¿Se puede olvidar la dimensión política en la acción independentista?

 

 

El origen de la enfermedad

 

Podría haber titulado con razón este artículo «El apoliticismo, enfermedad infantil del independentismo» porque el desconocimiento de lo que es la acción política (que es abandonada u olvidada por masas importantes del independentismo de hoy en día) es una verdadera enfermedad.

 

Se trata de un mal que no es casual porque tiene sus raíces en un hecho sociocultural y tiene también unas explicaciones ideológicas. Desde un punto de vista general el movimiento independentista, por sus mismas características (se fundamenta en la acción común más espontánea de personas agrupadas por el hecho «de ser», es decir, por el hecho de haberse conformado de una manera determinada en un territorio a través de la historia) se mueve (y se conmueve) con componentes muy marcados por las emociones. Se trata, pues, de una condición que favorece la adhesión espontánea, de carácter pre-político y poco exigente en cuanto a la reflexión sobre la complejidad de los hechos políticos y sociales.

 

En este contexto las ideologías despolitizadoras (de raíz anarquizante) tan extendidas actualmente tampoco ayudan al fortalecimiento de una conciencia política. La desgracia de la situación es que este panorama ofrece un campo favorable a todo tipo de comportamientos poco racionales y/o oportunistas. Como poco racionales, podemos poner por ejemplo las llamadas de algunas militancias territoriales de un independentismo poco maduro minoritario a no asistir a la Vía Catalana del 11 de septiembre pasado… O la esperanza ciega en la Unión Europea o en los grandes líderes mundiales, de un sector del soberanismo muy desorientado políticamente etc. Como oportunismo, basta con observar el comportamiento sectario de diferentes colectivos que actúan en el seno de las organizaciones pensando más en la influencia de pequeña secta que en las líneas de acción necesarias para el movimiento etc. Todo ello es consecuencia de la falta de conciencia política.

 

Las necesidades del movimiento independentista exigen una reacción rápida para superar estas carencias, con el objetivo de que los ámbitos de decisión principales del movimiento incorporen al máximo métodos y análisis fundamentados en la reflexión política.

 

Nuestro pueblo viene de lejos, y bajo formas de acción que pueden parecer inocentes se esconde un gran potencial político que hay que despertar. Pero, para ello, hay que llegar a introducir en el máximo de ámbitos, el convencimiento de la fuerza de la reflexión, y también la exigencia constante de formas de debate serio sobre el presente y el futuro del independentismo.

 

 

Más allá de las elecciones y del partidismo

 

Una primera simplificación, que ya empieza a dar pereza recordar, es la confusión que se hace demasiado a menudo entre lo que es la política como tal y algunas expresiones de la política más difundidas por los medios de comunicación como son los resultados de las elecciones o las vidas y milagros de los partidos que participan en ellas. Sin menospreciar estos aspectos de la política que, como sabemos, contribuyen a configurar los marcos políticos y legales en un momento concreto, hay que tener muy claro que estos aspectos y episodios no son «la política».

 

Desde un punto de vista favorable al cambio social en profundidad, la política es el conjunto de actividades que inciden en la configuración y en el ejercicio del poder en un momento concreto. Se parte de la base de que el poder, para que pueda ser efectivo, no sólo hace falta que sea implantado, sino que sea ejercido. La práctica política contiene pues la consideración de los poderes institucionales y de las otras formas de poder (económico, social, administrativo, mediático, ideológico, militar, policial, judicial etc.) Y también su contraposición en diferentes formas de lucha, de resistencia y de organización.

 

Hacer política significa entender, más allá de las elecciones y los partidos, en primer lugar qué es la política y cómo tiene lugar la confrontación en una sociedad y un momento concretos. Y para ello hay que partir de análisis precisos en grado máximo sobre las diferentes fuerzas económicas, sociales e institucionales que intervienen en la confrontación. En este sentido, por ejemplo, un análisis serio del independentismo catalán actual muestra claramente que no se puede simplificar, asignándole una única adscripción. No se puede simplificar y afirmar por ejemplo (como hacen algunas personas y organizaciones poco documentadas) que el movimiento independentista actual «es burgués» por el hecho de que esté encabezado institucionalmente por un partido «de derecha» como CiU. En el análisis político las atribuciones preestablecidas no ayudan a entender las cosas y menos aún en momentos de cambio.

 

El independentismo catalán es un fenómeno mucho más complejo que es asumido principalmente por las clases populares catalanas y que es sometido a diferentes influencias, entre ellas la de sectores de la burguesía media (CiU) que se esfuerzan por controlar el proceso en beneficio propio, un esfuerzo que hasta ahora no ha dado los resultados esperados en cada fase. La media burguesía hubiera preferido quedarse en un pacto fiscal (antes del 11 de septiembre de 2012) pero la presión de las movilizaciones no se lo permitió.

