Proclaman a Isabel II, la reina que quería hundir la economía catalana

Tal día como hoy del año 1843, hace 174 años, las Cortes españolas votaban avanzar un año la mayoría de edad de la reina Isabel II, que entonces tenía trece años, para liquidar la regencia de Baldomero Espartero, abandonado por sus seguidores y aliados políticos. Isabel II era hija de Fernando VII, el rey que había entregado la corona española a los Bonaparte a cambio de una copiosa pensión y que, al retornar de Francia, había restaurado la Inquisición y había liquidado —con una brutal persecución— a los liberales partidarios de la Constitución de 1812. A la muerte de Fernando VII, su hija y heredera Isabel II se convertiría, paradójicamente, en el icono de los liberales en la primera Guerra Carlista (1833-1840).

Isabel II, aunque tuvo que ceder mucho poder a las Cortes, pasaría a la historia como la reina más intervencionista en las políticas de estado españolas del siglo XIX. Una vez instalada en el poder, una de las primeras medidas que adoptaría sería recuperar las políticas librecambistas que habían provocado la caída de Espartero. Con la desaparición de los aranceles, el textil inglés invadió los mercados peninsulares y la industria pañera catalana cayó, definitivamente, en una crisis que se había iniciado durante la regencia de Espartero. La explicación hay que buscarla en la financiación del ejército liberal en lucha contra los carlistas (1833-1840) que procedía de bancos privados ingleses.

La contrapartida serían las políticas librecambistas que, en Catalunya, provocarían una serie de revueltas que situarían en el mismo bando a la burguesía industrial y el proletariado incipiente. La reacción catalana sería la diversificación de la producción hacia el sector metalúrgico relacionado con el ferrocarril y la navegación. Antes y después del gobierno de Isabel II, se produjo una trágica reconversión que causaría una oleada de miseria hasta que el nuevo sector metalúrgico tuvo capacidad para absorber la mano de obra perdida por el textil. La creación de Nuevo Vulcano (1836), La Barcelonesa (1841) y La Maquinista (1855) consolidaría definitivamente la Revolución Industrial catalana.

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La carga (1899) Ramon Casas

El año 1851 el reusense Joan Prim, general del ejército y diputado del Partido Progresista por la circunscripción de Vic, pronunció un discurso en las Cortes españolas dirigido a la reina Isabel y a los partidarios de sus políticas que, en un momento de la intervención, proclamó: “Ciertamente hubiérais encontrado el medio de gobernar en Cataluña y haceros con el cariño y las simpatías de los catalanes, y no os creeríais en la triste necesidad de perseguirlos y de matarlos. Y si no, volvamos la vista atrás, y en los hechos tiránicos y salvajes de épocas no muy remotas encontraremos la justificación de nuestras quejas”.

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