpetovetónico- afirmaba con ese engreimiento tan apodíctico, propio de tan bochornosa intelectualidad “: Los vascos son los últimos que se han romanizado en España y tienen mil años menos de civilización que otros pueblos… Son gentes rudas, sencillas que se creen hijos de Dios y herederos de su gloria y no son más que unos españoles sin romanizar

Se merecería  llamarle bocazas, sin más y asunto concluido. Pero se trata ni más ni menos que de D. Claudio Sánchez Albornoz. Una momia más entre los Unamuno, Ortega y Gaset o Maeztu, a los que el filósofo Subirats llama “momias del subdesarrollo” por sus tesis arbitrarias etc…

Hombre, si por romanización, se entiende la imposición de una lengua románica –inicialmente el latín-  a un pueblo, pues efectivamente, más de un milenio les costó imponernos –por la fuerza de las armas- el castellano.

Si además entendemos por romanización –probablemente la más significativa-, la penetración de la cultura greco-latina, tal impacto fue sustituido por la explosión del cristianismo. Esto debiera saberlo cualquier historiador de medio pelo.

¿En qué quedó el espíritu de la romanización ante la pronta incidencia del cristianismo, como portador, tamizador y en su caso tergiversador de la cacareada romanización?

Y el Sr. Sanchez Albornoz debiera  haber sabido, que la cristianización se desarrolló en Vasconia, uno o dos siglos, no más, que en España. Eso sí, portando similares contenidos culturales que en el resto de los pueblos ibéricos. Eso, que a la postre, la romanización no pasó de una pura cristianización que trastocó los elementos humanos del mundo grecolatino. Cierto que sobre esto se podía razonar largo y tendido…

Pero, lo que de verdad rechina en las palabras del Historiador ibérico, es su concepto de civilización…

¿No pensará el Sr. S. Albornoz que al margen de la romanización no existían otras civilizaciones? Aunque tratándose de historiadores o “historieros” hispánicos, todo cabe. Que al fin y al cabo, España era la encargada de salvar e iluminar al mundo por la fe.

¿Acaso la romanización supera a otras civilizaciones como las del lejano oriente, la Inca, la Azteca etc…? Hoy pocos, lo afirmarían…

Por otra parte, -y no merece la pena extenderse en estas disquisiciones-, ¿qué tipo de civilización puede ser la de un país como  su España, que vegetó –más de un milenio- en semejante noche atroz de puro feudalismo, donde la libertad de pensamiento era perseguida y estigmatizada?

Pues en ese largo interín, -poca seriedad en la documentación para un historiador “de su talla”- los navarros nos habíamos dotado – es tan sólo un ejemplo – de unos fueros, gran avance insólito de las modernas constituciones.

Colosal insensatez  pues, al calificarnos de rudos e incivilizados. cuando en una España amusgada de analfabetismo, los vascos, entre otras cosas, ya habíamos acometido la revolución industrial.

Se ve, que el tal D. Claudio, era un cegato o un fanático, tratando de establecer comparaciones, cuando su país rezumaba subdesarrollo y miseria.

En cuanto a eso de que los vascos nos creíamos hijos de Dios, pues no sabría que decir… Quizás tal apreciación no pase de una  irreflexiva memez, teniendo en cuenta que hasta hace tan sólo unas décadas, nuestros vecinos hacían descender a sus monarcas de los cuévanos del altísimo o paseaban a sus generalísimos, bajo palio… Sin comentarios.

Saco a colación a este señor, como un ejemplo clásico de la afectividad y amigabilidad con que habitualmente nos han considerado nuestros vecinos.

Y que lo hayan hecho nuestros vecinos, conociendo sus connotaciones históricas y culturales, pues bueno, ya sabemos el papel que nos toca.

Más cruel e insoportable resulta, que este proceder propio de fanáticos y fascistas, se haya infiltrado como una preocupante epidemia en un sector nada despreciable de la ciudadanía navarra. Un sector profundamente manipulado por una banda de políticos tan incultos como cuatreros.

Fobia, la de estos señores contra cualquier brote de nuestras raíces vascas: auto-odio. Odio, o furor gonadal –no digo uterino por sus connotaciones machistas-, como el de la intrigante presidenta de la CFN.

No puedo dejar de aludir a la penúltima refriega. Porque llamar intromisión política a un hecho tan solidario como entregar  -esker milak, anaia Gipuzkoar – un donativo para la ikastola Ibaialde, ante la incuria del gobierno UPSN, resulta demencial, incomprensible…. ¿Cómo podrán dormir con semejante aversión?

Esta fobia patológica hispánica, se nos ha colado hasta nuestras raíces, obstaculizando el desarrollo cultural, económico y social de Vasconia.

No es momento para husmear en los resultados de la romanización. Es momento, eso sí, para que los navarros nos planteemos en serio la euskaldunización en todos los campos, por supuesto en estos momentos tan críticos, en el económico.

La manifiesta  y secular hostilidad carpetovetónica, nunca nos lo permitirá. Con ellos, no vamos a ninguna parte.

No nos queda otra alternativa: el estado vasco. Fuera de él y con estos vecinos –mientras no cambien, que largo me lo fiáis- nuestra cultura y nuestro pueblo son inviables.

Publicado por Nabarralde-k argitaratua