Bizkaia fue invadida entre 1199-1200

Anacleto Ortueta historiador y político bizkaíno (1931): “Así en 1179, Sancho VI el Sabio, perdió otra vez La Rioja y Bureba, que parcialmente había recuperado en 1160, y también perdió la Álava Occidental y Vizcaya menos Durango, y por fin, caída Vitoria en 1200, se consumó la obra de desmembración”

 

Existe entre los historiadores la idea de que Bizkaia fue invadida por Castilla sobre el año 1179, sin embargo, no parece que esa sea la fecha cierta a tenor de los datos que expondré.

 

Cuando alcanzó la mayoría de edad, Alfonso VIII rey de Castilla, retomó la conquista del reino de Nabarra que sus antepasados ya habían intentado invadir en repetidas ocasiones. Es más, del último intento de 1167 aún retenían los castellanos varios castillos nabarros: Quel (Arnedo, La Rioja), Leguín (Urroz, en el corazón del reino), Portilla (desde el siglo XIX provincia de Cantabria) y Malvecín (Malmasín, Bizkaia).

 

Alfonso VIII atacó el viejo reino el 18 de septiembre de 1173 donde era tenente o señor de Bizkaia Don Bela Ladrón de Gebara (apodado “Ladrón de Nabarra”), una de las familias más importantes con tierras y casa-torre principal en la llanada alabesa. Contaba el castellano con los Haro, los anteriores señores bizkaínos, felones expulsados del reino nabarro por su venta a Castilla a cambio de tierras y privilegios feudales sobre todo en la zona de Haro y Nájera (La Rioja), robadas también a Nabarra.

 

La invasión imperialista partió de las Enkartaciones -que entonces no pertenecía al señorío de Bizkaia-, territorio aún libre según la documentación de la época: “Et ego rex Aldeffonsus in tempore quo incarnationes introivi decimo quarto kalendas augusti sub era millessima ducentessima decima tertia in Sancto Dominico de la Calzada propia manu…”[1].

 

Se recoge este otro párrafo en la versión castellana del armisticio de 1175 que intentó poner paz entre ambos reinos, donde Alfonso VIII de Castilla devolvía parte del territorio recientemente invadido a Sancho VI el Sabio de Nabarra, según recoge Tomás Urzainqui en su libro “Navarra, sin fronteras impuestas”: “Yo, don Alfonso, rey de Castilla, doy por quito a vos, don Sancho, rey de Navarra y de Álava, a perpetuo para vuestro Reino, conviene a saber: desde Ichiar y Durango, que quedan dentro de él, exceptuando el castillo de Malvecín (junto al puerto llamado de Bilbao)…”.

 

Muchos historiadores han tomado esta frase del rey castellano para señalar que el Estado vascón de Nabarra fue invadido en esa fecha y hasta el presente en su territorio de Bizkaia salvo el duranguesado, condado éste adjunto al señorío de Bizkaia con un mismo tenente al menos desde mediados del siglo XI[2]. Sabemos también que el duranguesado comenzaba en las “campas de Nabarra” en el centro del actual municipio de Amorebieta-Etxano, en aquel entonces frontera con la anteiglesia de Santa Marina de Galdakano[3].

 

La misma frase acaba diciendo “exceptuando el castillo de Malvecín (junto al puerto llamado de Bilbao)”, esta coletilla o paréntesis explicativo no deja lugar a dudas de que no se trata de un castillo del duranguesado que pudiera tener un nombre similar. Por tanto el invasor pretendía quedarse con el castillo de la Bizkaia nuclear en la anteiglesia de Arrigorriaga, fuera del duranguesado, que tenía ocupado desde 1167, lo que no parece encajar en la frase ni nos dice nada sobre cómo queda la Bizkaia nuclear. De este texto los historiadores han interpretado que no devolvió las tierras nabarras de Bizkaia, las cuales “obtuvo” o que “adquirió” usando la terminología que el historiador del rey de Castilla Ximénez de Rada aplica a la conquista.

