Manuel Delgado: ‘Se volverán locos, tendrán espasmos y empezarán a echar espuma por la boca’

Entrevista al antropólogo, que defiende que se llegará a la independencia porque no se podrá hacer el referéndum

El antropólogo Manuel Delgado ya hace tres años que soltó su teoría: se llegará a la independencia porque no se podrá hacer el referéndum. En esta entrevista explica el porqué. También describe cómo ve el mundo de los comunes, que conoce bien desde que hace más de treinta años que militó en Bandera Roja. El señor Delgado recibe a VilaWeb en una terraza cerca de su casa, en Barcelona.

– Hay una vieja tesis suya que dice que seremos independientes porque no haremos el referéndum. ¿Qué dice la tesis?
– Para entendernos: no dejarán hacer el referéndum. No dejarán que se haga. Punto. ¿Estamos mentalizados, o no? Desde el principio la tesis apunta a que la evidencia dice que la única manera de impedir el referéndum, en caso de que el proceso continúe, y ha continuado, es el uso de la fuerza. Y no únicamente pienso en detenciones. Quizás cerrarán el parlamento. Qué sé yo. La pregunta de qué pueden hacer no es tan fácil de responder. Porque actuando de manera legal, como hasta ahora, no podrán impedirlo. Ni siquiera la aplicación del famoso 155. Ni saben cómo se aplica. Por lo tanto, ya veremos.

– Y ¿por qué esto lleva a la independencia?
– No sé por qué me lo pregunta. Si ya lo sabe. Esto se ha planeado desde el principio. Mi tesis no era tanto que pasara eso, sino que ya estaba previsto que pasara. Se contaba que el uso de la fuerza sería el factor determinante para tomar la única resolución posible: que las instancias democráticas catalanas tomen la iniciativa de hacer la famosa declaración unilateral de independencia. Contra el uso de la fuerza, no hay alternativa. Y es aquí donde nos veremos las caras. Y toda esta situación de dudas, de escrúpulos, y todo ello a propósito de las garantías, se irán al traste. Porque llegaremos a una situación en la que lo que se encontrará amenazado será la democracia, no la independencia ni el referéndum. Y tengo la convicción absoluta de que todos aquellos que creen en la soberanía del pueblo y la sociedad deberán ponerse al lado de la posición más legitima, aunque sólo sea porque es la más pacífica.

– Van muy lentos.
– Se lo puedo decir de primera mano, porque las dudas vienen de la gente de mi ambiente. Este espectro, que de manera gruesa llamamos ‘los comunes’, hace décadas que no hablan de esta cuestión. O hablan licuándose el. O dándolo por supuesto. Se define, en el caso de Izquierda Unida, o Iniciativa, como partidos nacionales y de clase, pero a la hora de la verdad no hablando nunca de esta cuestión. Pero ahora aparece la contradicción y la paradoja: los comunes aparece un sector que no oculta que tiene vocación independentista, y otro sector que mantiene posiciones que no creo que hubiéramos de dudar en llamar lerrouxistas.

– ¿Lerrouxistas?
– Justamente. Ayer se hizo público un manifiesto que firmaban tres, Carlos Villarejo, Félix Ovejero, y un tercero que mantiene la tesis del lerrouxismo: cualquier afirmación nacional en Cataluña es esencialmente burguesa. Y junto a ello, posiciones como la de Jaume Asens. ¿Cómo administras esta transversalidad? Pues intentando ganar tiempo.

– Para no dividirse.
-Tomar una posición inequívocamente favorable al proceso les causaría disgustos y rupturas. Seguramente. Pero una posición radicalmente contraria implicaría acabar en el vertedero donde terminó el PSC. Mantener la tesis de Lerroux (que la posición entre nacionalistas y no nacionalistas es una posición de clase, y que la clase obrera es no nacionalista) sería una catástrofe absoluta. Pero no únicamente por la imagen que se acabaría dando, que sería el mundo de los comunes junto al PP, y Ciutadans. Es que también hay una razón esencialmente política: si esta esfera quiere tener alguna posibilidad de llegar a la Generalitat es ocupando un ámbito similar al que ocupó Pasqual Maragall. Y esto es entender que es imposible de gobernar Cataluña sin el apoyo de ERC. Aún más: tampoco podrán gobernar España sin el apoyo de ERC. No salen las cuentas. Y si los comunes ahora tienen una posición pusilánime, la gente no se lo perdonaría nunca. Nunca. Implicaría perder prácticamente toda legitimidad.

