Los Borbones NO son señores de Bizkaia

En el pleno de las Juntas de Bizkaia celebradas en la Abellaneda (Enkataciones) el pasado 27 de junio, comentaba Irune Soto: «La gran mayoría social de Bizkaia no es favorable a la monarquía  y no siente ningún apego por el rey de España. Por tanto, no le corresponde el título de Señor de Bizkaia y exigimos que renuncie a utilizarlo».

En las Genealogías pamplonesas de Meyá o Roda (970-992) descubiertas en la diócesis de Urgell (Santa María de Meyá, Lleida), es donde aparece la primera referencia a un “Comitis Biscahiensis”, por tanto dentro del reino de Pamplona-Nabarra. Bizkaia era una unidad política libremente adherida al reino baskón. Está también bien documentado la existencia del condado bizkaíno reinando Sancho III “el Mayor” con el tenente Eneko Lupiz (años 1040-1077), romanzado como Iñigo López, apodado “Ezkerra” y procedente probablemente de Tierra Estella-Lizarra. Es el primer “López” y  después incorporarán sus descendientes el locativo “de Haro” a su apellido.

La primera felonía, la felonía primigenia de los López, tuvo lugar en ese año 1076. Para entonces Iñigo López “Ezkerra” se había retirado a favor de su hijo, Lope Iñiguez (1077-1093). Lope Iñiguez, junto con su padre, su suegro y otros magnates, juró fidelidad al rey Alfonso VI rey de Castilla-León tras el fratricidio del rey de Nabarra, a lo que habían coadyuvado a cambio de derechos feudales en La Rioja y la posibilidad de heredar los títulos nobiliarios, cosa que no ocurría en Nabarra. En ese mismo año, Lope Iñiguez se hizo cargo de las tenencias de Alaba y de Gipuzkoa además de seguir en la de Bizkaia, mientras que el gobierno de las tierras riojanas fue encomendada al conde García Ordóñez, yerno del asesinado Sancho “el de Peñalén” y parte de la conspiración.

Alfonso I “el Batallador”, rey de Nabarra y conde de Aragón, recuperó toda la Nabarra Occidental en el año 1109, por tanto, 31 años después de su ocupación. Alfonso I cambió los tenentes nombrando a nuevos nobles nabarros afines. Así, en el año 1113 Alfonso I “el Batallador” dio la tenencia de Nájera -que incluía Haro- a Fortún Garcés Cajal, uno de los nobles más fieles al rey nabarro, que mantuvo el señorío de La Rioja hasta 1134 que fue conquistada en gran parte por Castilla aprovechando la muerte de Alfonso I “el Batallador”. Diego López (1093-1124), nieto de “Ezkerra”, se mantuvo al lado del rey nabarro hasta 1124, cuando se produjo la segunda felonía por lo que fue expulsado del reino baskón de Nabarra, dejando de ser señores de Bizkaia a favor de las familia alabesa de los Bela o Ladrón de Gebara hasta el presente.

El origen de la familia Gebara nos lo explica la Enciclopedia Auñamendi partiendo de Orbita Aznárez o Bela Aznar (“Bela=cuervo”), tenente de Gipuzkoa (1054-1080) con el rey de Nabarra Sancho “el de Peñalén”. Su hijo fue Eneko Beilaz (romanzado como “Iñigo Velaz”), el cual fundó su casa solariega en la Llana Alabesa al casarse con Doña Mayor Ladrón en 1149 (heredera de Oñate y Gebara, aunque el documento es falso, sí parece cierto el hecho). Murió Eneko Beilaz en la toma de Baiona de 1131 junto a las tropas Alfonso I “el Batallador”. Su hijo Ladrón Iñiguez, apodado «Princeps navarrorum», será el primer señor de Bizkaia de esta familia, además de conde de Gipuzkoa y Alaba (1124-36 y 1140-55), y que detentará otras tenencias como las de Aibar o Viguera (La Rioja). Se casó Ladrón Íñiguez con la hermana del rey García Ramírez “el Restaurador” (1134), de cuya entronización fue artífice directo. Le siguió su hijo Bela Ladrón “de Nabarra” como señor de Bizkaia y Gipuzkoa entre 1138-40 y 1155-1174, que se casó con una hija natural del rey de Nabarra García Ramírez “el Restaurador”. Un hijo de ambos fue Pedro Bélez de Gebara, que engendró a Juan Bélez de Gebara, señor de Bizkaia, Gipuzkoa y Alaba hasta al menos 1179, cuando la documentación de los últimos señores de la Bizkaia libre se vuelve más confusa o inexistente. E. Labayru, historiador bizkaíno del siglo XIX en su “Compendio de la historia de Vizcaya”, comenta que el apodo “Ladrón” (de Gebara), viene porque el primer señor de Bizkaia de esta estirpe nació casi muerto y “robó” la vida.

El medievalista bizkaíno Anacleto Ortueta (1877-1959) en su libro “Nabarra, el Estado político de Vasconia” comentaba que: “Parece que D. Lope Díaz, Sr. de Bizkaia (1124-1170), que siguió constantemente en la corte del rey de Castilla, no usó nunca el título de Sr. de Bizkaia”. Así fue, hasta la invasión de 1200 los “López de Haro” no pudieron usar ese título pues pertenecía la potestad de otorgarlo a los reyes de Nabarra. El  historiador Aitor Pescador Medrano, comenta en “Tenencias y tenentes del reino de Pamplona, en Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, La Rioja y Castilla” del año 1999: “el tenente podía ser remitido del puesto a voluntad regia. Sin embargo, la presencia de estos barones y sus familias en nuevas tierras implicó el que fueran poseyendo intereses en la zona y en ocasiones la tenencia se volviera hereditaria. Excepciones a todo esto vuelve a ser Álava y Bizkaia donde la tradición hereditaria sí que está consolidada dadas sus características propias”. José María Lacarra en “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media” aclara a quién pertenece el señorío de Bizkaia: “La sumisión de la tierra vascongada (sic, Nabarra Occidental) estaba a merced de la lealtad de la familia del conde Ladrón (de Gebara), que se arrogaba unos derechos patrimoniales sobre la misma”.

