Francesc Homs: ‘Es de hipócritas decir que no nos pelearemos con ERC y la CUP antes del 27-S’

Entrevista al consejero de Presidencia

Dice que Podemos arrastra los republicanos hacia una agenda no plebiscitaria para el 27-S

La renovación del gobierno de Artur Mas forzada por la retirada de los consejeros de Unió ha dejado a Francesc Homs sin el cargo de portavoz, pero con el resto de competencias del consejero de Presidencia intactas. La mano derecha del presidente Mas en todos los asuntos relacionados con el proceso de independencia explica en esta entrevista por qué había que hacer la propuesta del pasado sábado a las entidades soberanistas. Y alerta del riesgo de que el 27-S pierda el sentido plebiscitario si ERC y la CUP se dejan arrastrar por Podemos. Además, Homs es muy contundente cuando afirma que sería hipócrita decir que no habrá peleas entre los partidos independentistas durante la campaña del 27-S, porque compiten por un mismo electorado. Desde su despacho del Palacio de la Generalitat, el consejero explica cómo fue la ruptura con Unió, que ya se podía intuir desde hacía muchos meses. Al final, envía un mensaje de seguridad y confianza sobre el futuro del proceso de independencia.

 

– Qué follón ha organizado implicando a las entidades soberanistas en la confección de una lista para el 27-S… ¿Ahora había que hacer esto?

– Creo sinceramente que sí. No creo que intentar dar respuesta a lo que mucha y mucha gente piensa y expresa -más en privado que en público- sea ningún lío. No puede ser lío preguntarse si hacemos tanto como sea a favor de la unidad y para conseguir que las elecciones del 27 de septiembre sean el plebiscito que queremos. Detectamos que hay algo que no acaba de funcionar bastante fino. Este intento, hecho desde la posición del presidente, creo que era una obligación.

 

– La semana pasada había buen ambiente porque parecía que la ruptura de CiU aclaraba el panorama. Pero se ha vuelto a abrir el debate de las listas y ha vuelto la lidia…

– El 27 de septiembre es histórico para Cataluña. Los que van contra la independencia negarán que haya ningún plebiscito hasta el día que sea y lo perdamos los independentistas. Entonces sí, será un plebiscito porque habrá ganado el no. Nos jugamos el todo por el todo. Y estamos a tiempo de organizar las cosas de una manera que dé el resultado que esperamos con más garantías. El presidente Mas ha dicho que si no se producía lo que él propone no tiraría la toalla. Por lo tanto, existe la garantía de saber qué hará el presidente y qué hará Convergencia. Pero que había que intentar atender lo que es un comentario muy extendido sobre si vamos suficientemente preparados para conseguir el sí a la independencia, no tengo ninguna duda. Era una obligación que teníamos y se tenía que poner sobre la mesa. Ahora veremos qué decisiones se toman. No tardará mucho en saberse. En un momento tan trascendente, teníamos la obligación de intentarlo todo.

 

– Una propuesta como ésta ¿no debería haberse acordado con las entidades antes de presentarla en público?

– Se habló con mucha gente. No había ninguna posición tomada por las entidades, sobre esta propuesta. Eso es evidente. Es obvio que se había hablado con gente de las entidades. Y coincidían con el diagnóstico de que faltaba algo para forzar el carácter plebiscitario y garantizar el éxito de la independencia el 27-S. No está en juego el éxito de CDC ni de Mas. Está en juego si este país opta por la independencia o no. Se habló con gente de las entidades a las que se ha hecho la propuesta. Supongo que todo el mundo entiende que el presidente no hace una propuesta de estas características si no tiene la sensación de que será bien recibida. Con las entidades como tales, que tienen sus mecanismos de toma de decisiones, no se había hecho por razones obvias. Alguien tenía que tomar la iniciativa.

 

– Insiste mucho en el carácter plebiscitario. Los contrarios no lo reconocen, ya lo sabemos. ¿Pero lo dice porque piensa que ERC y la CUP no ayudan a reforzar este sentido del 27-S?

