El franquismo: auténtico rostro de la transición

Pensábamos que aquellas represiones, métodos dictatoriales y otras tantas abominaciones del franquismo, habían periclitado. Craso error. ¿Transición…? ¿Hacia qué…? ¿Qué de qué…?

Pero claro ¿acaso cabía esperar otro tránsito de aquella fachenda que no se resolviera en otro integrismo? Fue un burdo maquillaje del rostro del franquismo. Bien burdo por cierto. Eso fue todo.

Incluso la izquierda –esto ningún cronista lo duda-, mediante sus actores Carrillo y Felipe, se vendieron al mejunje monárquico. Y no hablemos de la moralidad o del amiguismo de los dos grandes sindicatos de este régimen. Pasados con armas y pertrechos al patrón…

Resulta bien triste que gente que se enfrentó a la mentira franquista, acabara engullendo todo el fraude de la transición.

Evidentemente por razones obvias no calificaré a esta saga de patéticos comediantes. Sería comprometido tratar de franquistas, fachas, hipócritas o siquiera de simplemente sinvergüenzas, a los padres de la patria.

Para eso está la gente de notoriedad, como Gregorio Morán… A estos si les permiten presentar a “los padres de la transición” como absolutamente impresentables. O puntualizar que entre ellos había criminales que se amnistiaron a sí mismos… Sin duda Sr. Morán, por ser vos quien sois…

Hoy por fin se descarna la fachenda. Realmente siempre lo estuvo. La veíamos a tramos latente… Otras se nos soliviantaba, bien descarada y con sus vergüenzas arrogantes y hasta con cínico desparpajo.

Ley mordaza hoy. Ayer con nocturnidad y alevosía trafulcan la constitución. El escándalo que supone que sólo exista el poder ejecutivo, que manda –esta a la vista no hace falta que lo diga García Trevijano- sobre el poder ejecutivo y legislativo… Y muchas otras obscenidades inacabables, aparte de la corrupción y del saqueo del erario público…

De un pacto de tal naturaleza, como el de la transición, solo puede emanar corrupción.

Pero el pueblo aguanta y traga. Que catalanes o vascos se nos pones adanes… Les acoquinamos con el cipote cuartelero ese de la sacrosanta unidad.

Hay que olvidarse de no se qué derechos ciudadanos y parecidas gaitas… Que España pertenece a todos los españoles. Que para eso es un estado de derecho… etc… etc…

¿Cómo va a entender un franquista como Rajoy, que no hay mayor frivolidad que llamar frivolidad a la voluntad de los ciudadanos?

Por una parte, para algunos, la transición constituyó un negocio fabuloso. Por otra, los partidos frecuentaron el poder con la idea fundamental de mantenerse en él, nunca con la idea de servir a la ciudadanía.

Nunca se cumplieron los programas, por ese miedo cerval a perder votos en aras de la honestidad.

Esta filosofía, esa misma que como en el estado español solo te garantiza la destrucción, ha carcomido a Navarra.

Cuando los navarros pensábamos que aquellos años fueron una mala noche en una mala posada, apareció UPN y la deserción –aún más grave esta- de un socialismo impostor.

Hoy, los navarros padecemos esa pertinacia enfermiza de inculcarnos el virus de una transición perversa, antivasca y por tanto antinavarra… Un tardofranquismo de rostro seudodemocrático que nos ha llevado a la miseria económica, humana y cultural…

Se dice hasta la saciedad, que la clase política es en su mayoría una entidad corrupta. Lo achacan a que se ha dejado corromper por los empresarios y magnates sin escrúpulos y por los capos del macronegocio.

La clase política española –casta, familias- por otra parte, nunca tuvieron raigambre ni conciencia democrática. Procedían del ombligo del autoritarismo y del caciquismo feudal mas casposo. Por eso parió una constitución –por exigencias del entorno europeo- bastarda. Un auténtico paripé, bajo cuyo nombre, disfrazaban todas las fechoría propias de una oligarquía latifundista, intelectualmente roma y tercermundista.

En Navarra, por añadidura, la tirria franquista, que como cuestión de estado siempre nos tuvo en el punto de mira, ha logrado no sólo seccionarnos en pobres y ricos.

Aun peor que ser agramonteses o beamonteses, puede ser el que nos definan como vasco-navarros o navarro-españoles.

Ya tenemos buena, si nos somos capaces de extirpar tanta ojeriza inyectada en las raíces de nuestro pueblo.

He ahí, para nosotros los navarros, uno de los ponzoñosos resultados de aquella maldita transición. He ahí el florecimiento de una de las peores simientes del franquismo. La aniquilación de la cultura y del patrimonio de los hijos de Aitor.

Ese es el auténtico rostro de la transición, la España una, grande, libre nacional católica. La reserva de los valores de occidente…

Y son nuestros viejos monstruos. Con el mismo rostro cutre y criminal del dictador.