 

Lo que da más bien el texto a entender es que el duranguesado y toda la comarca del río Deba hasta Itziar fue invadida por las tropas del rey castellano que vinieron desde el sur y entraron por el castillo de Aitzorrotz en el Alto Deba (Arlaban), perteneciente entonces a Bizkaia. Mientras que la Bizkaia nuclear, sin embargo, fue invadida por el Oeste por las tropas del paladín del rey de Castilla Diego López de Haro II, aprovechando la mesnada que el rey castellano tenía acantonada en el castillo de Malvecín o Malmasín de Arrigorriaga, junto al puerto de “mareantes y pescadores” de la anteiglesia de Begoña, llamado Bilbao, castillo de Malmasín que también reclamaba el rey castellano como propio por “derecho de conquista”.

 

Lo que sí parece claro es que la situación de ocupación militar de Bizkaia no fue duradera, pues en el Laudo

de Londres de 1177 (publicado en 1190) -por tanto posterior al mencionado armisticio-, dictado por el rey del país inglés al que los dos monarcas sometieron sus diferencias, habla sobre la territorialidad de cada Estado y señala que Bizkaia seguía libre en ese año, así lo hace cuando en el prólogo sobre la demarcación de costas señala: “Se sabe que toda la tierra que está cerca del mar hasta Hispania es tierra del rey inglés; y se prolonga hasta el puerto que se llama de Oiasouna (en Irun), que divide la tierra del rey de Inglaterra de la Navarra. Y la tierra del rey de Navarra empieza en el puerto de Oiasouna, y llega hasta las aguas de Castro (Urdiales) que divide la tierra del rey de Navarra de la tierra de Castilla (…).

 

El mencionado felón e invasor Diego López II de Haro “el Malo” (1164-1214), fue el primero de su familia que usó el apellido Haro en un documento, por la villa de Rioja Alta que repobló su familia en 1117. Fue un magnate de primera importancia en el reino de Castilla durante de Alfonso VIII (1158-1214) y tomó parte de la invasión del señorío de Bizkaia y del resto de la Nabarra Occidental. Desempeñó un papel decisivo en el ascenso del linaje Haro en la Corte castellana. Sin embargo, entre 1179 y 1183 (por tanto después del Laudo de Londres), Diego López II de Haro se exilió por primera vez a Nabarra, lo cual hizo otra vez en el año 1196. Parece improbable que Bizkaia estuviera en manos castellanas cuando los Bela (o Ladrón de Gebara) y el cabeza de familia de los Haro estaban a las órdenes del rey nabarro.

 

Diego López II de Haro se exilió por tercera y última vez tras la invasión de la Nabarra Occidental entre los años 1201 y 1206 y todos sus bienes fueron confiscados, pero se sabe que durante esas fechas estaba en la villa de Estella-Lizarra(ra), en la frontera con Aragón, donde recibió las pechas de Sancho VII el Fuerte (el hijo de Sancho VI el Sabio) y donde fue atacado por las tropas del rey castellano con el que se había vuelto a enemistar. Volvió Diego a la corte castellana en posición de fuerza, obteniendo el oficio de alférez, uno de los dos más prestigiosos con el de mayordomo mayor, así como el gobierno de todas las tierras nabarras invadidas, incluida Bizkaia, de la que estuvo ausente esos años de exilio.

 

Tampoco está clara la posible ocupación de Castilla de las Enkartaciones antes de 1199 como hemos visto,  sobre la que el historiador J. Fernando Elizari añade en su libro “Sancho VI el Sabio, rey de Navarra” que “No hay testimonio alguno de esta supuesta incursión (castellana) en aquella región” (pág.137  Edit. Reyes de Navarra).

 

El historiador galdakanés Fernando Morente, escribió el libro monotemático de municipios de la Diputación de Bizkaia sobre la villa de Balmaseda, donde se recoge toda la documentación medieval que hay sobre la misma, y tampoco encontró documento alguno que nos permita afirma que la principal villa de las actuales Enkartaciones fuera ocupada antes de 1198 ó 1199, año éste del último ataque castellano y que coincide con su carta puebla dada por Don Lope Sánchez de Mena, señor de Bortedo, ricohombre de la corte de Alfonso VIII de Castilla y pariente de Diego López de Haro II.