– Por ahora, quien está más en la dinámica plebiscitaria es quien convoca estas elecciones, el señor Mas. Paradójicamente, en el lado del no, el PP y Ciutadans. El problema lo tenemos con el resto. No digo que no vayan a favor de la idea de plebiscito, porque ERC y la CUP van, pero hay quien abre otra agenda para las elecciones del 27-S. Me refiero a ICV, Podemos, el PSC, Proceso Constituyente… Observamos que van arrastrando a ERC. Me parece que es bastante evidente. Y vuelvo a decirlo: formalmente, Esquerra dice que considera que el 27-S es plebiscitario. Pero hacen una aproximación que, con su lectura de las cosas, contribuye a abrir otra agenda. Además, esta agenda se presenta en contradicción con la agenda independentista. Esto es un error.

 

– ¿En qué consiste el error que denuncia?

– Este era el discurso que hasta ahora hacían los de Madrid. Nos decían que la independencia no se ocupaba de las cosas que preocupaban a la gente. Y es todo lo contrario. Se había especulado durante estos últimos tres años sobre la tercera vía. Se hablaba de Duran… Y ahora resulta que la tercera vía viene por el lado de la extrema izquierda. Es algo sorprendente. Y cabe preguntarse: el 27-S se vota independencia ¿sí o no?, ¿o se votan otras cosas? Especialmente, cuando estas otras cosas se ponen en contraposición a la idea de la independencia. Lo hacen algunos y lo seguirán haciendo. No hay claridad, en este sentido. Echo de menos que la exigencia que ha habido con la gente de Unió Democrática no se tenga con Podemos o Guanyem Barcelona. Hay dos varas de medir según cuestiones ideológicas. Todo esto levanta muchas sospechas y me traslada a la situación de 2003. Lo único que cambia es que donde decía ‘nuevo estatuto’ ahora ponemos ‘independencia’. Y donde había PSC, ahora ponemos Podemos o Guanyem. Estamos en el mismo lugar. Todos tenemos experiencia. Y sabemos que luego vino lo que vino: Zapatero, ‘apoyaré’, todos esos discursos… Y nos quedamos sin un estatus que aún esperamos.

 

– Si las entidades soberanistas no compran la propuesta del presidente, ¿cuál será la fórmula de CDC? ¿Ya hay nombres relacionados?

– Efectivamente, se va trabajando. Pero creo que ahora, como persona responsable de este tipo de cosas, y como podría ser leído como una interferencia en el debate que hacen las entidades soberanistas, no me pronunciaré. Creo que el debate lo han de poder hacer con las cosas que hay sobre la mesa. El único apunte que hay que saber es que la propuesta del presidente a las entidades no es la antesala de una excusa para dejarlo correr. Es una propuesta de ponerse a disposición de las entidades en busca de la unidad y la potencia que nos falta. Especialmente si vemos qué indican las encuestas. Si somos honestos, debemos reconocer que no lo tenemos bien trabado.

 

– Se refiere a la última encuesta publicada. Dice que una ‘Cataluña en Común’ disputaría la victoria a Mas y que las tres fuerzas independentistas no llegan a la mayoría absoluta. ¿Se la cree? ¿Qué opina?

– Le encuesta de El Periódico dibuja tres hipótesis. Una ya sabemos que no se producirá, que es una candidatura de CDC con Unió. Las otras dos, se han de ver. Si este mundo que tiene esta agenda que no incluye la independencia intenta organizar, la pregunta es de manual: ¿por qué no intentamos organizarnos de una manera diferente los que sí queremos la independencia? Vemos que el esquema, hasta ahora, no nos acaba de dar toda la fuerza que creemos que hay en el país. No acabamos de sacar todo el rendimiento del sí-sí que hay en él.

 

– Deja de ser portavoz para poder dedicar más tiempo a la campaña…

– No exactamente. Una parte debe de ser la misma. No sé como se explica eso. Pero la función de portavoz la sitúo en cuatro años. Yo ya había pasado cuatro y medio. Valía la pena aprovechar la remodelación de gobierno para incorporar este cambio de funciones. Creo que ha sido un acierto y estoy convencido de que Neus Munté lo hará mejor que yo. Lo pienso sinceramente. En cada momento hay que saber estar donde corresponde. Hay que entender y transmitir que las agendas personales y las corporativas deben quedar subordinadas al interés colectivo.