– ¿Prevé que este verano los poderes del Estado español harán uso de la fuerza?
– Ni idea. No lo sé. Sí sé que se volverán locos. Enloquecídos. Tendrán espasmos. Comenzarán a echar espuma por la boca. Harán contorsiones. No sé si somos conscientes de lo que pasa. Cuba y Filipinas no eran colonias. Eran provincias españolas. Y es clarísimo que este proceso histórico, que tenía el último capítulo en la independencia de Cuba y Filipinas, ahora tendría su actual episodio en el de Cataluña. De modo que la posición de la izquierda, la nueva y la vieja, la independentista y la no, no veo que pueda ser otra. Porque yo no digo que el tipo de movilización que habría sería democrático, es que sería abiertamente antifascista.

– También se nos puede descontrolar nuestra movilización. Y tener infiltrados.
– Deseo vivamente que se nos descontrolara. Desde el principio. Cuando hablamos de descontrolarse, podemos querer decir dos cosas. Primera, que la dinámica termine sobrepasando los términos en que hasta ahora se ha movido el proceso. Y que implicaría que se convierte en un proceso revolucionario. Porque tenemos que decirlo: esto es un proceso revolucionario. Y estos que nos hablan de legalidad nos deberían decir si conocen ningún caso de revolución legal. Ya es una revolución. Si esta revolución, de una manera o de otra, sobrepasara los límites fijados, en una llave esencialmente política, y se convirtiera de repente en social, algunos habríamos considerado alcanzado nuestro objetivo. Y habríamos entendido que realmente valía la pena.

– Yo pensaba en la segunda. Tener infiltrados, y caos provocado.
– No se puede descartar.

– Quizás el Estado suelte a a la extrema derecha.
– Y no en Hospitalet, sino en la plaza de Artós. Sarrià. Zona nacional. Así es como lo dicen. No me lo ponga tan fácil. Si la extrema derecha sale a la calle la cosa quedará inequívocamente fotografiada. No creo que interese al gobierno de Madrid. No creo que tenga ningún interés que la imagen que den sea esta. En cambio…

– ¿En cambio?
– Puestos a buscar imágenes divertidas -y esto es una visión que he tenido-, de la misma manera que me puedo imaginar a la guardia civil con exaltados de extrema derecha, me imagino quien defendería literalmente la democracia. Pues quizás los Mossos, junto a uno de esos que un día quemó un contenedor. Esta es la visión que he tenido. No va de broma. Y esta contradicción no es inédita. En 1936 la revuelta hizo una rara alianza entre militantes de la CNT y la Guardia Civil. ¡Vivimos en un país donde uno de los sindicatos de la policía es anarquista! No me parecería nada insólito.

– Tesis de Roger Palà en El Periódico. Quizás los comunes no se apuntan porque así se ahorran que inhabiliten a Colau, su gran esperanza.
–  [Puñetazo en la mesa.] Ada Colau quiere mandar en Cataluña. Ella, o alguna persona que se le parezca. Una posición pusilánime, o cobarde, traería una catástrofe absoluta a esta aspiración y sería imperdonable. Si hay inhabilitaciones, Ada Colau hará por que la inhabiliten. Hombre, claro. Que enfrente está el PP, ¿eh? Que son muy bestias. Y no nos damos cuenta porque estamos dentro. Ahora, peor lo tienen los que se pasan todo el día escuchando RAC1 y a Mónica Terribas. Estos aún lo ven menos. Lo que se debe escuchar es Radio Burgos.

