Cataluña, una historia que valga la pena vivir

A estas alturas ya nos hemos hartado de explicar los argumentos a favor de la independencia. La tarea proselitista del independentismo se ha hecho con mucha intensidad y fuerza, al punto que incluso el mito de que muchos catalanes no defienden la independencia de Cataluña por falta de información es falso.

Encontramos que existe un sesgo a la hora de interpretar los datos, también a la hora de considerar válido un argumento o su contrario. Este sesgo no sólo se construye con base en cuáles son los medios de comunicación que cada ciudadano consume. Cuando conversamos cara a cara nos damos cuenta de que hay elementos inconscientes y emocionales relacionados con la identificación nacional que generan este sesgo.

Las encuestas también nos lo dicen: una parte importante de ciudadanos de Cataluña no apoya la independencia por elementos de identidad. Este obstáculo podría ser insalvable, ya que nuestra identidad, incluida la nacional, aunque puede evolucionar a lo largo de nuestra vida, tiene mucha inercia: Los valores, creencias, construcciones simbólicas y referencias vitales que fijamos en la infancia y la adolescencia tienen más fuerza que los que adquirimos más tarde.

Pero lo que hemos aprendido de aquellos que, desde identidades no del todo catalanocéntricas, han dado el paso hacia la independencia es que, sin cambiar su identidad, sí pueden modificar su identificación nacional. Esta se define de la siguiente manera: con qué ‘demos’ queremos generar vínculos más fuertes, dónde nos sentimos más acogidos y más cómodos.

La identificación nacional es lo que nos hace escoger cuál es el ‘demos’ que consideramos soberano, cuál es nuestro «pueblo» y con quien queremos construir nuestro futuro político. La identificación nacional es qué narrativa nacional conecta mejor con nosotros. Y conseguir cambiar esta identificación nacional es mucho más sencillo que hacer que alguien renuncie a ser quién es y de dónde viene, a su identidad.

El independentismo ha acertado porque no ha enfocado el relato identitario como el principal eje para difundir su mensaje , pero quizás debe poner más énfasis en generar esta identificación nacional. Nos hemos cansado mucho de decir por qué la independencia es algo útil. Quizás nos falta ahora hablar del porqué formar parte del proyecto nacional catalán y ser parte del pueblo de Cataluña es una historia que vale la pena vivir.

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