Los aguerridos nabarros de Durango

Con Sancho III el Mayor de Nabarra sobre el año 1040, don Eneko Lupiz latinizado como Iñigo López y apodado “Ezkerra” (“el zurdo”), era el tenente de Bizkaia (1040-77), además de tenente en Nájera -entonces capital del reino, por tanto un cargo muy importante-. Iñigo López se casó con Toda, hija del rey nabarro Sancho García IV el de Nájera, Antso Garsea o “gaztea”, primogénito de Sancho III el Mayor, con lo que el señor de Bizkaia se emparentó con la familia real nabarra.

La tenencia nabarra de Bizkaia pasó a ser nombrada señorío por primera vez en el año 1040 con Iñigo López “Ezkerra”, aunque aparece tanto como “senior”, “comite”, “dominator” y también como “dux” en diferentes documentos de Valvanera, San Millán de la Cogolla, Albelda (los tres en La Rioja y dentro del reino de Pamplona-Nabarra), Iratxe o Leire.

En el libro “Introducción a la Historia Medieval de Álava, Guipuzcoa y Vizcaya en sus textos” J.A. García Cortázar y otros, comentan que el “Sr. Lopez García de Arratia”, es un de los firmantes de la donación de Santa María de Aspe de Busturia (escrito como “Izpea”), junto al señor de Bizkaia Iñigo López (firma como “Enego”) y su suegro el rey de Pamplona-Navarra Sancho García IV el de Nájera: “reinante Garsea rex in Pamplona, in Castella Vetula et in Alava” (las tierras de frontera), año 1053. En otro documento un poco anterior, del año 1051, el “rex Garsea” junto con el “dux Enego Lopez”, dan a todos los monasterios de “Bizcaia et Duranco”: “ingenuidad y libertad” y firma reinando “in Pamplona et in Alaua et in Bizcaia”.

Por tanto Eneko o Iñigo López “Ezkerra” tenía un título superior al de conde y en ese documento de 1053 de Sancho García IV el de Nájera, es donde se da entender que Munio Sánchez era el “comes” en Durango y que estaba subordinado al “dux” Iñigo López, aunque el documento parece extrapolado y no es segura la información y sí en el documento de 1051 que dice que Iñigo López era literalmente: “dux in illia piltria que uoatatur Bizcaia et Duranco”, por tanto como un único tenente para ambos territorios.

El condado de Durango, con sus 4 villas y 12 anteiglesias, tenía su Junta en Gerediaga (Abadiano) con su conde propio, que era a su vez, el duque o señor de Bizkaia. Desde 1095 Durango forma parte de Bizkaia aunque con un estatus particular.

La villa de Durango se creó en la zona de Tabira, recibió sus fueros en 1150 bajo el reino de Nabarra, sería por tanto la villa más antigua de Bizkaia, iría desde la iglesia de Santa Ana a la de Santa María de Uribarri. El fuero de la villa de Durango apareció incompleto en una misal de la iglesia de San Agustín de Etxebarria (actualmente pertenece a la villa de Elorrio). En el año 1053 los condes de Durango, Doña Leguncia y el mencionado don Munio Sánchez, fundaron San Agustín de Etxebarria con las aldeas de Memaia, Mendraka, Zenika, Gazeta, Berrio y Murgoitio.

Los historiadores clásicos Iturriza, Garibay y Henao, dicen que la villa de Durango se fundó en 1150 por Sancho VI el Sabio, sólo Labayru habla de que este fuero se trataba en realidad del Fuero de los labradores durangueses, lo que convertiría el documento en uno de los primeros Fueros nabarros escritos. La Crónica de Ibargüen-Cachopín del siglo XVI, dice que Sancho VI de Nabarra «nombrado el Sabio y de otra manera, el Valiente, dio fueros a la villa de Durango que agora es Bizkaia que entonces hasta el lugar de Nabarra del pueblo e anteiglesia de Hechano de la merindad de Çornoça hera suyo…».

Parece más probable que el Fuero del condado durangués (para entonces denominado “merindad”) se mantuviera de forma oral y que fuera escrito en 1342. En 1628 Durango perdió su autonomía dentro de Bizkaia y se le aplicará desde entonces el Fuero bizkaíno mediante Escritura de Unión entre el Señorío de Bizkaia y la Noble Merindad de Durango: “La villa de Durango formaba parte de la comarca denominada del duranguesado pero no perteneció a la Merindad de Durango; las cuestiones comunes con las demás villas de la comarca y las anteiglesias duranguesas eran solventadas por medio de la Junta de los Doce Pueblos. Desde los inicios de la historia escrita, la comarca duranguesa aparece dentro de la órbita del reino de Nabarra. La Merindad de Durango y el duranguesado en su totalidad son, por ese entonces, tierra separada dentro de Bizkaia, es decir, que obedeciendo a igual señor que el Señorío, mantiene una vinculación peculiar con su instancia superior.”