– ¡Ja, ja ! ¿Radio Burgos?
– Básicamente sólo escucho la COPE y Canal 13. Y se lo digo en serio: enloquecido, ¿eh? Es lo único que escucho. Comenzarán a tener convulsiones. Y la idea que harán correr, y vale la pena subrayar esto, es que rescatarán a los buenos catalanes. El famoso 52%. Para rescatar la minoría, que ellos dicen que es mayoría, española en Cataluña. Una parte importante de la opinión pública española, la que vota PP, Cs e incluso el PSOE son los que dicen ya basta de este color. Y reprochan a Rajoy su pasividad. Para ellos es un cataclismo. Es el impacto de un meteorito. Será una crisis comparable con el 98. Y además con la perspectiva de qué pasará en el País Vasco. Y en Canarias.

– PaisValenciano y las Islas.
– Es un auténtico cataclismo. Una especie de terremoto. Un fenómeno tras el cual los dinosaurios desaparecen. Y no somos conscientesde ello y lo vivimos con una cierta normalidad. Primero, porque aquí el sector españolista se mueve muy poco. Y luego porque aquí el sector Ciudad Meridiana no dirá nada. No ha dicho nada.

– Y esta movilización nuestra posterior a su uso de la fuerza, ¿cómo se la imagina?
– Quienes dará la cara serán los de siempre. Los que tienen tirada en la calle. Si hay calle, ERC, los comunes y la CUP. Estos estarán en la calle. Es su ámbito natural. La tendencia de este país a ocupar la calle, casi diría que es un vicio. No una inercia, sino un vicio. Hay muy poca gente que no haya salido una vez al año para cualquier cosa. Hay tradición de luchas, de desobediencia. Para los nuestros, y me parece que puedo hablar en plural, todo esto básicamente es una tregua. Lo que queremos es que todo esto vuelva a la normalidad, con el contexto de la independencia, para volver a vernos las caras con los de siempre. Porque las luchas compartidas que tan bien han explicado Òmnium Cultural y Jordi Cuixart no han sido contra Madrid, sino contra enemigos de aquí. Hay enemigos que están dentro del proceso. Para muchos de nosotros la cuestión nacional es un factor de distorsión. No es nuestro código. La gente que estamos por la independencia no es porque seamos patriotas, es porque somos antinacionalistas. Pesados, ya, con esta historia. Independencia,. Y ya está. Ya somos independientes. Y ahora, finalmente, venga, vamos.

– ¿Puigdemont?
– Puigdemont es una institución, como lo era Companys. Hablamos de algo que no es un partido: Mas y los otros procesados, no son de un partido. Ya es otra cosa, eso. Y se lo digo yo, que estaba rodeando el parlamento. Pero ahora Puigdemont es una institución. Ahora tenemos que tener cuidado con lo que decimos. Esto que pasa es muy serio. Una cosa es decir que el PDCat representa una clase social que no vive el entusiasmo revolucionario. Pero el gobierno catalán asume, de una manera u otra, su compromiso con el programa. Programa que cumplen. A mí no me importa reconocer que yo rodeaba el parlamento. Estuve, de una manera u otra, en el asedio. Y veo claro que el consejero Puig era uno de mis enemigos sociales. Pero ahora hablamos de algo muy serio. Y hacemos tabla rasa . Por eso digo que es una tregua.

– Jordi Borja, ¿por qué ha hecho movimiento de criticar tan duramente a los comunes?
– Borja ha sido directamente responsable del modelo Barcelona. Y a algunos nos sorprendió, y no positivamente, que apareciera en las listas de Barcelona en Común. La cuestión es quien utilizó a quién. Lo explica Borja mismo. Se ve que no le hacen caso. Y, por supuesto, no hacer caso a Jordi Borja es un pecado mortal. Imperdonable. La humildad no es una de las virtudes de Jordi Borja. Él es el gran ideólogo, y ver que lo que es su criatura le da la espalda y no le hace caso… No es tanto que él se deshaga de Ada Colau, sino que Ada Colau que se deshace de Jordi Borja. Es una especulación, pero es como lo veo.

– Y los comunistas, ¿qué hacen?
– Yo me siento bastante identificado con la posición que mantiene públicamente Nuet. Y en cierta medida mi reincorporación al partido es la única manera que tenía al alcance de expresarle mi solidaridad y simpatía. Ahora esto que nos viene encima es demasiado importante. Ahora viene el vértigo. Ahora el enemigo es el fascismo. Vuelve. No se ha ido nunca.

VILAWEB