Pequeño patrimonio industrial

CCE

Pequeño en cuanto a su tamaño y formato, pero muy rico en cuanto a su valor histórico, sentimental y estético. Se trata de una obra no habitual, por lo menos en nuestro entorno. Muchas veces se han realizado libros sobre el patrimonio, tanto material como inmaterial, con texto e imágenes. En escasas ocasiones el asunto del trabajo se centraba exclusivamente sobre el Patrimonio Industrial. Rizando el rizo, esta obra se refiere a un aspecto muy especial del patrimonio industrial. Consiste en descubrirlo desde su perspectiva gráfica, seguir su evolución, en el tiempo y en el espacio, a partir de esos elementos “fósiles” que han permanecido tras el desmantelamiento de minas, fábricas y otras factorías que centraron el paisaje industrial de nuestro país. Se trata, principalmente, de cartas, facturas y folletos de propaganda que nos han dejado. Su ámbito geográfico se circunscribe, como expresa su título, a Vasconia, al País Vasconavarro

Humberto Astibia Aierra (Iruñea, 1955), gran amigo y compañero de tantos buenos ratos si, pero también de debates y discusiones en defensa de nuestro patrimonio y de su recuperación y adecuación a los tiempos actuales, ha construido una obra preciosa. Me he permitido la licencia, no merecida por un trabajo que en realidad es grande, de emplear la palabra “pequeño” en el título de este comentario. El calificativo se refiere evidentemente a que los materiales sobre los que Astibia ha trabajado son diminutos en comparación con la grandiosidad de la mayor parte de los elementos que representaban. Como ya he indicado antes, son cartas, facturas y folletos principalmente, frente a fábricas, ingenios productores de energía u otras grandes estructuras de la Era industrial. He afirmado que Humberto ha “construido” un libro y eso es porque además de escribirlo, que es como habitualmente se hacen, ha desarrollado una inmensa labor de campo; un paciente y largo trabajo recolector de los materiales que han dado base a esta original obra y conforman su contenido.

Humberto Astibia es Doctor en Ciencias Biológicas y Catedrático de Paleontología en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del País Vasco en Bilbao, donde siempre ha combinado la docencia con la investigación de campo. De muchos años atrás le viene su interés por aclarar y lograr una actualización del concepto de patrimonio y de su consideración como el “activo” de una sociedad. El patrimonio “fosilizado”, como algo muerto, muchas veces descontextualizado, cuando no destruido, es presa de cualquier tipo de interés. En unas ocasiones es el interés privado, como es el caso de las empresas constructoras si se trata, por ejemplo, del acceso al terreno ocupado por determinado patrimonio material. En otras es el llamado interés “público” el que suele influir sobre ambos tipos de patrimonio. Esta situación se produce, principalmente, cuando en situaciones como la nuestra, quienes tienen el poder y, por lo mismo, controlan la interpretación de la historia y del valor que tales bienes suponen, son unos estados cuyo interés histórico demostrado ha sido la sumisión a sus respectivas sociedades nacionales del grupo poseedor de tales elementos patrimoniales con una perspectiva unitarista. Una cristalización de todas estas inquietudes fue la magnífica síntesis que Humberto Astibia presentó en Haria (2006, número 13) con el título “Trece o más consideraciones sobre el Patrimonio”.

Poco a poco Astibia fue hallando, al modo de los fósiles del cretácico en suelos, canteras o cualquier tipo de yacimientos, recuerdos impresos de una época que hacía escasos años había sido de enorme vitalidad y generado gran riqueza para nuestro país, pero que iba desapareciendo vertiginosamente. Los fue encontrando entre vendedores de libros viejos, chamarileros o simplemente traperos y chatarreros. Su numerosa colección fue adoptando una forma en la mente del científico que indudablemente es, ya predispuesto además a otorgar el valor que cualquier sociedad debe reconocer a su patrimonio, el industrial en este caso.

No puedo expresar sino mi admiración por una persona como Humberto Astibia que ha logrado con algo aparentemente tan humilde y pequeño, con unos “pobres” papeles impresos, reconstruir parte importante de la trayectoria que siguió nuestra sociedad en una etapa tan compleja y problemática como fue la transcurrida entre mediados del siglo XIX y la feroz, aunque necesaria, reconversión de los años ochenta del siglo XX.

Una inteligente y sensible introducción de Xavier Morrás, junto con un afectuoso prólogo de Konrado Mugertza, abren una obra en la que es difícil decidir qué valorar más, si el texto en sí, de muy amena lectura, las imágenes obtenidas, seleccionadas y muy bien reproducidas o la explicación de su contexto mediante unos espléndidos comentarios. Tal vez su conjunto, unido a una hermosa edición por parte de la BBK, nos ofrecen las claves de una obra didáctica, amena y de bella factura.

Me ha extrañado la aparición en el título de la denominación de Era industrial “vasco-navarra”, así escrito, con guión. El uso normal en nuestro entorno, sobre todo desde finales del siglo XIX, pienso que ha sido el de País “vasconavarro”, sin guión. Su utilización puede dar lugar al equívoco de percibir ambas partes (“vasco” y “navarro”) como dos realidades distintas, en lugar de considerarlo como una manera complementaria de designar una sola: el mismo país, la misma tierra y las mismas gentes, tal y como el autor, por otro lado, expresa claramente en el texto comentado.

Reseña bibliográfica

“Paisajes de papel y patrimonio de la Era industrial vasco-navarra”

Humberto Astibia Aierra

Bilbao 2009

Editado por BBK. Colección “Bizkaiko gaiak – Temas Vizcaínos”

 

Publicado por Nabarralde-k argitaratua