Las guerras de los Margallo

El 28 de octubre de 1893, el general Margallo está a punto de recibir una bala en la cabeza. Gobernador de Melilla -y bisabuelo del actual ministro Margallo- había decidido unos meses antes amurallar la ciudad de Melilla sobre la tumba de un santo marroquí. Casi de forma inmediata, 6000 bereberes de las tribus de alrededor se movilizan para enfrentarse a ello. Margallo organiza la defensa, con tan mala fortuna que desde la artillería española se destruye una mezquita. La guerra santa se extiende por todo el territorio. Los bereberes conquistan dos fuertes, pero Margallo confunde una huida con lo que era una maniobra envolvente. Su carga supone prácticamente la aniquilación de sus hombres.

 

La bala está a punto de penetrar en el cráneo del general. Será la única baja entre todos los jefes. Pero, ¿quién dispara ese tiro? Según la versión oficial, se desconoce el autor. Según Ciges Aparicio, gobernador civil de Ávila fusilado por los nacionales en 1936, en su libro ‘España bajo la monarquía de los Borbones’ escribe: “A Margallo se le dio por muerto en acción de guerra. En realidad fue abatido de un tiro por un joven teniente, Miguel Primo de Rivera, el mismo que más tarde sería dictador, indignado por el hecho de que los fusiles con los que los moros estaban matando españoles hubiesen sido vendidos ocultamente por el general”. Gerald Brenan afirma que Cinges fue fusilado el 36 por divulgar esta historia, ya que la mayoría de los jefes militares estaban inmersos en el fraude y el contrabando.

 

El 22 de julio de 1921, cerca de 18.000 soldados rifeños atacan la posición de los españoles, en retirada hacia Melilla. Los jinetes del Regimiento Alcántara, unos 700, deciden enfrentarse. Sólo 7 vuelven heridos. El resto, mueren, y unos cuantos son hechos prisioneros. El capitán Juan García-Margallo y Cuadrado, tío abuelo del ministro, es uno de los que no vuelven. El resultado total para el ejército español es devastador: casi 11.000 muertos. Los hechos pasan a la historia como el Desastre de Annual. La incompetencia del alto mando, la corrupción absoluta de su intendencia, la improvisación y toda una serie de catastróficas decisiones llevaron a una de las más vergonzantes derrotas militares españolas. Se hizo un informe, el famoso expediente Picasso, que daría para un libro con toda su historia (no pudo ser discutido porque Primo de Rivera dio el golpe de Estado, en la República se juzgó al mismo exrey, que fue condenado; Franco lo tapó todo, etc.)

 

Unos minutos antes de caer, el capitán García Margallo pudo escuchar del teniente coronel Primo de Rivera -hermano del dictador-, justo antes de dirigirse hacia la muerte: «¡Soldados¡ Ha llegado la hora del sacrificio. Que cada cual cumpla con su deber. Si no lo hacéis, vuestras madres, vuestras novias, todas las mujeres españolas dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos».

 

Más de 90 años después, con la presencia del actual ministro García-Margallo, el Rey Don Juan Carlos (descendiente del rey Alfonso XIII juzgado y condenado como uno de los culpables del desastre de Annual) imponía la máxima condecoración militar española, la corbata de la Cruz Laureada de San Fernando, como Laureada Colectiva, al Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería.

 

El 17 de mayo de 2014. El ministro García-Margallo, que durante algunos años fue diputado por Melilla sin haberla pisado y que hasta ha llegado a ser declarado como hijo adoptivo, está inmerso en una nueva guerra, la de Cataluña. O eso al menos es lo que debemos deducir de sus declaraciones, en las que afirma que el proceso soberanista puede acabar como 1714. «No es la primera vez que pasa y que en la historia de Cataluña hemos tenido derivas y aventuras secesionistas y cada una se ha saldado con una enorme pérdida para España y Cataluña», dijo.

 

Que una persona con el curriculum familiar del Sr. Margallo relacione el proceso soberanista con la guerra de sucesión no es para que nos lo tomemos a la ligera. Si alguien entiende de guerras son los Margallo, esto queda claro.

 

Ahora bien, exactamente, sin embargo, ¿a qué parte de las enormes pérdidas para Cataluña se refería, el Ministro? ¿a la desaparición de las instituciones de autogobierno propias? ¿a la anulación de las libertades, constituciones y privilegios? ¿al asesinato y represión de los más destacados luchadores? ¿al exilio de 20.000 catalanes? ¿a la clausura de todas las universidades catalanas y la conversión de todos sus edificios en cuarteles militares? ¿a la destrucción del 20% de Barcelona para construir una fortaleza militar? ¿a la conversión de una catedral en cuartel? ¿a la quema de decenas y decenas de ciudades? ¿a la prohibición de la lengua? ¿al toque de queda?

 

Sugiero que el Sr. García-Margallo nos lo explique un poco mejor. ¿En la Seu Vella (Catedral Vieja) de Lleida? ¿en Manresa (arrasada)? ¿en Terrassa (quemada)? ¿en el Born? Tenemos una gama amplia de posibilidades. Y aunque no sean Melilla, estoy convencido de que gracias al derecho de conquista se sentirá como en casa.

 

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