Herejías y pérdida de poder


Cuando oímos hablar de herejía nuestra mente asocia rápidamente este término a la religión, a algún tipo de pecado, a los procesos brujeriles; lo sitúa por lo general en los oscuros siglos medievales y acaba desembocando en un fin aproximado y bastante real, el que solían sufrir sus creadores y defensores: castigo y posterior quema en la hoguera. Pero hablar de herejía y hacerlo tan solo en términos religiosos o macabros es olvidar otras circunstancias relacionadas a aquella, desconocidas, pero ciertas y que nos proporcionarían otra visión diferente a la habitual sobre los orígenes y causas de algunos movimientos heréticos que se han sucedido a lo largo de nuestra historia.

Bien sabemos que una herejía es una opinión o ideología religiosa que va en contra de los cánones religiosos existentes y mayoritariamente aceptados. Qué decir tiene que hoy en día esto no sería motivo de sanción judicial, pero en determinados momentos de la historia, ese atrevimiento podía costar la vida de aquellos que defendían y reclamaban unas ideas religiosas diferentes a las promulgadas por la iglesia. ¿Por qué surgía una herejía y por qué eran tan temidas y perseguidas, hasta el punto de ver nacer en 1478 la llamada Inquisición que tantas vidas se cobró? Este tipo de movimientos se rodeaban, en algunos casos, de otras razones no religiosas, sino históricas, políticas y sociales, como fue el caso de lo sucedido en Durango a mediados del siglo XV, momento en el que surgieron, se expandieron y acabaron por desaparecer los Herejes de Durango.

A pesar de la falta de datos fidedignos y de que muchos de los documentos existentes que trataban el tema fueran destruidos, se sabe que el movimiento de los Herejes de Durango tuvo lugar entre los años 1442 y 1444. Para entonces la sociedad medieval vasca malvivía bajo las consecuencias de las luchas entre bandos (oñacinos y gamboínos) que imposibilitaban el desarrollo económico de las villas y localidades que sufrían la ira de aquellos que no dudaban en quemar, destruir y matar «por el más valer». La situación de la mayoría de habitantes era de inseguridad constante, a la vez de dependencia hacia los Parientes Mayores cuya función inicial fue la de proteger a los estamentos más bajos de la escala social medieval (campesinos, artesanos, etc) y que dependían de ellos precisamente por esa razón. El ansia de poder que caracterizó a los Parientes Mayores no fue algo exclusivo de estos, sino que alcanzó a la iglesia que llegó a temer la pérdida de tal privilegio a nivel social, religioso y político con la aparición de nuevas ideas y planteamientos que cuestionaban su forma de vida, de predicar y de, en definitiva, controlar a la sociedad medieval. Por lo tanto, cualquier nueva ideología que presentara una visión diferente a la promulgada por la iglesia de lo que consistían las Sagradas Escrituras, la salvación o la vida eterna, era perseguida y ajusticiados sus defensores. En algunos casos, estas nuevas ideas o herejías no solo pretendían ofrecer una interpretación religiosa diferente, alternativa o que abriera las puertas al debate, sino que directamente criticaban los abusos de la iglesia y los favores que esta recibía de las clases sociales pudientes, favores estos por los que nobles y señores creían asegurarse, previo pago, la entrada al cielo.

Así, los movimientos heréticos eran un peligro religioso, pero también político debido a la innegable unión entre monarquía e iglesia en época medieval. De hecho, la Inquisición fue un instrumento al servicio de la monarquía y sus funciones se ceñían tanto a lo político, ideológico como social.

Los Herejes de Durango, con Fray Alonso de Mella al frente, fue uno de esos movimientos heréticos que, aún no existiendo la Inquisición que posteriormente vio su tribunal trasladado hasta Durango, fue duramente perseguido por la Corona de Castilla, instituciones eclesiásticas y autoridades locales.

