Ruinas industriales: demolición o conservación


El crecimiento descontrolado de los núcleos urbanos a la que tan acostumbrados estamos está poniendo sobre la mesa diferentes temas a tratar, problemas con causas y orígenes de valor histórico, económico y de lógica urbanística a tener en cuenta y que requieren de una solución razonable y equitativa. La construcción de nuevas viviendas en el extrarradio o la remodelación interna de las ciudades ha de realizarse bajo unas pautas de ética urbanística, considerando el impacto medio ambiental final, la habitabilidad y la creación de zonas residenciales dotadas de espacios libres para el crecimiento comercial y disfrute social. Por otro lado, surgen cuestiones menos evidentes a la vista de la ciudadanía que conviene sacar a la palestra dada su importancia tanto a nivel visual como práctico o de conservación del carácter histórico de la ciudad. Nos encontramos así ante la problemática que gira en torno a los edificios antiguos, a su remodelación, conservación o demolición, a las ruinas industriales y su catalogación dentro del patrimonio local y al bagaje histórico-sentimental que todo ello conlleva. En definitiva, en la transformación del núcleo urbano en un lugar accesible, atractivo y abierto a la vida social, aportando un punto de funcionalidad aún incluso sin acabar con su esencia. El equilibrio necesario no siempre es fácil de encontrar y no son pocas las ocasiones en las que la balanza se inclina hacia lo funcional y lo aséptico en vez de hacia la recuperación del edificio antiguo y en consecuencia la memoria histórica urbana.

Lentamente, el aspecto interno de las ciudades va cambiando, dejándose por el camino elementos básicos para su memoria, que no es otra que la de sus habitantes habituales y ocasionales que, contradictoriamente, pero con resignación observan, se dejan hacer y olvidan. Ya nadie recuerda la anterior fisonomía de una ciudad que se ha ido convirtiendo en descomunal centro comercial.

La cuestión del mantenimiento de edificios antiguos, su aprovechamiento e incluso, dependiendo de su anterior función y valor, su proyección como reclamo turístico podría, en parte, trasladarse al problema de las ruinas industriales. En un momento en el que las ciudades fuertemente industrializadas reclaman razonablemente mayores espacios habitables y zonas verdes, la conservación de determinadas ruinas es una decisión compleja. La eliminación del patrimonio industrial arrastra consigo la destrucción de una parte importante de la historia de una localidad o región que ha dedicado años de trabajo a una determinada actividad, que ha dotado a dicho centro urbano de algo distintivo y propio. Los ejemplos a citar en nuestro entorno más cercano son muchos y especialmente descriptivos. Dejando a un lado las ruinas industriales con riesgo de derrumbe o contaminación, habría que reconocer la existencia de ciertos entramados industriales o empresas emblemáticas ya en desuso, de su vital importancia para comprender el crecimiento y auge de algunas ciudades, de la relación de estas con otros núcleos urbanos menores de la periferia y de su contribución a la economía y desarrollo social. De nuevo impera la búsqueda del equilibrio entre la necesidad de aprovechar los espacios ocupados por unas ruinas industriales para la construcción de nuevas viviendas, de liberar terrenos con el fin de minimizar la congestión industrial característica de algunas zonas de nuestro territorio y el mantenimiento de edificios indiscutiblemente emblemáticos, justificando su conservación y aprovechamiento a ojos de una ciudadanía con escasa inclinación por la recuperación histórica a través de una empresa o entramado industrial. Encontrar alternativas sin caer en la tentación de recurrir al recuerdo en su mínima expresión está inevitablemente condicionado por la opinión de los propios ciudadanos, de los que viven en los núcleos urbanos, en parte ajenos a lo que sucede o ha sucedido en la periferia industrial como de los que cada día aún observan desde sus casas unos restos poco menos que dañinos para la vista, pero que siempre han estado ahí, como lo estuvieron generaciones enteras de hombres y mujeres trabajadoras.

Publicado por Nabarraldek argitaratua