 

– Decía que dirigiría la campaña electoral. Pero si las entidades soberanistas aceptan la propuesta de Mas, esta función no corresponderá a una persona de Convergencia, ¿verdad?

– Este es un terreno de especulación. Que yo me dedique a la campaña no se ha anunciado formalmente. Si las cosas se hacen como se deberían hacer -de manera diferente-, no se me pasa por la cabeza el exigir ser director de una campaña ni nada que se le parezca. Sencillamente, quisiera contribuir como uno más. Por eso no lo hemos anunciado. No se ha formalizado ni se ha tomado la decisión en los términos precisos.

 

– La ruptura de CiU estaba planificada hace un tiempo o debemos pensar que ha sucedido por generación espontánea?

– ¿Usted qué cree? [Ríe.] Era una pregunta retórica. Hay cosas en la vida que son producto de la coherencia. En el momento en que se pacta la pregunta del 9-N -el 12 de diciembre de 2013-, que se pone como posibilidad defender un Estado independiente y que CDC defiende el sí-sí, Unió dijo que no tenía ninguna respuesta clara. Nosotros ya lo habíamos aprobado en el congreso del año 2012. Y ellos se lo querían pensar y se tomaban un tiempo para decidirlo. En ese momento se lo dijimos: hay cosas que en política no son compatibles. ‘De acuerdo, de acuerdo, pero nosotros ya tomaremos la decisión más adelante’, nos dijeron. Admitimos que ellos gestionaran su tiempo. Pero desde hace muchos meses se sabía que si ellos no defendían el sí-sí no iríamos juntos a las elecciones y que CiU se acabaría.

 

– ¿Quizá se ha tardado demasiado?

– Hay cosas que son resultado de la voluntad de sumar esfuerzos y de mucha paciencia. Pero llega un momento en que las discrepancias de fondo se imponen. Y hay que ser consecuente. No es que se planificara en todos los detalles, pero sí sobre el fondo de la cuestión. Toda la descripción que ha hecho Unió es correcta, salvo en la cuestión del ultimátum. Cuando hace meses o años que has explicado las cosas como son, después no se puede decir que ha sido un ultimátum de dos días. Esto seguro que no.

 

– Presentarse conjuntamente en las municipales y romper al cabo de tres semanas ¿no tiene un punto de fraude político?

– Fraude sería si el tema de las elecciones municipales hubiera sido el plebiscito sobre la independencia. ¿O me he perdido algo? En las municipales se votó lo que se dijo que se votaba: unos proyectos municipales. Había candidaturas claramente comprometidas con la independencia y que firmaban los compromisos que proponían la ANC y la AMI. Pero el señor Junqueras mismo no ha participado en estos compromisos, ni ha puesto la estelada ni ha jurado el cargo de acuerdo con la fórmula que sugirió la AMI, no ha seguido las propuestas que hacía la ANC en el ámbito municipal… y nadie dice que el señor Junqueras no quiera la independencia. Pero lo ha hecho así cuando se ha presentado como candidato en Sant Vicenç dels Horts. Quien haga acusaciones de fraude las ha de generalizar o entender que eran unas elecciones municipales y se votaban proyectos municipales, como todo el mundo defendió en aquella campaña.

 

– Se pone en duda la ruptura de CiU mientras los dos partidos se separen en todas las instituciones.

– Convergència tiene pactos con Unió, como es normal. Tiene pactos con ERC, con ICV y con el PSC… No entiendo esta crítica. Hay personas que un día tendrán que explicar por qué siempre exigen a la gente de CDC y a Mas cosas que no exigen a nadie más. El día que tengan el coraje de explicarlo simplemente nos dirán que su prioridad no tiene nada que ver con la independencia, sino con otras cosas. ¡Cosas legítimas! Y que hay otra gente que las explica abiertamente porque tienen por prioridad echar a uno para ponerse ellos. Yo apelo a este punto de coraje para explicar por qué siempre se ponen bajo sospecha CDC y Mas. Ya se verá estos días. Quedo sorprendido de gente que queda sorprendida… ‘Así que vais de verdad’, nos dicen. ‘¿Qué pensaban que hacíamos hasta ahora?’ No puede ser que haya tanta ingenuidad. Yo creo que no es ingenuidad. Se trata de camuflar unas determinadas expectativas.

