Marchad y llevaos las armas con las que sangráis a mi pueblo

Os llamáis Guardia Civil y Policía Nacional española, y salisteis de vuestra tierra espoleados por los gritos de los que os animaban a abrir cuantas más cabezas de catalanes, mejor; habéis venido a Cataluña provistos con sus armas y su soberbia; habéis permanecido acuartelados en barcos dentro de los que os han aleccionado para que nos hagáis saber a porrazos que los dueños de nuestra vida no somos nosotros sino vosotros; habéis destruido puertas, cristales y paredes de nuestras instituciones a golpes de maza; habéis destrozado ayuntamientos por el mismo camino; habéis invadido colegios electorales como una manada de lobos en un redil de ovejas; habéis robado urnas, actas y votos; habéis agredido de manera sangrienta a las personas que querían votar; habéis metido coces a gente pacífica de todas las edades; habéis quitado de delante a menores, jóvenes y viejos que alzaban los brazos con las manos abiertas en señal de paz, y les habéis hecho saltar por los aires como si fueran fardos al considerar que entre un catalán y un fardo no hay ninguna diferencia; habéis arrastrado a las mujeres por tierra estirándoles los pelos y llamándoles «puta» y «zorra»; habéis experimentado un disfrute morboso ejerciendo la violencia contra nosotros para hacernos entender «quién manda aquí»; habéis lanzado insultos contra la gente y les habéis exhibido el dedo mediano con el puño cerrado; habéis hecho burla de quienes os pedían que mostrarais la orden judicial bajo la que os amparábais; habéis medio desnudado, vejado y manoseado a chicas jóvenes con la intención de humillarlas públicamente y compensar la rabia que os provoca vuestra impotencia; habéis intentado haceros pasar por superhombres y sólo sois unos cobardes. Sólo eso: un grupo de cobardes.

¿Tan ignorantes y primitivos, sois, que aún no estáis seguros de que no hay ninguna grandeza en el Estado que necesita zurrar salvajemente a ciudadanos cívicos e indefensos para imponerles su poder? ¿Son estos vuestros valores: vaciar ojos jóvenes y provocar infartos en corazones viejos? Realmente sois el vivo retrato de la impotencia, Chicos. Pura fachada armada. Detrás no hay nada. Sólo vacío, maldad, catalanofobia e ideología supremacista. Y es que nada degrada tanto al ser humano como la violencia. La violencia degrada al violento y degrada la humanidad entera. Es la vieja historia de siempre, la historia del individuo o del Estado que fundamenta su existencia en la dominación de un tercero. No es extraño que cuando el dominado, ya sea individuo o pueblo, se libera, el dominador quede en estado de shock e incapaz de asumir la modesta medida de sí mismo. Vosotros, pues, guardias civiles y policías españoles que habéis venido a agredir a mi pueblo, sólo sois el brazo ejecutor de un poder aún más cobarde que espera conseguir con la sangre que derrama lo que ellos, escondidos en sus despachos, no pueden conseguir con votos ni con leyes antidemocráticas y contrarias a los Derechos Humanos.

Es obvio que entre vosotros y nosotros hay un abismo cultural que se fundamenta en dos formas diametralmente opuestas de entender la vida. La nuestra es la del respeto absoluto por la libertad de los pueblos y el derecho de decidir libremente su destino; la vuestra es la de la imposición, la amenaza y la fuerza. Una imposición, una amenaza y una fuerza que ejerce con el apoyo parlamentario de aquellos partidos como el PSC-PSOE, que, llamándose hipócritamente ‘de izquierdas’, han dado y dan cobertura legal a vuestra violencia contra Cataluña y a la ocupación militarizada de nuestras calles diciéndonos por la boca burlona de Miquel Iceta: «¿Qué os creíais? ¿Que los poderes del Estado os lo dejarían hacer?» No se puede ser más cínico y más pérfido, teniendo en cuenta que los poderes del Estado están precisamente en las manos del Partido Socialista y del PP.

El Partido Socialista intenta amordazar a Cataluña, porque, como el PP y Ciudadanos, nos quiere cautivos para siempre y con las manos atadas a la espalda sin poder votar lo que tenemos el derecho inalienable de votar. Es también el Partido Socialista quien ha hecho todo lo posible para torpedear las famosas «garantías» del Referéndum a fin de pasearse ahora con su estúpida, reaccionaria y ridícula cantinela, y es igualmente el Partido Socialista quien se cargó las garantías en el País Vasco ilegalizando las listas de la izquierda abertzale para poder imponer a Patxi López como lehendakari, en confabulación con el PP. ¡Y, sin embargo, todavía tiene valor de hablarnos de garantías y de democracia! ¿Cómo se puede ser tan hipócrita?

Pero volviendo a vosotros, tropas armadas españolas enviadas a agredir a los catalanes, lo ignoráis todo sobre mi pueblo. Sólo sabéis que nosotros somos «ellos». Y eso es lo que habéis venido a hacer: «A por ellos». La gente que apaleábais veía la catalanofobia reflejada en vuestros ojosy el disfrute que experimentábais golpeando a diestro y siniestro todo sintiéndoos impunes. Pues bien, no sois bienvenidos. Vuestra presencia armada no es grata en Cataluña. Los catalanes somos un pueblo pacífico y no nos gusta tener a gente como vosotros en barcos, hoteles o cuarteles preparados para golpear y herir a nuestros ancianos, a nuestros hijos y a nosotros mismos. Coged todo vuestro arsenal y volved al lugar del que no deberíais haber salido. Aquí no os servirá de nada para hacer realidad vuestros propósitos. La decisión de Cataluña es firme, ya lo visteis el 1 de octubre pasado. Ni haciéndonos sangrar con palos en la cabeza pudisteis impedir que votáramos. Dijisteis que no votaríamos, y votamos; dijisteis que no tendríamos urnas, y las tuvimos; dijisteis que no habría papeletas, y las hubo, lo que aún os enfureció más. Y por si fuera poco,las urnas dejaron muy clara vuestra terrible derrota.

Marchad, por favor. Si venís como turistas, siempre seréis bien recibidos en la República catalana; pero si lo hacéis como bestias salvajes, aquí no pondréis los pies. Volved a casa y procurad reducir la dosis de películas de Sylvester Stallone, Charles Bronson, Chuck Norris y Jean-Claude Van Damme que véis cada semana sustituyéndolas por obras de Ophüls, Renoir, Truffaut, Visconti, Fellini, Rossellini, Zavattini… Notaréis unos efectos que, además de inmediatos y muy enriquecedores, transformarán el energúmeno que lleváis dentro en una persona civilizada. En el ínterin, sin embargo, mientras no hagáis este proceso evolutivo, marchaos. Marchaos, porque aquí no os queremos. Repito: no os queremos. Zarpad a bordo de vuestro Piuet y marchad lo más lejos posible. Marchad inmediatamente sin pausa y, sobre todo, llevad para siempre las armas con que habéis sangrado a mi pueblo.

EL MÓN