Las diez cosas que hay que hacer para proclamar la independencia

¿Por qué el independentismo se encuentra en un momento más bien bajo? Seguro que hay muchos factores que lo pueden explicar. Pero creo que tiene un peso muy grande la batalla vivida después del 27 de septiembre. Lo que debía ser como un referéndum y que, según la lectura mayoritaria, se ganó fue vivido como una derrota en los meses posteriores. Salvada la gran disputa entre familias independentistas con la lista conjunta de Juntos por el Sí, la nueva disputa por las exigencias de la CUP dejó al independentista de la calle muy desanimado. La pirueta de la investidura de Carles Puigdemont animó al personal durante varios días. A partir de entonces, los avances de la ejecución del mandato democrático no son claros o no lucen como debería.

Lejos de pensar que esto ya está decidido, el independentista debe buscar las fórmulas y los caminos para volver a coger el empuje previo al 27-S o, mejor aún, al 9-N de 2014. ¿Cuáles son estas fórmulas y caminos? Como siempre, no hay recetas mágicas ni caminos rectos. Pero hay algunas cosas que sí deberían pasar si queremos que la nave llegue a buen puerto. Veámoslas:

– La Sociedad civil debe retomar el timón de la movilización. Òmnium y la ANC han dejado la iniciativa en manos de los partidos e instituciones. Y, más allá de la gran responsabilidad que tendrán estos partidos en los pasos a realizar, la sociedad civil es el puntal más fuerte del independentismo catalán. Nada avanzará si la calle no es un clamor permanente por la libertad.

– El Gobierno y los partidos deben decidir si quieren avanzar definitivamente o si quieren especular infinitamente sobre las consecuencias legales de sus actos. Si el gobierno o el parlamento no empiezan a actuar como si ya fuéramos independientes, el inmovilismo matará el proceso. Está claro que impulsar la independencia tendrá consecuencias legales, judiciales y penales. ¿Quién pensaba que todo esto se haría sin riesgo? ¿Acaso no sabemos que hay que estar dispuestos a ir a la cárcel por la libertad?

– Se Ha visto que el Estado español es incapaz de gestionar la complejidad política. El bipartidismo ha dejado una cultura de pacto -también a los partidos pequeños y nuevos- completamente nefasta. El interés de Estado se ha revelado escaso en un momento como el actual. Aunque puede haber una sorpresa de última hora. Aunque puede ocurrir que el Ibex haga cuadrarse a los dos grandes e imponga una solución. Sea como sea, el independentismo debería actuar con la máxima inteligencia y dejar claro qué va a hacer, en Madrid, ahora que nos desconectamos. Porque incluso puede ocurrir que los encantadores de serpientes obtengan un resultado mejor que el 20-D . Y esto lo complica aún más. Si el mensaje del independentismo en estas nuevas elecciones no es muy claro daremos un paso atrás.

– Una Vez superado el tiempo de las elecciones españolas, el independentismo tiene que poner la directa y provocar una tormenta perfecta. El nuevo gobierno español de turno se encontró sorprendido con acciones decisivas. Hay muchas cosas pendientes que pueden servir. Tan sólo hay que empezar a hacer trabajar las estructuras de Estado más significativas, que actúen con normalidad. Y, evidentemente, hacer caso omiso de las impugnaciones y suspensiones de los tribunales españoles.

– Entrar en la fase de no-cooperación con las instituciones y la legalidad españolas llevará inevitablemente a un conflicto institucional mayúsculo que se convertirá en la carpeta más urgente de las instituciones internacionales. Sin llegar a ser un problema ineludible para Bruselas y a quien haga falta no habrá nunca un proceso negociado de resolución. Si no hay conflicto, no hay que buscar soluciones. Hay que provocar la intervención de la comunidad internacional.

– Como el resultado del 27-S no es suficiente -según la mayoría de dirigentes catalanes- para proclamar la independencia, es imprescindible un referéndum formal y con todas las garantías democráticas. Esto lo impondrá la comunidad internacional, porque así es como se han resuelto los procesos de independencia conflictivos. Por tanto, todos los esfuerzos deben ir dirigidos a demostrar que estamos dispuestos a tirar por la directa hasta que las capitales decidan intervenir.

– En este sentido, convendría no dejarse enredar además por la canción del referéndum de Podemos. Los referendos no vienen de Madrid, sino de Washington, Berlín, Bruselas… Una mayoría en el congreso español que pueda convocar un referéndum de independencia de Cataluña no existirá nunca. Y si no quieres que sea tan categórico, no la habrá nunca mientras la balanza fiscal entre Cataluña y España les beneficie a ellos. Y, aun así, no creo que la hubiera. Por tanto, vía unilateral hasta que no intervenga una tercera parte poderosa de verdad.

– Otra cosa que hay que corregir, si se quiere llegar a la independencia es el error de pensar que hay que recurrir a la seducción para ampliar la mayoría social. La seducción no es el camino. Especialmente, no lo es el seducir a las castas dirigentes de los partidos de la tercera vía. La mayoría no se ampliará nunca por arriba, sino por abajo. Quiero decir que son los votantes y simpatizantes de estas opciones quienes han de unirse a la independencia. Los dirigentes prácticamente están todos perdidos. La clave para sumar es la confianza y no la seducción. Y la confianza no se consigue pidiendo ‘confianza, por favor’, sino demostrando fortaleza, decisión y carácter. Y capacidad de acción.

– También hay que recuperar los caminos trazados por el CATN (http://presidencia.gencat.cat/ca/ambits_d_actuacio/consells-assessors/consell_assessor_per_a_la_transicio_nacional_catn/). Da la impresión de que al gobierno actual le pasa eso de que cada nuevo gobernante quiere descubrir el mundo. La sensación de que el último que llega piensa que lo hará mejor y que tiene las ideas más brillantes. Los informes del consejo impulsado por Mas son una mina para construir el Estado independiente. Y diría que no se aprovechan lo suficiente porque fueron cosa de lo que había antes.

– Y, finalmente, el independentista común debe autocentrarse de una vez por todas. Para acceder a la independencia es necesario, ante todo, que la mayoría del país se independice mentalmente. Porque cuando sea necesario arriesgarse, convendrá que nadie esté pendiente de agradar a nadie. ¿Cuántos independentistas hablan del ‘gobierno central cuando quieren decir el gobierno español? ¿Cuántos independentistas sitúan el País Vasco en el norte, como si no estuviera claramente en el oeste? ¿Cuántos independentistas se pasan el día pendientes de las miserias políticas de Madrid e ignoran la realidad política de toda la nación? Y eso que todavía ocurre con los independentistas a nivel individual, también pasa en muchos medios de comunicación, que no saben ni dónde empieza ni dónde acaba su país.

Seguramente harán falta más cosas que estas para convertirse en un país independiente. Pero estos elementos son indispensables para lograrlo. Ya podemos ir escribiendo hojas de ruta y aprobando declaraciones de soberanía. Si no situamos el tren en la vía que toca y añadimos mucho carbón al fuego, esto no arrancará nunca.

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