 

– ¿Qué harán con el 46% de los militantes de Unió partidarios del sí-sí? ¿Han pensado en ofrecerles alguna colaboración desde Convergencia?

– No se trata de qué haremos desde Convergencia. Se trata de saber qué haremos los que vamos a favor de la independencia. Obviamente, hay que sumar a todos de la misma manera. Y en igualdad de condiciones. Aquí todavía hay quien se empeña en analizar los movimientos de la política sobre la base de una realidad que ha quedado superada. Especialmente, de cara al 27 de septiembre. Si uno lee los movimientos que se hacen estos días con las gafas de mirar la política de siempre, es posible que no entienda nada. Si lo mira teniendo en cuenta el factor plebiscitario sobre la independencia, entonces se pueden entender muchas más cosas. Vale para entender los movimientos de los independentistas de Unió, vale para la gente de CDC y vale para la gente de otros lugares.

 

– ¿Están satisfechos del cumplimiento del pacto del 14 de enero?

– Yo intento tener una mirada tan positiva como sea posible al respecto. No sé si ahora es el momento de hacer balance. Porque me da la impresión de que si lo hacemos proyectaremos sobre todo más sombras que certezas. En aquel pacto estaba el compromiso de darse apoyo mutuo en caso de que una fuerza u otra hubiera quedado primera. Y me hubiera gustado que la dinámica municipal hubiera sido más clara en este sentido. No ha ido exactamente así. Como esto al final es objetivable, se puede demostrar que resulta más perjudicada por este incumplimiento CDC que ERC. Esquerra ha ido a buscar muchos más acuerdos diferentes de lo que se había establecido. Yo no quiero proyectar más sombras de las que hay. Tenemos que crear las condiciones para reforzar la unidad y no para señalar los defectos que todos tenemos.

 

– ¿Pero cree que ERC puede estar satisfecha del cumplimiento del acuerdo por parte de CDC?

– Yo diría que sí. Con la cuestión municipal, tan sólo hay que hacer repaso municipio por municipio de dónde había una lista ganadora de Convergencia y de Esquerra y que ahora no hay alcaldes de estos partidos. Esquerra ha sacado más provecho de los pactos alternativos. Insisto: no hay que hacer reproches. Hay un acuerdo parlamentario de legislatura que en términos generales se cumple.

 

– ¿Serán capaces de hacer una campaña sin agresiones y ataques constantes con ERC y la CUP?

– Yo no haré el hipócrita. Si se compite por el mismo electorado, hacer ver que no discutiremos es mentir. Cuando algunos hemos defendido enérgicamente que esto lo teníamos que encarar de una manera diferente porque en momentos excepcionales hay que hacer cosas excepcionales, no lo decíamos por decirlo. No hay que hacer el hipócrita diciendo que no nos pelearemos cuando competimos por el mismo electorado. Habrá discusiones. Legítimamente unos pensarán que sus razones son mejores que las de los demás. Esto es la consecuencia de haber llevado las cosas como se han querido llevar. Encima, la gran máxima aquella de ‘separados sumamos’ más se ha caído por tierra. No hay encuesta que aguante esto.

 

– ERC y CUP tienen claro que es mejor ir separados.

– Todavía estamos a tiempo de hacer una reflexión. No hablo de los partidos. Aquella gente que sólo se mueve por la independencia no nos perdonaría nunca el que no hubiéramos puesto sobre la mesa la propuesta que hemos hecho. La gente, cuando ha participado en las grandes movilizaciones que se han hecho, no se preguntaba si caminaba primero con la derecha o la izquierda, ni si era de una ideología o de otra. Simplemente lo han hecho a favor de la independencia. Ahora, en lugar de hacer una campaña de aquellas ilusionantes sobre la independencia, luchamos entre nosotros. Si esto no se ha querido hacer como era necesario, no seré yo quien haga ahora el hipócrita. Esta cosa de querer disimular todo el día siguiente aleja a la gente de la política.