 

Otros elementos: la repoblación de Galdakano

 

Los intentos de conquista por Castilla y las numerosas muertes de nabarros que conllevaron, hizo que tras el Laudo de Londres los reyes de Nabarra tuvieran que reforzar la defensa del reino en la Nabarra Occidental con nuevos castillos, villas amuralladas y tenencias, lo que llevó también a repoblar territorios y reestructurar las vías comerciales, como, por ejemplo, para evitar el paso por las cercanías de la fortaleza de Malmasín en Arrigorriaga, plaza militar ocupada como cabeza de puente por Castilla con la intención de una posterior ocupación de todo el señorío nabarro de Bizkaia como hemos visto y que no devolvió pese al mencionado Laudo arbitral de Londres de 1177.

 

Así fue como Sancho de Galdakano y Torrezabal, emparentado con los reyes de Nabarra, vino con varias familias de señores de la guerra desde la Corte del reino nabarro a repoblar y reorganizar militarmente la comarca por mandato del rey; se asentó primero en Bedia (hoy dentro de la mancomunidad de Arratia), población que entonces pertenecía a la parroquia de Santa Marina de Galdakano (edificada en el s. XI), y después pasó su casa solariega a Zabala o Zabalea en Galdakano, donde mandó construir una “torre o castillo”[4], un puente que supliría al inhabilitado de Legizamon en Etxebarri (por su proximidad a las tropas castellanas acantonadas en Malmasín) y la iglesia románica de Andra Mari de Elexalde donde fue enterrado, conjunto defensivo cercano al castillo nabarro ocupado por los castellanos del que sólo lo separaban en línea recta unos 5 Km., con una perfecta vista aérea sobre el mismo. En Bedia quedó el hijo de Sancho, del mismo nombre que el padre, en la casa-torre de Tosubando, aún hoy en pie, cuya existencia está constatada desde 1075 y que fue fundada por Sancho Ortiz de Bedia.

 

«…tiene una iglesia parroquial de advocación de Santa María, una en Echevarri y otra en la Colación de Bedia, fundada según relaciones antiguas, por el caballero don Sancho de Galdácano, pariente del rey de Navarra hacia el año 1200…» Juan Ramón Iturriza, 1793, «Historia General de Vizcaya». Los historiadores más documentado sobre Bizkaia como Estanislao J. Labayru (s. XIX) y Juan E. Delmas (s. XIX) apoyan también a Iturriza.

 

El primer historiador bizkaino, preboste de Portugalete y merino de Castro Urdiales, el banderizo Lope García de Salazar (1399-1476), en su libro “Bienandanzas y Fortunas”, nombra a la familia de Galdakano y Torrezabal como de las más antiguas e importantes de Bizkaia, de la que dice estaba emparentada con los reyes de Nabarra:  “El linaje de Vedia e de Usansolo (Galdakano) son de buenos escuderos antiguos e de Vedia es agora principal del Sancho Ortis de Vedia, que se falla que aviene en siete generaciones del cauallero de Galdaño, que fue natural de Nauarra, e vino a poblar allí, e viene del de padre en padre”. Sancho Ortis de Bedia se sabe que era contemporáneo de García Salazar (preboste de Bilbao y merino en Bedia), esas “siete generaciones” nos llevarían a finales del siglo XII.

 

Existe otro relato que aparece en la “Crónica de Vizcaya” de Lope García de Salazar (1454) y en su libro “Bienandanzas y fortunas” (1471-76), historia que se corrobora por un texto anterior escrito por Fernán Pérez de Aiala en su Genealogía de la Casa de Aiala (“Árbol verdadero de la casa de Ayala”), que fue escrita en 1371, pero cuando el autor ya tenía 76 años, por tanto eran hechos recientes conservados de forma oral[5]. Lope García de Salazar escribe así este relato en su segundo libro sobre la llegada de los Abendaño a Galdakano:

 

