Dieciséis apuntes sobre la Conquista

Irujo Etxea reúne en una obra diferentes aspectos de los hechos acontecidos entre 1512 y 1530

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Imagen del público que asistió a la presentación de la obra en Estella-Lizarra.

 

Irujo Etxea aporta con su última publicación 16 artículos de otros tantos autores sobre diferentes aspectos relevantes de la Conquista Navarra. Un libro que analiza también el estado de guerra que se vivió desde 1512 hasta 1530. Así, el coordinador de la obra, Koldo Viñuales, explica que este trabajo pretende ser una crónica de la Conquista.

«El objetivo era hacer una publicación que además de contar el hecho histórico lo abordase también desde diferentes puntos de vista para que el lector tenga elementos de juicio para decidir desde el ayer qué debe hacer hoy o cuál es la situación de Navarra», indica Viñuales. Por este motivo, la temática es diversa a lo largo de esta obra de la que se han editado 3.000 ejemplares y que se puede conseguir por 5 euros.

La introducción, Guerra y Memoria, corre a cargo de Ángel Rekalde y en ella analiza cómo aquellos acontecimientos desembocaron en consecuencias «que sufrimos hoy en día», según explicó Viñuales en la presentación en Estella. Tras esta introducción, la obra desgrana uno por uno los hechos más relevantes a partir de 1512. Así, por ejemplo, Joseba Asirón analiza el enfrentamiento entre Beamonteses y Agramonteses. La figura de Pedro II Mariscal de Navarra se estudia de la mano de Luis María Martínez Gárate. «Estella tiene su huella porque el Palacio de los Reyes de Navarra era de su propiedad, tiene aquí su mausoleo o cripta, fue quizá el único noble de Navarra que no juró fidelidad a Carlos I», señala Viñuales.

Bajo el título de La conquista de la Alta Nabarra, Peio Esarte desarrolla, según Viñuales, una crónica «de lo que realmente pasó». «Navarra fue conquistada en 1512 en prácticamente dos meses y el castillo de Lizarra fue el último que resistió hasta el 30 de octubre, que se rindió. Hubo tres intentos de recuperación del reino y en cada uno, hubo un gran periodo de masacres, sometimiento, muchas presiones, cárceles y destierros. Se sufrió mucho y se derruyeron todos los castillos», indica.

El saqueo de Estella-Lizarra lo analiza Toño Ros y es que, como explicó Viñuales, la ciudad del Ega fue un enclave difícil para los conquistadores. «Estella fue modélica, ya que era como la guardiana del sur de Navarra y una de las últimas que se perdió». Sobre el papel de la ciudad del Ega también reflexiona Peio J. Monteano en su trabajo Estella-Lizarra y la batalla de Noáin. «Tuvo mucho que ver en los últimos días de la Conquista», afirma.

Del artículo de Floren Aoiz, Amaiur, oroltzapenaren gaztelua, se desprende, según Viñuales, que lo que representa Amaiur son tres palabras. «Recuerdo, homenaje y referencia». Íñigo Saldise, por su parte, reflexiona sobre el Estado Soberano de Nabarra y Viñuales señala que «mientras que la Navarra del sur pasó a ser un reino no culto, la del norte tuvo gran grandeza cultural».

La defensa de Navarra y la destrucción de sus fortalezas la estudia Iñaki Sagredo y, para el coordinador, es necesario comprender la propia historia de Navarra desde que surgió el reino. En la obra aparecen imágenes de lo que queda de las fortalezas.

El papel de los roncaleses en la Conquista merece también su propio apartado, puesto que según su autor, Pablo Orduna, «mayoritariamente apoyaron a los reyes legítimos de Navarra». Otro apartado redactado por el coordinador de la obra hace una importante reflexión sobre la familia del patrón, San Francisco Javier. «Su familia era básicamente agramontés y luchó a favor de los Reyes de Navarra, su padre era condestable del reino y sus hermanos estuvieron también en Amaiur. Considero que este es un santo muy adecuado a Navarra porque su familia lucho por esta tierra».

moderno Además, Mikel Sorauren analiza el Estado Navarro: surgimiento y configuración y en su artículo se puede ver «cómo Navarra era un Estado más moderno que el de Castilla», según Viñuales. Álvaro Adot defiende en su artículo la política llevada a cabo por los reyes Juan de Albret y Catalina de Foix. «Él defiende la tesis de que al contrario de lo que nos han dicho, sí que se despreocuparon de Navarra», indica.

El artículo de Ion Oria, titulado Féminisme et la tolerance religieuse, asegura que no era un Estado tan machista y que era tolerante. Por último, Tomás Urzainqui sostiene tesis importantes como la que da título a su artículo Navarra es la nación y Euskal Herria la comunidad y reflexiona sobre que «los vascos constituyen una contradicción discordante. Son la nación más antigua de Europa y no han formado nunca un Estado».

El epílogo corre a cargo de Iñaki Perurena y de Koldo Viñuales y en él reflexionan sobre «la historia que nos ocultan», que cierra el trabajo.

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