 

– Si el 27-S se hacen también unas elecciones constituyentes, tiene sentido que las opciones ideológicas se presenten por separado. Quizás la confusión viene de aquí.

– Como a esta terminología se debe ver qué contenido le acabamos dando, hace falta que acentuemos que decidiremos sobre la independencia. El resto se tendrá que ir definiendo. Cuando quieres abarcar demasiado, acabas no consiguiendo nada. Esta idea de hablar de procesos constituyentes puede llevar a superponer cosas y que tengamos otra agenda sobre la mesa. Lo digo en términos de riesgo hipotético. No es ningún pronóstico. Si no lo digo ahora, me lo quedaría para mí y luego lo lamentaría. Si cambiamos la agenda, nos podemos encontrar dentro de un par de años que esto de la independencia forma parte de lo que podría haber sido y no ha sido, y peleándonos por las migajas de la autonomía. ¿Podemos defender la independencia y el proceso constituyente? Sí. Pero todo debe tener un orden, una secuencia. No se puede iniciar un proceso constituyente si no se ha apostado claramente por la independencia. Hay aproximaciones diferentes sobre cómo se debe hacer un proceso constituyente. Sobre qué es un Estado independiente, la cuestión es más clara, de blanco o negro. Todavía estamos a tiempo de dejar claro que el 27-S la independencia prevalece por encima de todo. Esta es la duda que suscitan determinadas propuestas que se hacen.

 

– Las encuestas vuelven a decir que la candidatura de Mas perderá muchos diputados de los 50 que tiene ahora. ¿Qué hace que CDC pierda sábanas en cada colada? ¿La percepción de corrupción? ¿Los recortes? ¿Un viraje social hacia la izquierda?

– Hay una alteración del mapa político que es muy profunda. Pero no en Cataluña, sino en todos los países del norte del Mediterráneo. Estamos en el contexto de una crisis devastadora. En Cataluña tenemos la suerte de que el soberanismo ha hecho movilizaciones en positivo. Porque sabemos que tenemos posibilidades de salir de ella, pero que estamos faltos de recursos. Con el instrumento de la independencia, sabemos que podremos salir mejor. No hay ningún gobierno, de izquierdas ni de derechas, que no se resienta. Pero nuestro problema no es qué le pasa a Convergencia. Diré algo que hará reír a algunos, seguro, pero nosotros nos creemos el momento histórico que vivimos. Y Convergencia es un instrumento al servicio de este momento histórico. Es un instrumento que puede acabar siendo prescindible si el momento histórico se resuelve positivamente. Es eso lo que tenemos en juego. No si gobierna este o el otro. Yo he pasado por la experiencia de estar en la oposición. Y en los tiempos que corren pasar por la oposición te acaba reforzando.

 

– Sobre la independencia, ¿la lograremos?

– Yo creo que sí. Tengo la sensación de estar a mediados de octubre del año 14. Un desconcierto general, discusiones de los partidos tremendas, escepticismo sobre si se pondrían las urnas el 9 de noviembre… Yo le decía a todo el que me lo preguntaba: ‘Se pondrán las urnas’. Veía una cara de escepticismo inmensa. Ahora ya lo puedo decir porque ya ha pasado. Entonces callaba porque quería animar. Había mucho escepticismo. Y a fe de Dios que se pusieron las urnas. Recuerdo que alguien -no diré nombres ni apellidos- llegó a decir en un momento de esos días previos al 9-N que poner las urnas no convenía porque no votaría más de medio millón de personas. Pusimos las urnas y lo más grande es que fueron a votar más de dos millones de personas. Y eso lo hizo la gente. Esto no se ha desvanecido. Y tiene mucha potencia. Es el movimiento que tiene más potencia. Ni vueltas a la izquierda, ni vueltas a la derecha, ni puñetas. Lo que tiene más potencia en Cataluña es lo que pasó el 9-N en Cataluña. Y del 9 de noviembre a la fecha, esto no ha desaparecido. Esa gente no se ha muerto, existen y el 27-S volverán a demostrar que están con mucha fuerza. Por lo tanto, creo que saldremos adelante.

VILAWEB