Esquerra y el sentido común contra SCC

Me parece un acto de coherencia democrática la moción que la sección local de Esquerra presentó el 23 de enero pasado, en el pleno del Ayuntamiento de Sant Cugat, acusando a la plataforma ultranacionalista española Sociedad Civil Catalana (SCC) de ser heredera ideológica del régimen de 1939. En Internet hay bastantes testimonios gráficos en forma de noticias, fotografías o vídeos publicados por numerosos medios de comunicación, entre ellos Vilaweb, El Món, Directa, Nació Digital o TV3, que muestran la presencia de individuos afines a tal ideología en determinadas concentraciones de SCC.

Por otro lado, quien quiera documentarse en profundidad sobre qué es realmente SCC, tiene a su alcance la lectura del libro ‘Desmontando Sociedad Civil Catalana’, de Jordi Borràs, impulsado por el Grupo de Periodistas Ramon Barnils. En sus páginas encontrará no sólo información sobre SCC, sino una documentada descripción de los vínculos directos de algunos de sus miembros o adeptos con partidos o colectivos ultras, como Somatemps, Falange Española, Plataforma por Cataluña, Brigadas Blanquiazules, Casal Tramontana o enaltecedores de la División Azul y de la Legión Cóndor hitleriana. Todo el libro es un magnífico trabajo de periodismo de investigación.

La moción de Esquerra, pues, era la respuesta a la moción presentada por el PP y Ciudadanos, solidarizándose con Sociedad Civil Catalana por el rechazo con que fue recibida por los estudiantes el 12 de diciembre en la Universidad Autónoma de Barcelona Ya en el curso anterior, los estudiantes habían reaccionado de la misma manera a raíz de la presencia de un grupo neonazi. Sabemos que las universidades, por definición, son instituciones dedicadas al estudio de diferentes ramas del saber y, por tanto, alérgicas al totalitarismo en todas sus manifestaciones. Y prohibir que la gente vote, criminalizar las urnas, criminalizar a los políticos que las ponen y criminalizar a la presidenta de un Parlamento por permitir que los parlamentarios parlamenten es totalitarismo. Magnífica, por tanto, la respuesta de la alcaldesa de Sant Cugat, Mercè Conesa, en el transcurso del pleno, después de que miembros de SCC increparan a los concejales de Esquerra y de la CUP: ‘Si ustedes no son capaces de escuchar en silencio y con educación, entiendo que este debate está agotado y no lo mantendremos. […] Ustedes han venido a provocar y nosotros no vamos a entrar en este juego. ‘

Esquerra, que define a Sociedad Civil Catalana como ‘fascista’, ‘xenófoba’ y ‘neonazi’, considera, mediante el concejal de ERC-MES Eric Gómez, que su moción en el pleno del Ayuntamiento es la expresión del rechazo que hay que mostrar por ‘la presencia de grupos de ultraderecha, totalitarios y neonazis en la Universidad Autónoma’. Recordemos, en este sentido, que estamos hablando de una plataforma que ha llegado al paroxismo de demandar a SOS Racismo, Comisión de la Dignidad, Fundación Congreso de Cultura Catalana o Amigos de Mauthausen, así como a varios eurodiputados catalanes y extranjeros por haber expresado su preocupación ‘por las pruebas que vinculan SCC con organizaciones de extrema derecha’ y por los hechos que ‘relacionan SCC, Javier Barraycoa [miembro fundador] y Josep Ramon Bosch [impulsor y expresidente] con el franquismo y el nazismo’.

Esto sin olvidar, naturalmente, el libro ‘Nos duele Cataluña’, apadrinado por SCC y publicado por Galland Books. El nombre de esta editorial homenajea el comandante de aviación nazi de la Luftwaffe, Adolf Galland, que participó en unas trescientas misiones de la Legión Cóndor y fue condecorado por Adolf Hitler con la Cruz Española de Oro y Diamantes.

Vemos, pues, que la denuncia de SCC en la Fiscalía contra Esquerra, acusándola de fomentar el odio, resulta tan cínica y esperpéntica como lo sería que Donald Trump acusara de machistas, de homófobos o xenófobos a las mujeres, los homosexuales o los inmigrantes que le han retratado.

SANT CUGAT.CAT