El otorgamiento y el título de “señor de Bizkaia” pertenece a la corona Nabarra, la cual era soberana para otorgar o destituir a sus tenentes, y que depositó finalmente de manera continuada su confianza en los alabeses Gebara, por lo que sólo pudieron usurparlo los Haro contra el derecho internacional y tras invadir la Nabarra Occidental con sus tropas comandadas por el magnate castellano Diego López II “el Malo” (tataranieto del expulsado “Ezkerra”),  junto a las tropas del rey de Castilla, y que acabó en el año 1200 con la toma de Gasteiz. Diego López II “el Malo” fue el primero en usar el apellido toponímico “Haro” de forma habitual.

Esta familia mantuvo el título de “señores de Bizkaia” usurpado a los verdaderos detentadores de la misma y lo hizo hereditario, hasta la muerte del último de ellos, Isabel Nuñez de Haro y Lara en el año 1361. Ningún Haro fue enterrado en Bizkaia ni nació en el señorío pues esta familia se naturalizó castellana desde su felonía. Finalmente, el título usurpado de señor de Bizkaia pasó a coincidir con el detentador de la corona castellana en el año 1378 con el infante Juan, señor de Bizkaia por familia materna (Haro y Lara) y que en esa fecha accede a la corona castellana tras la muerte de su padre el rey de Castilla. El paso a la corona real castellana del título usurpado fue una cuestión de herencias, pues el territorio del señorío ya formaba parte del reino castellano desde la ocupación militar de la Nabarra Occidental.

Los Fueros no son más que las leyes consuetudinarias que nos dimos los baskones para nuestra convivencia y que terminaron de desarrollarse bajo el amparo del Estado baskón o reino de Nabarra: es el conocido como Derecho Pirenaico, que bien se puede llamar nabarro. La condición de señor de Bizkaia, siempre ha estado sujeta a la jura de los Fueros. Los bizkaínos empezaron a reclamar la jura de los Fueros bizkaínos a los reyes de Castilla, pues el reino castellano tenían sus propias leyes o Fueros castellanos, diferentes a los Fueros nabarros que mantenían los bizkaínos pese a la invasión; los reyes castellanos (después españoles) resultaban ser una figura lejana, por lo que las Juntas de Bizkaia les exigían vinieran a jurar los Fueros y reconocer los cargos forales para ser reconocidos como señores de estas tierras. Explica el experto en derecho foral bizkaíno Adrián Celaya en su trabajo “Los Fueros de Bizkaia. Cómo nacieron”, que dichos Fueros bizkaínos, que eran hasta entonces consuetudinarios, fueron escritos  en 1452 debido a que la Casa de Haro empezó a desvincularse del señorío de Bizkaia del que eran “señores” ante otros territorios que poseían en Castilla y La Rioja.

Sólo el rey Fernando II “el Falsario” de Aragón hizo toda la Ruta Juradera (en nombre de su primera mujer, la reina de Castilla Isabel I “la Católica”). Esta Ruta Juradera empezaría en la capital bizkaína (cabeza del señorío), Bermeo, y en su iglesia de Santa Eufemia. La principal parada juradera en Bizkaia era bajo el árbol de Gernika, donde existía una tribuna adyacente. Se hacían las reuniones de las Juntas Generales de Bizkaia “so árbol de Gernika” y con un pie descalzo como mandaba la tradición, aunque también se usaba la ermita de Nuestra Señora de la Antigua cercana cuando llovía, ermita ampliada y reformada en el siglo XIX cuando se convirtió en las actuales instalaciones. Las Juntas se reunían en un robledal con la ermita Santa María la Antigua en un lugar llamado “gernikazarra”, perteneciente a la anteiglesia de Luno, de cuyo puerto surgirá después la villa de Gernika en 1366. Las otras dos ermitas o iglesias juramentales eran la San Esteban de Gerekiz (Aretxabalagana, municipio de Morga y donde se celebraron las primeras Juntas), la iglesia de Goikolejea en Larrabetzu (justo debajo del alto de Morga) para acabar la ruta en Bilbao y su iglesia-alcázar de San Antón. Las Junta Generales de Bizkaia se reunían siempre en Gernika desde finales del siglo XV, antes se reunían de forma alternativa también en Aretxabalagana y en Idoibalzaga (Errigoitia).

No se tiene constancia si el señor de Bizkaia que presidía las Juntas juraba su cargo antes de esa fecha de 1378 que el título usurpado pasó la corona castellana, aunque parece lógico. No se tiene constancia tampoco de que los reyes naturales del reino baskón de Nabarra vinieran a Bizkaia a jurar los Fueros, al ser las leyes principales comunes a todos los habitantes del reino y ya las juraba el rey antes de su advenimiento como condición “sine cuan non” para ser coronado. Los borbones españoles o franceses no son reyes de Nabarra, por lo que no pueden otorgar el título de señor de Bizkaia y menos ostentarlo salvo de manera fraudulenta y por “derecho de conquista”, ni aunque juren los Fueros, pues no fueron reyes de Nabarra los invasores Fernando II “el Falsario” de Aragón ni el borbón Luis XIII de Francia.