Salvador Cardús: La capacidad que tienen los españoles de hacernos daño es limitada

Entrevista con el sociólogo y miembro del CATN sobre el momento actual del proceso cuando faltan pocos días para la Diada

El sociólogo Salvador Cardús, miembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional, vive la política con pasión y el proceso de independencia catalán con un gran optimismo. Hablamos con él, en el marco de la serie ‘¿A punto para la independencia? (entrevistas Diada 2016)’ sobre el momento político actual que pasa, obligatoriamente, por la movilización de la Diada y la cuestión de confianza al presidente de la Generalitat. ‘No estamos cansados, estamos impacientes’, apunta. Continuamos con él la serie de entrevistas que tiene por objetivo captar la mirada del país al momento político actual.

 

-Nombre:

-Salvador Cardús

 

-Edad:

-62

 

-¿Independentista?

-Sí, por supuesto.

 

–¿Desde cuándo?

No sé, hace tanto tiempo que no me acuerdo. El descubrimiento de la independencia lo hice sobre todo al lado de Max Cahner, alrededor de la Universidad Catalana de Verano.

 

-La Política es…

-¡Apasionante!

 

-¿Cómo Se define políticamente?

-Yo siempre he dicho que era un liberal de izquierdas.

 

-Tiene libro de cabecera:

-No tengo, pero como sociólogo podría decir ‘Invitación a la sociología’ de Peter Berger.

 

-El personaje histórico que lo inspira:

-Max Cahner, Heribert Barrera y Jordi Carbonell son personajes que me impresionaron cuando les conocí.

 

-¿Qué Objetivo debe tener esta Diada?

-Ha de servir para transmitir confianza a todos los catalanes que queremos la independencia, para dar la confianza para no tener miedo de lo que pueda pasar estos próximos meses.

 

-¿Vamos bien para lograrlo?

-Sí, Vamos muy bien. No habíamos ido nunca tan bien. Hace cinco años era inimaginable llegar en una situación como la actual, en ese momento nadie hubiera dibujado un futuro tan próximo a la independencia: tenemos mayoría en el parlamento y un gobierno decididamente independentista. Además, los que no quieren la independencia son minoría y están divididos.

 

-¿Cree que la gente está cansada?

-No, la gente no está cansada, la gente está impaciente. Nadie debe confundir la impaciencia con el cansancio. Cuando se acerca la fiesta de los Reyes, los niños están impaciente. A nadie se le ocurriría decir que están cansados: pasa exactamente eso. Hablar de cansancio me parece un diagnóstico muy malo, estamos impacientes. Quizás el cansancio puede servir para definir el estado de ánimo de algunos dirigentes pero no de la ciudadanía.

 

-¿Qué le gustaría que pasara en la cuestión de confianza?

-Que diéramos confianza al gobierno. Sabemos que no sólo su compromiso es firme sino que no tiene otra salida que la independencia. Es impensable que nuestro gobierno se desdiga de la independencia y de no hacerlo en un plazo próximo.

 

-Si Puigdemont no la supera y vamos a elecciones, ¿el proceso se termina o sale reforzado?

-No, no, no se acaba. La cuestión de confianza se superará, no tengo ninguna duda. No creo que pase, sin embargo, que se haga gobierno en Madrid, eso sí que lo tienen crudo. Y bien, si no se aprueba la cuestión de confianza, no pasa nada. Habrá que hacer elecciones y rehacer las mayorías pero el proceso de independencia ya no tiene freno.

 

-¿RUI sí o RUI no?

-Creo que el debate sobre el RUI ha sido inútil. Esto de unilateral es una redundancia y es una evidencia de que seremos independientes de manera unilateral. Opino que sí, que hay que hacer un referéndum pero no puedo decir cuándo. Es algo que no se puede determinar ahora porque no sabemos cómo jugará el adversario. Es como un partido de fútbol, yo no puedo decir antes de empezar que en el minuto trece haré tal jugada para marcar un gol. Debemos preparar jugadas pero no podemos saber qué hará el equipo contrario. Haremos un referéndum en un momento u otro para que pueda ser reconocido internacionalmente, pero no puedo decir si será antes o después de otros pasos.

 

-¿Antes habrá un RUI o una DUI?

-Si seguimos ceñidos a las leyes españolas, no podemos hacer un referéndum. De ahí mi incomodidad con el debate absurdo sobre el RUI. O bien es en sí mismo un acto de soberanía o bien lo hacemos inmediatamente después del acto de soberanía. Son prácticamente gestos simultáneos, me da igual si uno va una semana antes o una semana después. Es el momento de la ruptura, y este momento de ruptura es el tiempo que pueda durar la incertidumbre. Por suerte tenemos un gobierno en el que confío plenamente y que sabrá decidir qué es más adecuado.

 

-¿Cómo cree que pueden reaccionar los españoles?