 

La situación actual es que la media burguesía (haciéndose representante también de sectores de una base organizada de pequeña burguesía maltratada cada vez más por la situación económica) se está separando de los intereses de la burguesía propiamente dicha (vinculada al Estado español). Es evidente que si la media burguesía encontrara una salida que impidiera la ruptura independentista volvería a restablecer los lazos habituales con la gran burguesía. Pero esta eventualidad necesita una gestión política inteligente y atrevida que no parece que el poder español esté dispuesto a desarrollar.

 

Un análisis político es, pues, en buena parte un análisis de clase, los intereses de los diferentes sectores sociales en presencia, teniendo en cuenta la complejidad social e ideológica existente. Por ejemplo, el sistema político español (y el francés también) ha desarrollado de una manera extraordinaria lo que se puede decir una «casta política» que actúa también dentro de la confrontación como un agente más, con intereses que tienden a la defensa del inmovilismo político y social, de manera bastante independientemente de que las fuerzas políticas en cuestión se llamen de derecha o de izquierda.

 

 

Luchas sociales y dimensión política

 

Una de las formas más claras de inmadurez política es, por otra parte, reducir el movimiento popular e independentista al ámbito de las luchas sociales, no entendiendo que sin proyección política las luchas pueden ser fácilmente olvidadas o manipuladas.

 

Según nuestra concepción hay que situar la política como la «dimensión de síntesis y culminación» de las luchas sociales, porque las luchas sociales, más allá de las reivindicaciones más inmediatas, siempre vislumbran un marco político y social de conjunto más avanzado. Para simplificar, podemos decir que la política se puede resumir en estos tres aspectos: marco político, política de alianzas y dialéctica estrategia/táctica.

 

En primer lugar, la política es el conjunto de esfuerzos (movilizaciones sociales, lucha ideológica, incidencia institucional etc.) que llevan a modificar el marco político a diferentes niveles (a nivel local, nacional, internacional). Todo avance en la organización es un avance político. También el aumento de la incidencia de los instrumentos de propaganda y lucha ideológica incluyendo los medios institucionales. Toda modificación del marco legal (laboral, social, cultural, lingüístico, político) es también un avance político. Toda modificación favorable de la correlación de fuerzas es también un avance en el campo de la política entendida en este sentido global que he expuesto.

 

Uno de los medios para extender la influencia de la política del movimiento independentista es la política de alianzas que debe analizarse no sólo en relación con los partidos sino de una manera general con los diferentes ámbitos sociales e ideológicos. Hay que establecer la política de alianzas de acuerdo con consideraciones estratégicas y tácticas. Lo comentaremos más adelante. Lo que hay que tener claro de entrada es que establecer alianzas en función de los intereses momentáneos del propio grupo político o secta es caer en el oportunismo, un defecto que puede tener consecuencias catastróficas.

 

Supongamos que un sector del independentismo, por una mala concepción de la política de alianzas practica la colaboración estable con grupos de idelologia españolista sin tener en cuenta la importancia de la necesidad de trabajar en todo momento en una perspectiva estratégica. No tener presente en la práctica política la necesidad de trabajar por fortalecer el movimiento propio (es decir, una línea de trabajo que permita que el movimiento popular se oriente cada vez más a favor de la independencia nacional, el socialismo y el liberación de género) puede conllevar el hecho de favorecer la aparición de grupos oportunistas que aprovechen el espacio abierto por el independentismo de izquierda para hacer crecer sus perspectivas electorales.

 

Por otra parte, abandonar gratuitamente, es decir, sin una argumentación política seria, espacios electorales (como las pasadas elecciones europeas) es una práctica que conlleva consecuencias graves. En toda política favorable al cambio social, el oportunismo se paga bastante caro, porque cada abandono de un espacio concreto, resulta finalmente un retroceso ante la ideología dominante.

 

Por otra parte, pensar (como hacen sectores amplios del llamado soberanismo actual) que la independencia es un objetivo que debe defenderse sin contenidos sociales lleva a alejarse de las clases populares y es una muestra de poca capacidad política .

 

Una concepción global y seria de la política es, pues, necesaria y el independentismo no la puede olvidar.

LLIBERTAT.CAT

http://www.llibertat.cat/2014/07/es-pot-oblidar-la-dimensio-politica-en-l-accio-independentista-27061#.U8m16mJ5qss.twitter

19/07/2014

 

Carles Castellanos

 

Carles Castellanos i Llorenç, histórico militante independentista, miembro de la ANC, militante del MDT y profesor de la UAB

 

POR CARLES CASTELLANOS, MILITANTE DEL MDT Y DE LA ASAMBLEA NACIONAL CATALANA ( ANC ), PROFESOR EN LA UAB