Esto no es 1939

En los últimos días hemos oído un montón de especulaciones sobre el futuro (o no) del proceso. Ha habido unas más optimistas y otras más pesimistas. Entre todo lo que he leído, me identifico más con lo dicho por Josep Huguet y Francesc Ribera (Titot), sobre todo la identificación que hace este último de la «inventiva» como clave para avanzar.

Para refutar a los más pesimistas, hay que apuntar que esto no es 1939. De acuerdo, Madrid nos está tratando con mano dura y represión, con un desprecio absoluto hacia todo lo que significa Cataluña y nuestra manera de hacer y pensar. Pero no nos pueden exterminar como el 1939. Entonces devastaron la sociedad catalana por todas las áreas. En la educación, inhabilitaron un porcentaje muy significativo de profesores y maestros, los que no se habían marchado al exilio. Descabezaron todos los gremios, inhabilitando médicos, arquitectos, funcionarios, artistas, militares, policías y a casi toda una clase política. Pudieron aplicar una política de adoctrinamiento feroz en las escuelas, en la cultura y en la vida social. Pudieron hacer con nosotros lo que quisieron.

En cambio, la aplicación del famoso 155, a pesar de compartir mucha parte del espíritu de odio que destilaba en 1939 fascista, no permite el aplastamiento total de la sociedad catalana. De acuerdo, podrán inhabilitar y encarcelar políticos y funcionarios, multar entidades, boicotear medios y estrangular presupuestos de país. Podrán construir pedestales de oro macizo con micrófonos de platino para la Arrimadas de turno. Podrán criminalizarnos con sus viles medios. Pero estas son medidas que sólo pueden dar frutos aplicadas permanentemente por una dictadura formal y no por una democracia, por muy corrupta que ésta sea. Y ahí tenemos la mayoría absoluta independentista del 21-D y el sonado fracaso de Soraya Santamaría para certificarlo.

Habiendo mostrado tanto odio, catalanofobia y brutal torpeza en la forma que han actuado -es nuestra tarea evidenciarlo en casa y en todas partes- no podrán ejercer un cambio del clima moral de nuestro país ni desarraigar la tradición democrática como hicieron el 1939. Al no ser un escenario tan devastador como el de 1939, los demócratas y los soberanistas tenemos un amplio campo de recursos -principalmente el de la inventiva mencionada por Titot- para desmontar el golpe y recuperar el camino hacia el desarrollo de la República Catalana. Requerirá del soporte, el esfuerzo y la inteligencia de todos los demócratas. Nadie dijo que esto sería fácil ni rápido. Lo único cierto es que vamos a ganar.

RACÓ CATALÀ