La batalla de Almansa

Trescientos diez años de la batalla de Almansa, cuando todo comenzó

VILAWEB

Hoy se conmemora la derrota que llevó la pérdida de las libertades del País Valenciano

Hoy, 25 de abril, hace 310 años de la batalla de Almansa, que significó la pérdida de las libertades del País Valenciano: todas las instituciones, constituciones y costumbres propias fueron arrasadas. La derrota de Almansa tuvo para el País Valencia la misma significación que la del 11 de Septiembre de 1714 en el Principado de Cataluña, y que la ocupación de Mallorca del año siguiente. Tres episodios de una misma pugna bélica: la guerra de Sucesión (1702 a 1716). La batalla de Almansa, pues, fue el comienzo del largo periodo de recuperación de la libertad perdida que aún dura. Con motivo de aquella derrota, la sociedad valenciana conmemora cada año el día Veinticinco de Abril en las calles de Valencia. Este año, la marcha reivindicativa se hará el sábado a las 18.00 y partirá de la plaza de San Agustín con el lema ‘Basta. Por una financiación justa’.

 

Combate decisivo de la guerra de Sucesión

Decíamos anteriormente que la batalla de Almansa se inscribe en la guerra de Sucesión, conflicto de alcance europeo suscitado a la muerte del rey Carlos II (1700) de la dinastía de los Habsburgo, que no había dejado descendencia. La mayoría de potencias europeas (Inglaterra, Austria, Países Bajos, Portugal…) se opuso a la coronación de Felipe de Anjou (Felipe V), nieto del rey francés Luis XIV, por cuanto temían el engrandecimiento del poder de Francia, regida por los borbones. Estas potencias, pues, se aliaron y sostuvieron otro candidato: el archiduque Carlos de Austria. La corona castellana apoyó el pretendiente borbón, y la catalanoaragonesa, al archiduque.

 

Vigatans, maulets y botiflers

El apoyo de la corona catalanoaragonesa a la causa austracista se explica por el temor al centralismo borbónico, por el recelo que un monarca de esta dinastía, que mandaba en Francia de una manera absolutista, no acabara aniquilando las instituciones propias. A esto, añadamos el sentimiento antifrancés que había en Cataluña, pues no hacía ni cincuenta años que Francia se había apoderado del Rosellón, del Vallespir, Conflent y de media Cerdanya. En Cataluña los seguidores del archiduque Carlos (proclamado Carlos III de Aragón) eran llamados ‘vigatans’, y en Valencia, ‘maulets’; por al contrario, los partidarios de Felipe de Anjou, muy minoritarios, eran llamados, despectivamente, traidores.

 

‘Cuando el mal viene de Almansa…’

La batalla de Almansa, librada entre las tropas felipistes y austracistas, acabó en derrota de estas últimos, derrota que abrió las puertas a la ocupación borbónica del País Valenciano (y a la larga de todo el país), que de este modo perdió las instituciones con las que se había regido durante cinco siglos. El decreto de Nueva Planta, dictado por Felipe V el 29 de julio de 1707, impuso en el Pais Valenciano (y en Aragón) las leyes, usos, costumbres y tribunales castellanos, que también fueron impuestos pocos años después en Cataluña y las Islas (salvo Menorca, que pasó a manos inglesas). El desastre por la pérdida de las libertades quedó reflejado en un dicho que ha perdurado hasta hoy: ‘Cuando el mal viene de Almansa, a todos alcanza’.

 

 

«Cuando el mal viene de Almansa, a todos alcanza»

Marc Pons

ELNACIONAL.CAT

Tal día como hoy del año 1707, hace 310 años, se libraba la Batalla de Almansa (Castilla) entre los ejércitos franco-castellanos de Felipe de Anjou, coronado rey de las Españas en 1701 con el polémico testamento de Carlos II –el último Habsburgo hispánico–, y los de la coalición internacional (Corona de Aragón, Austria, Inglaterra, Países Bajos y Portugal) que defendía la entronización de Carlos de Habsburgo. La derrota de la coalición austriacista provocó la aniquilación de todas las defensas militares organizadas del País Valencià –sublevada en masa contra el Borbón– y su posterior conquista y represión, que en Xàtiva adquirió tintes de auténtica tragedia.

Una semana después de la derrota austriacista de Almansa, el Regimiento de Infantería Ciutat de València acantonado en Requena (País Valencià) –la única defensa organizada que quedaba– cayó ante la superioridad numérica de los borbónicos. A partir de aquel momento el camino en dirección a la horta valenciana y al cap-i-casal quedaba libre de resistencias. Pero el Borbón no dirigió sus tropas hacia València, sino que ordenó castigarla con un aislamiento que provocara hambre, enfermedades y muerte entre la población civil. Una parte del ejército se dirigió hacia el Maestrat para ganar la orilla derecha del Ebro, y la otra hacia el Segura para asolar los pueblos y villas del sur valenciano.

Alcoi, Dènia y Alacant fueron duramente castigados por los ejércitos borbónicos franco-castellanos. Pero allí donde se produjo una verdadera tragedia fue en Xàtiva. El 12 de junio –siete semanas después de Almansa– los ingleses que defendían la plaza negociaban con el Borbón abandonarla. Xàtiva se quedaba sola sólo defendida por su propia población y por militares catalanes. Los borbónicos rompieron las defensas, incendiaron la ciudad y desterraron los supervivientes a La Mancha castellana. Xàtiva perdió incluso el nombre. Años más tarde se produciría un goteo de retornos, pero durante más de un siglo –hasta 1811– el nombre impuesto fue el de Nueva Colonia de San Felipe.