“En el año que la villa de Vitoria (fundada en 1181) era del reino de Nabarra (por tanto antes de 1200), havia una linaje de caballeros en una aldea cerca de ellas que llamaban e llaman agora San Martín de Avendaño, que eran poderosos en la comarca, e fasian continuamente muchos enojos a los pobladores de Vitoria, de lo cual todo el dicho concejo se enviaron querellar al rey de Nabarra, su señor, e fallaronlo en una huerta mirando con algunos caballeros que estaban con él, como le dieron su querella, tomo el una espada al mensajero dellos e corto con ella unas dies cabezas de verzas e dixoles “los de vitoria sodes para poco que a los que asi vos fatigan debriades les facer como yo fise estas berzas” [6]. Con esto se fueron a la dicha villa e acordaron en aquello, todo el pueblo levantaronse una noche e fueron sobre aquellos caballeros de Abendaño que allí fasian su vivienda, e sus palacios e heredamientos que estaban descuidados, e quemaronlos e mataronlos a todos con fijos e mujeres con toda su generación, sino un mozo, hijo mayor dellos, lo saco de noche envueltos en sus vestiduras, e fuese con él a Arratia (probablemente a Bedia donde residía), e criollo allí Don Sancho de Galdacano, hijo del caballero de Galdacano, e seyendo ya ome, ovo convención con la dicha villa que tomase orden de la iglesia, que no curase de fecho de caballería e que entrase en la tierra, e fisieronlo arcipreste de Alva, e salió omo para mucho, e tomo por manceba un fija de Don Sancho García de Zurbano…e fizo en ella a Juan Pérez de Abendaño”.

 

Estas luchas se enmarcan en las constantes disputas entre las villas de Agurain-Salvatierra (sabemos que ya tenía carta de villa con Nabarra) y Vitoria-Gastehiz con los grandes señores de la Llanada alabesa, pues las villas respondían ante el rey al que pagaban sus impuestos por sus privilegios mercantiles, las cuales estaban abarcando bajo su amparo a cada vez más anteiglesias, quedando fuera del control de los grandes señores que dominaban el resto de la comarca.

 

Los Abendaño bizkaínos asentaron su casa solariega en Urgoiti donde construyeron además un  puente sobre el río Ibaizabal o Puentelatorre, en el barrio de Bekea de Galdakano. El caserío anejo aún conserva su escudo tras ser bombardeada la casa-torre en 1936[7]. El conjunto se encuentra situado a la entrada a las minas de hierro de Usansolo y al valle de Arratia de la principal vía de comunicación de la comarca, el “Camino Real” o “Erregebide”. Los Abendaño eran grandes señores pronabarros que pertenecieron después al bando ganboíno, incluso mucho después de la conquista castellana, por lo que es casi imposible que huyesen a un territorio que no estuviera dentro del reino vascón de Nabarra (es más, en otro caso, los propios relatos lo hubiera mencionado).

 

Tras un nuevo fracaso de invadir Nabarra en el año 1198, aprovechando la ausencia de su rey y gracias a la fidelidad de los nabarros, Alfonso VIII retomó su empecinada conquista de Nabarra en 1199. Alfonso VIII atacó por Pancorbo-Miranda de Ebro y cercó Vitoria. No pudo tomar los castillos de Portilla (hoy en el escudo de Alaba), Trebiño (que se convertirá así en un enclave en el corazón de Alaba), Toloño (Alaba), Laguardia (hoy rioja alabesa) y cuevas de Arana (Alaba), por lo que dirigido sus tropas hacia los castillos de San Sebastián (la Mota –que sostuvo una gran resistencia-), Hondarribia, Aitzorrotz (Eskoriatza, restos excavados y con signos de lucha), Beloaga (Bergara), Ausa (Abaltzisketa-Zaldibia, liberado después y tomado de nuevo en el s. XIV), Ataun (liberado después y tomado de nuevo en el s. XIV) y Mendikute (Arzorozia, Albistur, donde también se han hallado restos de lucha), según describe el cronista del rey castellano Alfonso VIII, el eclesiástico Rodrigo Ximénez de Rada (Gares 1170-Francia 1247).

 

Desde Aitzorrotz, separado de Bizkaia el territorio en una tenencia en 1184 por Sancho VI el Sabio de Nabarra para su mejor defensa (tenencia del Alto Deba -valle de Leniz- y Bergara, con la villa amurallada de Mondragón-Arrasate como principal núcleo poblacional), volvería a invadir el duranguesado el castellano. Se han encontrado restos de lucha en el castillo de Atstiki, en el paso por Urkiola en los montes de Durango. Durango sería una villa amurallada por Sancho VI “el Sabio” (1150-1194), dentro de la necesidad de una mejor defensa del territorio.

