Entre el panegírico y el escándalo.

Ya se ha comentado hasta la saciedad, fundamentalmente en el ámbito vasco, el escándalo que para muchos ha significado la parafernalia entre obituarios, exequias y panegíricos que se ha montado en torno al deceso de Fraga.

Poco, que no se haya dicho, tengo que añadir sobre los modos fascistas y autoritarios, pura esencia franquista, de este pájaro, cuyos crímenes permanecieron impunes.

Por supuesto, crímenes de los que nunca dio la menor muestra de arrepentimiento. Y que además –algo que aquí nunca olvidaremos-, es uno de los responsables de la fallida transición. Engendrador, de ese engendro –valga la redundancia- de la pomposamente denominada carta magna, puro trasunto franquista.

El hecho, de  ser testigos, hasta  sentir en carne viva, la crueldad y la irracionalidad de una práctica política tan dañina para los vascos – y me imagino que para muchos españoles-, como fue la de Fraga, me sugiere algunas reflexiones.

Es indecente, la facilidad con la que las jerarquías políticas –PSOE, incluido y siempre en la foto-, eclesiales y oligárquicas, han olvidado la negritud de semejante personaje. Indignante los honores a semejante truhán, -por menos han llamado alimañas a tantos vascos-, indignantes tantos y tales panegíricos…

¿Si esta tergiversación tan descabellada, osan imponernos a plena luz, que habrán hecho a través de “su historia,  con sus grandes capitanes, sus héroes y rufianes que de porquerizos ascendían a conquistadores etc…etc…?

¡Hay de la grandeza de emperadores y monarcas, pasados y presentes…! ¡Cuanta miseria, avaricia, lujuria y estupidez en tales instituciones, pasadas… y presentes! ¡Cuan grandes nos los hicieron –y nos los hacen- y cuan repulsivos resultan a poco que escarbas en sus vidas…¡

En el ínterin, sin ruido ni falsos panegíricos, se nos iba nuestro gran Txilardegi. Poco o nada dijeron nuestros vecinos, sobre un vasco –y sobre tantos vascos de pro-, cuya contribución a nuestra cultura ha sido tan excepcional. Pero su subconsciente siempre les traiciona.

Txilardegi no era español, Fraga, en cambio representaba la quinta esencia de la España, una grande y libre…

El hecho de que un señor, por muy ministro que sea,  reprima y masacre ciudadanos,  al grito de la calle es mía, es un acto criminal, puro terror. Y si la justicia utilizara la misma vara de medir que tantas veces y por tantas insignificancias, aplica  a nuestro pueblo, hoy sería el día en que  casi todos los jerifaltes de la política y de la prensa cavernícola, debieran estar entre rejas. Por eso, porque con tanto panegírico, no cabe mayor apología del terrorismo.

Es un escándalo más, de los muchos que he tenido que soportar por verme involucrado en una situación política que ni entiendo, ni comparto: España.

Esta España que como antes he indicado, convierte en héroes a sus villanos -¿Qué eran sino aquellos grandes conquistadores-. En reyes a tunantes y pícaros –Se puede repasar la biografía de los Borbones-. En fin, como vemos, en prohombres a matarifes. Porque al menos  nuestro pueblo, a Duques de Alba, Esparteros, Molas, Francos… y al susodicho Fraga, como tales matarifes los ha soportado.

No creo que sean precisas más consideraciones ante  hechos de esta envergadura. Es lo que navarros y vascos en general, habremos de soportar, hasta el día en que de una vez por todas, España nos devuelva la soberanía que con armas y tribunales, nos arrebató.

Publicado por Nabarralde-k argitaratua