-Primero debemos saber en qué momento estarán. Si han conseguido un gobierno con mayoría absoluta o bien están en un momento de absoluta debilidad. No sabemos si será más a la derecha o más a la izquierda. Todavía no sabemos contra qué equipo tendremos que hacer este partido final. También vale tener en cuenta cuáles serán las circunstancias internacionales y en Europa. Que reaccionarán en contra es una evidencia, pero a mí me parece que su capacidad de hacer daño es muy limitada. Si reaccionan mal, la consecuencia será la aceleración del proceso de independencia. En cambio, si su reacción es buena y dicen ‘hablemos’, podrían complicar la vida alargando el proceso.

 

-¿Para ganar el RUI es necesario ampliar más la base independentista?

-Si se propone un referéndum con los términos de sí o no, lo ganaremos. Pero deberíamos pensar cómo no perder apoyo, cómo asegurar que en los momentos de tensión no habrá una parte de los independentistas que se echen atrás. Esto ha pasado en más procesos independentistas, como el escocés. Hay un trabajo muy importante que es suscitar confianza entre los independentistas mismos. En las encuestas, muy pocos independentistas creen que la conseguiremos.

 

-¿Y qué hacer para incrementar la confianza entre los independentistas?

-Ante todo no crear cada dos por tres la sensación de desconfianza. Por ejemplo, el discurso del cansancio, nadie está cansado de querer la independencia. ¡Estamos cansados de que nos mareen! Si además de hablar de cansancio habláramos de impaciencia, describiría más bien el estado de ánimo y ayudaría a entendernos mejor a nosotros mismos y no confundirnos. También un ejemplo más, el invento del ‘procesismo’, quien lo inventó lo hizo para debilitar el gobierno del país. ¿Qué quiere decir ‘procesismo’? Es evidente que hacemos un proceso de independencia, pero no es ‘procesismo’.

 

-¿Hay independencia sin los comunes?

-¿Hablamos De las élites o hablamos de la gente que va a votar? Si estuvéramos en un sistema de voto en el que los partidos definieran claramente los límites del campo de juego, acontinuación te diría que sí, que hace falta más gente. Pero los que han votado comunes no sabemos qué votarán si les preguntan sobre la independencia. Hay una parte muy importante de gente que si tiene que votar la alcaldesa de Barcelona, vota Ada Colau, pero que si tiene que votar sobre la independencia, votará independencia. No los podemos considerar comunes. A mí no sé ni qué me podrían atribuir. He votado cada vez dependiendo de las circunstancias. No es un voto que sea determinado por lo que ha hecho la última vez. No se trata de si necesitamos o no comunes, necesitamos ciudadanos críticos, libres, lúcidos y que amen el país.

 

-Tres cosas de la independencia que lo motivan y que utiliza para convencer a un indeciso.

-Yo creo en la independencia por una cuestión de dignidad política y nacional. No soy un talibán de la independencia. Si hubiéramos encontrado otra fórmula que respetara la dignidad política de Cataluña en un marco confederal, a mí también me serviría. Pero sabemos de sobra que la dignidad política y social no es respetada. Así es como intento convencer a los que tienen dudas. No es una cuestión de bandera sino una cuestión de gobierno, un país justo, libre y con justicia social. No tiene nada de carácter étnico, sino que es estrictamente de carácter político. Pero vaya, los indecisos lo son porque dudan de nuestra capacidad, por lo menos los que yo conozco.

 

-¿Qué aciertos se han hecho?

-Tiene que haber muchos y a veces no acabo de saber cómo lo hemos hecho tan bien para llegar en tan poco tiempo tan lejos. Las cosas las hemos hecho extraordinariamente bien. Siempre digo que cuando se acabe, que espero que sea pronto, me gustaría dedicar los últimos años de mi vida profesional a entender qué hemos hecho bien porque es casi un milagro.

 

-¿Qué errores se han cometido?

-Probablemente no hemos trabajado bien la creación de la confianza necesaria en nosotros mismos. Es mi obsesión, sobre todo porque tengo la convicción de que en el momento final, que será el más difícil, estaremos todos a punto y en nuestro sitio. Tengo la impresión de que por razones diversas nosotros mismos nos hemos puesto la zancadilla cuando nos lo hubiéramos podido ahorrar. Es la lógica de la política y las personas, sería extraño que los catalanes no fuéramos como todo el mundo.

 

-¿En algún momento lo ha visto muy crudo?

-Más que verlo crudo, ha habido momentos en los que me he cabreado. Ha habido momentos en los que no hemos sabido aprovechar las buenas circunstancias, que no hemos sabido trabajar en los frentes adecuados. Por ejemplo, este es un proceso hecho desde la base, no ha sido dirigido por las cúpulas políticas, sino al revés. Si se ha hecho desde abajo, lo tenemos que acabar de conquistar desde abajo, no es necesario discutir con las élites políticas de CSQP o Podemos. Las élites tienen intereses políticos de otro orden, no es en estos debates donde nos hemos de perder.

VILAWEB