 

La comarca del Bajo Deba sería tomada también por las tropas castellanas, desgajándolas de Bizkaia y quedando los siguientes siglos como una tierra fronteriza o “marca” llamada Marquina de Yuso (hoy Markina-Xemein, Bizkaia) y Marquina de Suso (Bajo Deba), hasta finales del siglo XV que se incorpora ésta última a Gipuzkoa, municipios actuales de Mutriku, Eibar, Elgoibar, Mendaro, Deba o Soraluze. Un documento de 1108 decía que la anteiglesia de Astigarribia (hoy Mutriku, Gipuzkoa, cercana al río Deba) estaba en “in fine Vizcahie”.

 

Por el Oeste, el ataque a Bizkaia debió de estar encabezada por Diego López de Haro II “el Malo” con tropas propias, que no con las milicias del pueblo bizkaíno que defendían su territorio hasta el árbol Malato según Fueros, aprovechando el castillo de Malmasín en Arrigorriaga tomado por los castellanos y no devuelto pese al Laudo internacional de Londres de 1177 que reconocía la territorialidad nabarra de toda Bizkaia.

 

Durango fue devuelta al señor de Bizkaia en 1212 por los servicios prestados al rey castellano en las Navas de Tolosa (Jaén) contra los musulmanes, recibió además el felón Diego López de Haro II “el Malo” las Enkartaciones, con lo que se terminará de configurar la Bizkaia actual, aunque se seguirá respetando la idiosincrasia de estas dos comarcas durante varios siglos más con Fueros y Juntas propias.

 

José María Lacarra historiador, filólogo, heraldista y medievalista (1907 Estella-Lizarra, 1987 Zaragoza) en su libro “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media” comenta que para el siglo XII “Las presiones exteriores acentuarán la unión y contribuirán a formar la conciencia nacional”.

 

“Denok gara euskaldunak, lurralde guztietakoak, baina Nafar Estatukoak gara, Nafar Estatu bahitutakoak”. Pako Aristi “Independentziaren paperak” liburuan (Erein 2012)

 



[1] La Navarra marítima, pag 111. Nota 20: GERMAN DÍAZ, G.: Citado en Álava medieval, tomo I, p. 118, nota 18; González, Alfonso VIII-II, p. 261.

[2] Se puede leer este artículo al respecto: http://www.nabarralde.com/es/component/content/article/6689

[3] En el barrio de Gumuzio de Galdakano, Kortederra fue segregado en parte e integrado en Etxano, ya a mediados del siglo XIX. Hoy sus ayuntamientos distan 10 Km. El duranguesado había padecido una invasión anterior del rey de Castilla y sus tropas en el año 1150, los propios durangueses se alzaron contra el invasor arrancando el mojón el 28 de enero de ese mismo año.

[4] Pedro Vázquez en “Monumentos vizcaínos, iglesia de Santa María de Galdakano”, recoge el “Boletín de comisión de monumentos de Vizcaya” de 1909, donde aparece literalmente la “torre o castillo” de Torrezabal en “Zabala”,  hoy barrio y calle Zabalea.

[5] Su hijo, Pedro López de Aiala (1332-1407), “el canciller Ayala”, es considerado por Menéndez y Pelayo como el primer historiador medieval peninsular, frente a los “cronistas” palaciegos anteriores, al servicio de los intereses de sus reyes. El hijo de Sancho de Torrezabal y Galdakano se casó con Teresa de Aiala.

[6] Esta leyenda recuerda a la de la “Campana de Huesca” como ocurre con tantas otras leyendas medievales que se repiten de manera popular.

[7] Se trata de hojas de Álamo o “panela” con bordura, de la que el Doctor en Historia Sabino Aguirre Gandarias en su trabajo “Las dos primeras crónicas de Vizcaya” del año 1987, comentaba que: “Aunque quizá de sus armas aun más distintiva sea la cadena que le sirve de bordura, hecho frecuente en la zona, pues indica ascendencia Navarra y dentro de la anteiglesia el probable enlace con algún descendiente de Sancho de Galdácano (…)”.

 

Publicado por Nabarralde-k argitaratua