Con respecto a las ideas difundidas por Alonso de Mella, la documentación es más bien escasa, destacando quizás la misiva enviada por el propio Fray Alonso de Mella al rey Juan II desde Granada en la que le explica las razones de su huida de Durango y los fundamentos de su ideología. Como otras tantas herejías, dicha base ideológica presenta a día de hoy claroscuros por estar sujeta a las opiniones y condenas de sus detractores. Lo que si es cierto es que Fray Alonso de Mella tuvo numerosos seguidores (muchos de ellos mujeres) para una población medieval como la de Durango en pleno siglo XV. De los 500 seguidores que debieron formar el movimiento, unos 100 fueron ajusticiados y quemados en la hoguera, entre ellos Fray Alonso de Mella. Otros tantos renegaron de su nueva fe o simplemente huyeron.

Algunos investigadores han encontrado similitudes entre los planteamientos de los Herejes de Durango y herejías de años precedentes, como los Hermanos del Libre Espíritu (1250-1525) o las doctrinas de John Wycliffe, de marcado carácter nacionalista y Juan Hus cuyo discurso se movió entre la crítica religiosa y las reivindicaciones de tipo político.

Acusados de promiscuos, adúlteros y de practicar el concubinato, defendían unas ideas propias (la llegada de la Edad del Espíritu Santo o de la Perfecta Libertad) en las que se anunciaba un periodo de gracia y perfección para el hombre, una era en la que todas las cosas serían comunes, desde los bienes particulares hasta las mujeres y en la que la iglesia y el Papado nada tendrían que hacer. Abren las puertas al debate, a una reinterpretación de las Sagradas Escrituras rompiendo la creencia de que lo expuesto por las instituciones eclesiásticas es inamovible e irrebatible. Si bien no tenían un carácter político de tendencia nacionalista tan marcado como en los casos de Wycliffe y Hus, era de esperar que su crítica hacia la iglesia fuera duramente perseguida y sus defensores ajusticiados. Con las herejías las bases de la iglesia veían en peligro su hegemonía dentro de lo religioso y político, así que las nuevas ideas que provenían de los herejes se convertían inmediatamente en objeto de persecución. No es de extrañar la creación, bajo el auspicio de los Reyes Católicos y la propia iglesia, en 1478 del Santo Oficio cuya «intachable» labor ha llegado hasta nuestros días claramente documentada para tratarse de un organismo que trabajó en tiempos remotos y que nos ha permitido crear una imagen probablemente bastante fidedigna de lo que debió ser y en qué consistió la Inquisición.

Control y poder, dos términos que en la actualidad son bien conocidos, como conocidas son sus consecuencias. El ansia de poder empuja a quien lo posee a establecer un control férreo sobre aquello y aquellos a los que domina, o al menos cree dominar. La intolerancia, pues, se encuentra en el hombre mismo que ve amenazado su poder y cierra su mente de manera drástica al entendimiento, al avance social, político e intelectual. Y lo viene haciendo desde tiempos inmemorables, tal vez desde que el hombre es hombre y como tal es capaz de anhelar, ambicionar y dominar lo que le rodea.

Hoy en día sería impensable mandar a la hoguera a aquellos que osaran criticar a sectores tan fuertes en la sociedad del siglo XXI como lo son la monarquía, los políticos o las instituciones religiosas, empezando porque su poder es mucho más duradero y estable que en épocas anteriores, es decir, es muchísimo más difícil hacer mella en él. Sin embargo, el mecanismo de control sobre lo que destaca entre la aparente homogeneidad social, ya sea para bien o para mal, continua dándose de forma inconsciente dentro de nuestra sociedad. Aún así, las nuevas ideas no son castigadas más que en países faltos de democracia y respeto hacia los DDHH; en el resto son bienvenidas o simplemente atendidas y dejadas correr: no son una amenaza real. Es esta la sociedad del estrés, la satisfacción inmediata de las necesidades materiales y el consumo innecesario, un lugar idóneo para que nada sea suficientemente peligroso porque tras ello llegaran nuevas tendencias e ideologías que harán olvidar las anteriores. ¿No es este, al fin y al cabo, otro tipo de control que nos viene sutilmente impuesto desde los que ostentan el poder?

23.12.2008

Publicado por Nabarralde-k argitaratua