García Albiol, el emisario del Régimen

No es ningún secreto que el cargo de ‘coordinador general’, en el caso del PP en Cataluña, es sólo un eufemismo de la verdadera función que desarrolla su titular, que es la de ‘chico de los recados’ de Madrid. Siempre ha sido así, y hay que reconocer que con mucho esfuerzo. De hecho, es lógico. Cuando Madrid nombra un catalán, aunque sea para tomar algo de aire, lo hace con la seguridad de que será más nacionalista español que Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Albert Rivera juntos. Es una vieja praxis de las tiranías: utilizar colaboracionistas para intentar mantener a raya las posesiones rebeldes. En este sentido, por tanto, Xavier García Albiol hace tantos méritos como puede ante sus jefes para que le den un cargo ‘de verdad’ en Madrid. Ministro, por ejemplo. O ‘vicepresidente del Gobierno’. ¡Oh, qué éxtasis, poder dirigir el cotarro cada viernes contra Cataluña! Qué morbo más placentero poder hacer todo el daño posible a su país de origen. Realmente debe ser el colmo para alguien que ha decidido consagrar su vida a esta finalidad.

El problema de Xavier García Albiol y su partido en Cataluña es que casi no tienen parroquia -y la poca que tienen se esconde avergonzada, como lo demuestran las 140 listas fantasma que tuvieron que presentar en las últimas elecciones municipales-, lo que obliga a Albiol decir cosas que le permitan aparecer unos pocos segundos en televisión. Por ejemplo, pedir que Cataluña haga un «gesto» ante Madrid suprimiendo la consejería de Asuntos Exteriores. Dice que «no es de recibo pedir la colaboración del gobierno español y, a la vez, seguir con la creación de estructuras de Estado». Otro «gesto» que pide es que, como muestra de buena voluntad, paralicemos el proceso de independencia. Dice, además, que la persecución de las leyes aprobadas por el Parlamento de Cataluña es lógica, dado que «no se puede pretender que el gobierno español deje de ejercer sus funciones.» Pero él para que no sea dicho, también hará un «gesto» y promete que, como senador, llevará al pleno una moción para que «en ningún territorio del Estado se pueda llevar a cabo ningún referéndum de secesión».

De entrada, sorprende bastante que un gobierno que mantiene una actividad frenética contra Cataluña, porque, según dice, el hecho de estar sólo en funciones no lo libera de responsabilidades, sea el mismo que se niega a cumplir el deber de rendir cuentas de su acción en el Congreso aduciendo que sólo está «en funciones». Por otra parte, debe de haber un malentendido. En absoluto pedimos la «colaboración» del gobierno español, simplemente le decimos que deje de expoliarnos y de cobrarnos comisión por los préstamos destinados a paliar los estragos de la expoliación. El Estado español no es nadie, absolutamente nadie, para gobernar la vida de los catalanes. No somos súbditos de España. Somos una vieja nación de Europa que se rige por su Parlamento.

En cuanto al tema del ‘gesto’, García Albiol adopta la actitud del emisario del dueño blanco y nos advierte que nuestra revuelta tiene al dueño muy enfadado, ya que es muy feo que un negrito cautivo se quiera liberar. El negrito cautivo ha nacido para obedecer al dueño y debe morir siendo negrito cautivo. Está escrito en el cielo. El dueño blanco, sin embargo, en su infinita benevolencia, estaría dispuesto a perdonarnos si, poniéndonos de rodillas, detuviéramos la pretensión de querer ser libres y dejáramos de explicar al mundo qué clase de individuo es en realidad el dueño blanco. Estos dos pequeños gestos, prácticamente insignificantes, le harían inmensamente feliz y podría ser que nos diera unas monedas para comprarnos regaliz.

Pues bien, la respuesta del Parlamento de Cataluña es clara: el Proceso no se detiene, Exteriores es un ministerio que existe y que existirá, guste o no guste a García Albiol, emisario del Régimen, al igual que el consejero Raül Romeva continuará siendo su titular para explicar al mundo el totalitarismo del Estado español, su aversión a la democracia, y la firme decisión catalana de ser un Estado independiente.

EL MÓN