Las Juntas de Bizkaia, finalmente, la formaban 72 anteiglesias junteras (elizate o elizaurre), 20 villas, 1 ó 2 representantes de Durango y 2 de las Enkartaciones. La merindad de Durango en 1740 pasó a tener 7 votos en Junta.

El señorío de Bizkaia, tras la invasión castellana, quedó compuesto por seis merindades, que eran: Arratia-Bedia, Busturia, Markina, Uribe, Zorroza y Durango, más las villas y la ciudad de Orduña así como las Enkartaciones. Al frente de las merindades se hallaba un merino o juez que impartía justicia. Las merindades también celebraban sus Juntas de Infanzones o reuniones. Las fronteras entre las merindades eran las lomas de los montes, quizás por eso “El balcón de Bizkaia” se encuentre en el paso desde Durango por el monte Oiz antes de llegar a Munitibar, justo en la antigua frontera entre el duranguesado y la Bizkaia nuclear. La frontera occidental entre el Señorío de Bizkaia y el condado de Durango estaría en Etxano, hoy Amorebieta-Etxano, en el territorio que lleva el significativo nombre de “campas de Nabarra”.

En Etxano se cuenta que: «En su jurisdicción se levantaron, durante el medioevo varias casas solares y armeras: las de Larrea, Alzaibar y Arechaga, las de Belaustegui y Nafarroa, enclavada esta ultima a 500 mts de la parroquia de Amorebieta, en uno de cuyos ángulos estuvo plantada la mojonera o limite divisorio entre el señorío de Bizkaia y el ducado de Durango (sic), los bizkaínos de común acuerdo, la arrancaron el 28 de Enero de 1150 (ante la ocupación castellana que pretendía usarlo como mojón entre ambos reinos). La Torre de Larrea data del año 877 y su fundación se atribuye al rey Iñigo de Navarra (sería el hijo de Eneko Aritza, Garsea Eneko o Iñigo García, años 852-882, por tanto Eneko el “joven”), que la cedió, junto a un extenso señorío, a su alférez mayor Iñigo de Lara». «(…) En Amorebieta fueron las casas solares y armeras, base de la acción pobladora. Las más antiguas son la de Andrandegui, la de Aldana (año 844), Cancelada, Garay, Zubiaur, Jauregi, Ibarra y Berna (…)». Por tanto, familias defensoras del reino nabarro. En Etxano existe hoy en día el topónimo “Nafarroako errota” y una zona llamada Nabarra en Amorebieta .

Una de las leyendas más conocidas del duranguesado cuenta como Doña Urraca, hija del rey de Nabarra, se casó con Pedro Ruiz, señor de la casa de Muntsaratz de Abadiano (municipio cercano a la villa de Durango en el camino a Elorrio y el puerto de Kanpazar). El hijo mayor, Ibon, era el destinado para ser el heredero pero era odiado por su hermana menor, Mariurrika. Un día en el que se encontraban en el monte Anboto, mientras el hermano dormía después de comer, movida por el odio y la envidia, Mariurrika arrojó a su hermano con la ayuda de una criada por las verticales paredes de la montaña. A su regreso dijo que su hermano se había despeñado. Acosada por la conciencia, una noche se presentaron en Muntsarantz los Ximelgorris o genios diabólicos. Desde entonces desapareció y se dice que habita en las cuevas del monte Anboto.

El ataque castellano

Pero no todo era paz en el viejo reino baskón. Cuando alcanzó la mayoría de edad, Alfonso VIII rey de Castilla, retomó la conquista del reino de Nabarra que sus antepasados ya habían intentado ocupar. Atacó el viejo reino el 18 de septiembre de 1173 donde era tenente Don Bela Ladrón de Gebara, señor de Bizkaia y una de las familias más importantes de Nabarra  (con tierras y casa-torre principal en Alaba –Garaio- y Señores Feudales de Oñate ). Los López de Haro eran los anteriores señores bizkainos, traidores expulsados del reino nabarro por su venta a Castilla a cambio de tierras y privilegios sobre todo en la zona de Haro y Nájera (La Rioja), donde ya poseían con Nabarra una casa-torre y haciendas en Bilibio, en las Conchas de Haro, frente del castillo de Buradón pero en la otra orilla del río Ebro. Tras su traición, el señorío pasó a los Gebara, en el momento de las últimas acometidas castellanas contra la Nabarra Occidental, el tenente de Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba era Bela Ladrón de Gebara, que gobernó hasta el año 1174, después su hijo Juan Belaz o Vélaz hasta 1179, siguiendo la línea sucesoria.

En el duranguesado, en Astxiki, existía un castillo que controlaba, cerca de la cima, el paso estratégico del camino comercial más importante del señorío por el puerto Urkiola y el duranguesado desde la costa empezando el mismo en Bermeo –cabeza del señorío o capital hasta 1602- y que llegaba a los grandes monasterios del interior del reino baskón. Estos Castillos también controlarían las principales entradas de posibles tropas extranjeras en el señorío bizkaíno. En las excavaciones superficiales llevadas a cabo en Astxiki, se han encontrado 2 monedas del invasor de la Nabarra Occidental Alfonso VIII (1154-1218), 41 puntas de flecha que por su tipología (sin alas) son de finales del siglo XII, así como restos de 4 espadas cortas o scramax , usadas habitualmente por el ejército nabarro. El castillo es al menos de finales del siglo X.

La defensa del reino nabarro en Bizkaia, se complementaría con las villas amuralladas como la de Durango, la más antigua, y seguramente con otras poblaciones bizkaínas que serían ya villa con Nabarra como la capital Bermeo , además de otras que entonces quedaban fuera del señorío, como Orduña y su castillo, el más grande de la comarca.

La invasión imperialista partió de las Enkartaciones, territorio aún libre según la documentación de la época : “Et ego rex Aldeffonsus in tempore quo incarnationes introivi decimo quarto kalendas augusti sub era millessima ducentessima decima tertia in Sancto Dominico de la Calzada propia manu…”.

El Rey de Nabarra, Sancho VI, no aceptó dicha propuesta y los nabarros de Durango tampoco, como lo prueba que arrancaran el mojón de Etxano hasta donde pretendía poseer el castellano, manifestando así su oposición a la invasión castellana.

En la versión castellana del armisticio de 1175 que intentó poner paz entre ambos reinos, Alfonso VIII de Castilla propuso a Sancho VI el Sabio de Nabarra, según recoge Tomás Urzainqui en su libro “Nabarra, sin fronteras impuestas”: “Y Yo, Don Alfonso, rey de Castilla, he dado por quito del castillo que tiene Nabarra a Leguín y Portilla, y he dado por quito del castillo que tiene de Godín. Y, además de esto, Yo, don Alfonso, rey de Castilla, doy por quito a vos, don Sancho, rey de Nabarra y de Álava, a perpetuo para vuestro Reino, conviene a saber: desde Ichiar y Durango, que quedan dentro de él, exceptuando el castillo de Malvecín (junto al puerto llamado de Bilbao)…”

Muchos historiadores han tomado esta frase del rey castellano para señalar que Nabarra fue invadida hasta el presente en esa fecha en su territorio de Bizkaia hasta el duranguesado, sin embargo el documento parece contradictorio, pues señala que no se devuelve Bizkaia a Nabarra y sí Durango, pero la misma frase acaba señalando “exceptuando el castillo de Malvecín (junto al puerto llamado de Bilbao)”, por tanto el invasor se quiere quedar sólo con un castillo de la Bizkaia nuclear en la anteiglesia de Arrigorriaga . Lo que sí parece claro es que la situación de ocupación de Bizkaia -incluida el duranguesado- no fue duradera, pues en el Laudo de Londres posterior al armisticio, llamado “Division of Kingdons of Navarre and Spain” de 1177 pero publicado en 1190, nos dice claramente que Bizkaia sigue libre en ese año cuando en su prólogo sobre la demarcación de costas señala: “Se sabe que toda la tierra que está cerca del mar hasta Hispania es tierra del rey inglés; y se prolonga hasta el puerto que se llama de Oiasouna, que divide la tierra del rey de Inglaterra de la Navarra. Y la tierra del rey de Navarra empieza en el puerto de Oiasouna, y llega hasta las aguas de Castro (Urdiales) que divide la tierra del rey de Navarra de la tierra de Castilla (…) .

Parece que la tenencia nabarra de Durango volvió a tener un conde diferente al señor de Bizkaia durante las diferentes invasiones castellanas de finales del siglo XII, pues se reincorpora al señorío en 1212 tras las Navas de Tolosa, al menos según E. Labayru en su libro “Compendio de la historia de Vizcaya”: “Así llegaron a entablar la batalla con los moros. El ejército cristiano se dividió en tres cuerpos: el central lo ocupaba el rey de Castilla; el ala izquierda Aragón y Cataluña y el ala derecha Navarra.

El ejército de Castilla se dividió en otros tres cuerpos: el primero y de vanguardia llevaba a don Diego López de Haro, con sus parientes aliados y gente de Vizcaya, y otros dos cuerpos más.

(…) En recompensa de los buenos servicios prestados por don Diego, diole el rey (de Castilla) la villa de Durango en 29 de Diciembre de 1212, con lo cual don Diego, que era señor de Vizcaya, reunió la Vizcaya completa, pues a ella la incorporó”.